El diario falangista Ayer del 14 de agosto de 1938 rememoraba la jornada del 15 de agosto de 1936, en la que Jerez, como toda la España en manos franquistas, celebró los actos de sustitución de la bandera republicana por la roja y gualda. En la misa de campaña oficiada ante el Cristo de la Expiración se procede al cambio de la enseña. Las bandas de música y las palabras del sacerdote emocionan a los presentes, mientras los aviones del aeródromo militar próximo, sumándose a los actos, surcan el cielo de la ciudad y las escuadras de Falange desfilan por sus calles y plazas. En el número 21 de la antigua Plaza de la República, hoy Plaza del Arenal, Antonio Chacón Ferral, como tantos otros jerezanos en esa fecha, vivió sin embargo aquellas celebraciones con el corazón encogido temiendo por su propia vida y la de su pequeño hijo Antonio y su esposa, Carolina Barroso Ramírez: en la ciudad habían sido asesinadas ya cerca de 60 personas.
Cinco días después de los anteriores actos, este jerezano represaliado componía un sentido poema, inédito hasta ahora, titulado Una plegaria al buen Dios. El mismo fue escrito dos meses antes de caer "bárbaramente asesinado a manos de los enemigos de España", como informaban sus antiguos colegas del diario bonaerense España Republicana al conocerse allí la noticia de su muerte. Hoy dedicamos esta página para a dar a conocer su contenido y algo de la vida de este personaje.
Antonio Chacón Ferral nació en Jerez en 1886. En 1908 emigra a la República Argentina donde vivió hasta diciembre de 1932 en que regresa a Jerez definitivamente. Asentado en Buenos Aires, llevó a cabo una laboriosa campaña de aglutinación de las dispersas colonias de andaluces en pos de la promoción de los sentimientos e ideales andalucistas. Chacón fundó y dirigió en ella la revista Bética, desempeñó los principales cargos del Centro Republicano Español y fue director del periódico España Republicana, además de ser uno de los impulsores del Ateneo Pi i Margall. En 1931 desarrollará una incansable campaña de propaganda republicana por el interior de Argentina y en diciembre de 1932 abandonará la desahogada situación económica conseguida con tanto esfuerzo para ponerse al servicio del régimen republicano y trabajar en la promoción de las reivindicaciones autonomistas para Andalucía desde su ciudad natal.
A su vuelta participará de lleno en la vida cultural y política de la ciudad: conferencias, colaboración en la prensa y radio local, vocal de la Junta de Gobierno del Ateneo Jerezano, etc. A principios de 1933 creará la F.A.D.M.A. (Federación Autonomista de Municipios Andaluces). Aunque lejos, nunca abandonó su preocupación por los asuntos hispanoamericanos, como muestra su proyecto de crear una gran biblioteca de autores hispanoamericanos en los palacetes del recinto de la Exposición de Sevilla de 1929.
En febrero de 1934 es nombrado por el Ayuntamiento de Jerez Jefe de la Guardia Municipal, cargo vacante desde el asesinato del anterior Jefe, Juan Tubío Romero, a manos de uno de los guardias del cuerpo. Antonio Chacón fue, además, un prolífico poeta y dramaturgo. Escribió, entre otras obras, Hogueras de sangre, drama estrenado en el teatro bonaerense Maravillas; Los Héroes de Jaca, en el Teatro Argentino, o Cenizas, comedia representada en el Teatro Mayo. Entre su producción prosística literaria se encuentran la novelita de juventud Coral (1907, Jerez) y El misterio de la casa de compra venta, relato breve (Buenos Aires, 1921). Más fructífera fue su obra poética: El voto falso (monólogo en verso representado en el Teatro Eslava, Jerez, 1908), El azulejo Moruno (1920), Caminito abajo (1926), El látigo de Jesús (1927) o El emir de Bobastro (poema escénico en 4 actos,1929).
Un ejemplo de su poesía más lúcida es el poema objeto de este trabajo: "Una plegaria al buen Dios. //Bajo este cielo celeste/ !qué dolor! // sobre mi tierra florida / va germinando el rencor, / se está agotando la Vida / y engendrándose la peste / con humanidad podrida / que son tus hijos, Señor. // Luce un claro sol de estío / sobre la pura extensión / de seda tersa del cielo / y es como en un desvarío / de inquietante desconsuelo / que pienso en el suelo mío / sobre el que escupe el cañón / desilusiones y muerte. / ¿Por qué lo quieres, Dios mío, / siendo tan bueno y tan fuerte? / Por los floridos jardines / que tiene la ciudad mía, / suenan cuando muere el día / en vez de cantos risueños / amenazantes clarines, / y coros de querubines / van vestidos los pequeños / con trajes de guerrería / y en vez de alegre jugar / y canciones de alegría, / hablan con monotonía / de morir y de matar. // ¡Señor Dios, qué triste suerte / la de quien quiso encontrarte / en las calles del amor, / y te halló en las de la Muerte! / Señor Dios, cuánta amargura, / cuánta congoja y dolor, / cuánta pena, / para quien soñó en hallarte / sobre la razón serena, / y te encontró en la locura.// Si a torpeza y desvarío / tráeme la tribulación, / Señor mío, / e irreverencia se advierte/ en mi imploración rendida/ perdóname la expresión / mal nacida en un noble corazón,/ pero atiende la intención / con que te va dirigida.// Señor: por tu poderío,/ por tu paternal bondad, / por tu divino albedrío, / dueño de Muerte y de Vida, / haz que impere la hermandad / sobre mi tierra florida / y bajo el cielo celeste / no haya más carne podrida, / incubando iniquidad, / hambre, crímenes y peste / en tu pobre Humanidad. (ANtonio CHAcón FErral, 19 de agosto de 1936, Jerez de la Frontera)".
El poema comienza con un grito de dolor. "AN·CHA-FE" declara su desvarío y su desconsuelo al comprobar cómo sobre Jerez, su tierra florida, Dios está permitiendo que los cañones escupan la muerte. Le pregunta: ¿por qué lo quieres? y da fe de que los niños, vestidos de guerrería juegan o cantan sobre morir y matar. En su desesperación, le reprocha a Dios que no le ha correspondido, que en vez de permitirle encontrarlo en el amor y en la razón serena lo ha dejado darse de bruces con la muerte y la locura, estrofa esta que recuerda mucho la escena de Jesucristo en la cruz preguntándole a Dios: ¿por qué me has abandonado? El poema, en su conjunto, es una vibrante plegaria de tintes unamunianos muy claros: a Dios se le encuentra en la angustia de la vida, de la muerte y de la duda, no en la paz de la fe. Repite, finalmente, su petición y lo hace recordándole a Dios su omnipotencia para evitar el baño de sangre. Es quizás el grito final de todo creyente que, sin abjurar de Dios, no puede admitir el grado al que puede llegar-y en 1936 llegó-el odio desatado y la locura de los que están hechos a Su imagen y semejanza. Sabiendo como, sabemos que Antonio Chacón Ferral fue asesinado el 16 de octubre de 1936; sabiendo que él mismo, obviamente, conocía que estaba en peligro de muerte, cuando redactó el poema, es fácil concluir que con esta última y arriesgada plegaria parece decirle a Dios: de acuerdo, que me maten a mí, pero después haz Justicia y restaura la "vida florida" ... como cristiano muero en Ti, igual que tu hijo en la cruz, pero salva a la humanidad, salva a tus hijos. Triste, valiente y ejemplar poema.
Mientras tanto, la iglesia jerezana (exceptuando algunas honrosas individualidades), como la del resto de España, cerraba los ojos ante el sufrimiento y los asesinatos de personas nobles, hondamente cristianas algunas de ellas como Antonio Chacón Ferral, y bendecía como cruzada la represión que sobre ellas se cernía.
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