Las motos rugen menos en Jerez tras la pandemia: "Debería existir un control, pero no prohibirlo todo"

Andalucía se encuentra inmerso en uno de los fines de semana más movidos que se recuerda. Este sábado se inaugura la Feria de Abril en Sevilla y a esto se une otro de los eventos más importantes que se celebra en la Comunidad, el Gran Premio de motociclismo de Jerez. Según datos ofrecidos por la Junta se espera que entre el viernes y el domingo la ocupación hotelera en la región supere el 80%.

Durante los dos últimos años la ciudad de Jerez se ha visto obligada a celebrarlo sin público. Ahora, con el fin de las restricciones los aficionados podrán volver a acceder al Circuito de Jerez-Ángel Nieto para disfrutar del espectáculo y animar a sus pilotos favoritos.

Paralelamente a la vuelta del público a este recinto deportivo, la ciudad recupera otro de sus grandes atractivos durante el fin de semana, la motorada. Amantes de las dos ruedas procedentes de todos los rincones de España e incluso del extranjero acuden a una cita señalada en rojo en el calendario motero para lucir sus vehículos y hacerlos rugir por las calles de municipios y carreteras de la provincia ante un público entregado.

Uno de los puntos neurálgicos de la concentración motera en Jerez es la Avenida de Europa, en el entorno de la barriada de La Granja. En ella los moteros circulan constantemente durante estos días y algunos se paran para enseñar de cerca sus motos a los curiosos y hacer algunas virguerías con ellas. ¿Hay menos ambiente? Claramente sí.

Una de las estampas más entrañables es la de Manuel López y su hijo Cristian, que han venido juntos desde El Puerto de Santa María. Desde antes de la pandemia ellos vienen el viernes por la mañana a Jerez, disfrutan del ambiente y por la noche regresan a casa para descansar. Según comentan, “se nota que la gente tenía ganas de que esto volviera, hay mucho ambiente aquí, en el centro y donde quiera que vayas”.

Para Manuel la temida subida de los precios ha tenido un efecto mínimo en los bares y comercios de la zona. “Nosotros hemos estado en varios bares y no hemos notado mucho cambio. Está todo más o menos como antes”, comenta.

Las sensaciones que tienen sobre la aceptación que está teniendo este año la motorada son muy positivas, tanto que aseguran que “tanto los moteros como el público están volcados. Creo que este año van a batir todos los récords”. Manuel y Cristian volverán a Jerez el domingo para asistir al Gran Premio en el circuito. “Todo es una gran fiesta, no se entendería una cosa sin la otra. Agradecemos que se puedan recuperar las concentraciones”, cuenta.

La visión positiva de algunos asistentes choca con la mira algo más pesimista de otros. Antonio y Mari son de Jerez y consideran que están perjudicando gravemente a la motorada desde las instituciones. “Es una pena, la gente quiere salir y disfrutar pero no dejan hacer nada”, aseguran.

Desde su punto de vista, “Jerez supuestamente es la capital del motociclismo, sin embargo cuando llegan las motos se restringe todo”. Para ellos, las prohibiciones están espantando a muchos visitantes que deciden buscar otros destinos cercanos más permisivos. "Si obligas a los moteros a irse al Puerto, ¿qué te queda?”, se preguntan.

En una línea similar se expresan Nuria Romero y José Armario. Ellos vienen desde Bornos y consideran que, aunque el ambiente sigue siendo muy bueno se nota que los moteros están coartados. “No se permite hacer casi nada de lo que se hacía antiguamente. Debería existir un control, por supuesto, pero no prohibirlo todo”, señalan.

La afluencia de público durante todo el fin de semana es incesante, pero lógicamente el buen tiempo y las restricciones más laxas empujan a los moteros a otros puntos de la geografía gaditana. Tal y como explican José y Nuria “la carretera por la que hemos venido estaba llena de motoristas. Todo el mundo se cita en Jerez porque es un evento muy importante”.

Para ellos, las marchas de moteros se están viendo afectadas por las decisiones que se han tomado sobre la motorada. “El hecho de que se esté prohibiendo el paso en tantas zonas de la ciudad provoca que los moteros se separen y por eso se ve menos ambiente”.

Eloy Carreño vive en El Palmar de Troya y lleva años viniendo a Jerez a disfrutar de las concentraciones moteras. Él también señala una bajada notable de afluencia de público, aunque incide en que, aún así, hay muy buena acogida. “Se nota que la gente quería sacar las motos del garaje. Hay que aprovechar que tenemos algo así tan cerca”.

Antes, Eloy venía a ver las concentraciones moteras con sus padres, pero, pasados los años, ahora viene por su cuenta. Sin embargo, agradece la ilusión y la pasión que le han legado. “Antes venía con mis padres y vivíamos esto todos juntos. Ellos han compartido su pasión conmigo y ahora me toca venir y gozarlo por mi cuenta”.