Hoy hablaremos un poco, intentando no cansar al lector o lectora con diatribas bizantinas, de la fuente de la historia de Jerez (en vez de hablar sobre una historia concreta de nuestra ciudad) que es el Archivo Municipal. Pues dentro de dos o tres semanas celebraremos el Día Internacional de los Archivos (9 de junio). Vamos.
No sabemos si la ciudad fue ocupada militarmente por las tropas de Alfonso X en 1264, como dice la tradición, o en 1267, como propone Miguel Angel Borrego después de una minuciosa comparativa de textos y fuentes documentales. Lo que sí sabemos es que desde aquellas fechas, hace 757 años o hace 754, Xerez comenzó su andadura apoyándose, como no podía ser de otra manera, en documentos (o sea, en archivos) que, como aquel en el que el rey plasma la concesión del fuero de Sevilla, vendrían a ser su santo y seña a lo largo de los tiempos. Así que desde el minuto uno de la época cristiana de Xerez, que no es propiamente el minuto uno de Xerez porque ya Xerez existía al menos desde el siglo X, encontramos a esta ciudad atravesando el túnel de la historia con su lucecita de pergaminos custodiados en su “arca de previllejos”. Sí, por qué no, agarrémonos aquí una frasecita tópica y rematemos el párrafo diciendo que el Archivo Municipal es la llave que abre nuestro túnel del tiempo como ciudad, como grupo humano que recorre la historia. Más que un viejo arcón de tesoros polvorientos, una llave que abre ese luminoso túnel de un pasado que, ojo, sigue siendo todavía.
Este año 2021 lo dedica el Consejo Internacional de los Archivos a celebrar una Semana Internacional de los Archivos, siempre la segunda semana del mes de junio, centrada en el lema “empoderar los archivos”, es decir, darles el mayor realce y valor como herramientas para la Cultura, la Historia, la Transparencia, la convivencia democrática. Y está bien que el Consejo Internacional de los Archivos y toda la red europea de archivos busquen este objetivo de “empoderamiento” de estos centros que, en general, a veces, son olvidados por sus mismos titulares.
En estos últimos 35 años el Archivo Municipal de Jerez ha servido, en buena medida, para que decenas y decenas de monografías históricas y trabajos de investigación salgan a la luz. Ha servido sobre todo para que los jerezanos y las jerezanas conozcamos más y mejor nuestra Cultura y nuestra Historia. No es poco. Y pronto, con el volcado a la red de más documentación histórica de sus fondos, esperamos obtener una intensificación de esos estudios, ya que a partir de ahora dicha informacion estará accesible en cualquier parte del mundo para cualquier historiador, investigador, ensayista, divulgador… Nuestro respositorio de historias, recuerdos, documentos, testimonios y manuscritos, podrán ser (ya lo son en buena medida) consultados simplemente con un par de clicks. Una facilidad de acceso a los documentos que, estoy seguro, acabará dando sus frutos (más de los que hasta ahora se han cosechado).
También el Archivo Municipal cumple otras funciones: como facilitar a los usuarios internos (funcionarios de distintas administraciones) y externos (usuarios que demandan informaciones muy diversas, continuamente, a través de email) antecedentes y copias de documentos, libros y expedientes aquí depositados. Nuestro “poder” no está tanto en los ricos fondos que conservamos, cuanto en la voluntad municipal, siempre viva, de matener activo y dinámico el archivo al servicio público de manera incesante. De ahí (me refiero a las dos funciones: cultural y administrativa) que nuestra ley de archivos y documentos de Andalucía diga en relación con ese “empoderanmiento”: “Los archivos públicos son concebidos, ante todo, como instituciones al servicio de la ciudadanía y garantes de sus derechos en desarrollo de los valores democráticos y de transparencia en la gestión pública. La Ley pretende, pues, plasmar la profunda transformación que la imagen social del archivo ha experimentado a lo largo de los últimos años, pasando de ser visto únicamente como la institución cultural que custodia los documentos históricos a adquirir un papel como elemento clave en la gestión de la información en el ámbito del sector público, que garantiza su transparencia y eficacia, pieza fundamental en la configuración de la memoria histórica de la sociedad”.
La “memoria histórica de la sociedad”, dice la ley. Un concepto algo vilipendiado por algunos sectores políticos que ven en ella un error, un motivo de confrontación. Aunque la ley lo que hace precisamente es lo contrario, es decir, concebir los archivos para todos, para todas, y exactamente para la democracia. O sea, “memoria histórica” para fortalecer no esta o aquella opción política, sino para fortalecer los lazos democráticos de convivencia, de garantía de los derechos y de posibilidad de avanzar todos en justicia y equidad.
El Archivo Municipal de Jerez, entonces, ahora que se acerca el Día de los Archivos, o la Semana Internacional de los Archivos, habría de seguir estando atento a lo mismo, es decir, al cumplimiento de la ley vigente, o sea también, a “empoderar” su destino de servicio público y de fuente imprescindible para conocer nuestra Historia y potenciar nuestra Cultura.
Estamos de suerte al saber y comprobar que en el Ayuntamiento de Jerez ha habido siempre, exceptuando algunos oscuros cortos períodos de descontrol y desnortamiento, conciencia archivística. Y si esto no fuera así, desde luego que no tendríamos el Archivo Municipal que ahora tenemos, más que rico y muy apreciado por profanos y especialistas. Por mi parte, me alegra ser un modesto eslabón en la cadena de personas que, a lo largo del tiempo, el ayuntamiento ha ido dedicando a gestionar el Archivo Municipal y hacerlo útil. A mí no solo me ha dado un sueldo, sino una oportunidad para comprender, incluso con cierta profundidad, desde esta atalaya del tiempo que es este lugar, la sociedad en la que vivo, trabajando para el interés público. Jerez está de suerte, y yo más. Comprender vale más que un sueldo, luchar por el Archivo, también.
Solo una vez, hace unos 15 años atrás, me tomé una copita con Caballero Bonald. No he olvidado aquel luminoso y relajado momento. Fue en el Barbiana, frente al Archivo Municipal, delante de Aurelio, uno de los mejores profesionales de la hostelería de Jerez. Y Caballero Bonald no dijo absolutamente nada de particular, nada original, ninguna ocurrencia. Se limitaba a sonreir y a disfrutar. Comprendí ya entonces que esta era la clave, de algún modo, de estar en el Archivo: el mejor talante posible para hacer realidad ese servicio público que ahora el Consejo Internacional de los Archivos propone “empoderar”, una sonrisa y palante.
El doctor Antonio Aguayo, en un trabajo suyo titulado Vanitas vanitatum (Estudio iconológico del ventanal de Ponce de León) (Revista de Historia de Jerez, nº 10), nos habla de la importancia del tempus fugit en la significación cultural de la famosa obra. El Archivo también es, me parece, una clase de tempus fugit, un caleidoscopio del tiempo, en 2021 “empoderado”, pero fiel a su destino, como José Manuel Caballero Bonald.
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