La chirigota del Bizcocho regresa con un Manuel muy vivo manteniendo el nivel del pasado concurso. Junto al cuarteto de los niños y la chirigota del Barrio, consigue una gran sesión de preliminares.
El Carnaval no deja de ser una expresión más de la sociedad. Y esta no deja de ser políticamente incorrecta. Nos guste o no. ¿Dónde está la línea que separa lo aceptable de lo que no lo es a la hora de hacer parodia? Es un arma de doble filo, como una escopeta defectuosa por donde puede salir el tiro por la culata. Que se lo digan a Blesa si no. Este último ejemplo puede provocar risa o recelo, carcajadas o murmullos. Esta locura de fiesta lleva al extremo máximo este tándem. Y precisamente eso es lo que la hace maravillosa.
Los Queus de Cádiz vienen con un tipo de coro, bigote incluido. ¿Qué sería de un corista sin su bigote? Estos antiguos guardias urbanos llegan con un tango añejo. Se presentan en el primer tango y reparten palos a los políticos que ordenan los desahucios en el segundo. Cuplés de coro. Así, como término y unidad de medida una vez más. El popurrí se hace entretenido gracias a las músicas elegidas. Desde el Barrio llegan Las del convento de Santa María la Yerbabuena. No cabe duda de que la yerba del barrio es buena. Un tipo muy chirigotero. En la primera letra hace un símil entre las sustancias ilegales y las callejeras, indicando que no deben adulterarse. Guiño a las pregoneras en el pasodoble. En la segunda, comparan el reconocimiento que los jerezanos dan a sus flamencos con el que se le da en Cádiz a los carnavaleros. Un pasodoble al que no le falta razón. Suena a Cádiz, aunque muy 'picaito'. Buenos cuplés que finalizan con un gran estribillo. Mantienen el nivel en el popurrí. Chapó para los niños del Barrio.
Desde El Puerto de Santa María, Los Guiritanos. Un tipo de gaditano carnavalero en el exilio. Los tipos indescriptibles se arreglan siempre de la misma forma: serpentina y purpurina. Llama la atención que vuelven a salir mujeres bailando en la presentación. Tras una lucha por la igualdad, la eliminación de la figura de las ninfas y el auge de la participación femenina en las agrupaciones, se sigue usando esta técnica tan obsoleta. Letra quiñonesca en el primer pasodoble, de esos de pena. Llega el homenaje a Valdivia en el segundo consiguiendo emocionar tras su reciente perdida. En el estribillo vuelven a tener un guiño al autor.
Sorprendentemente, El Trío pone un cuarteto sobre las tablas. Al menos algo que vuelve a asemejarse a lo que en esencia es esta modalidad. Recuperan la rima añorada por muchos. La temática recurre al metacarnaval llevado al extremo: un cuarteto sobre sacar un cuarteto. Prescinden de personajes tipo la Iguana o Carmen la nerviosa, algo que es de agradecer. La parodia tiene buenos puntos, pero aflojan un poco en los cuplés. Veremos el casting para el cuarto integrante en la siguiente fase. La comparsa cordobesa La Pasarela tiene buena afinación, a excepción de los contraltos y octavillas, que la hacen estridente. El tipo parece un híbrido entre La eternidad y La secta de los Carapapas. Una actuación bastante plana.
La chirigota del Bizcocho regresa en la misma línea yuyesca. La reaparición de Manué en la presentación consigue meterse al público en el bolsillo incluso antes de empezar a cantar. Vuelven los golpes de humor oscurito, no aptos para susceptibles. En el primer pasodoble se presentan y agradecen lo vivido el pasado concurso con un magnifico remate: "lo que he ganado lo llevo muy dentro del corazón, que es conquistarte a ti Cádiz, y eso no lo hizo ni Napoleón". En el segundo, África se desmiembra porque una aldea del sur quiere la independencia con un líder que se ha ido al Congo. Símil bien traído con Cataluña. Magníficos cuplés y estribillo simpaticón. El popurrí sigue siendo oscurito. Se adhiere a esa delgada línea de los límites del humor. Un tema delicado el de la inmigración para hacer comedia. Pero aquí volveríamos a ese largo debate sobre qué temas se pueden parodiar y cuáles no. Y no hay tanto espacio en esta crónica para ello.
Cierra la sesión La playa conileña. Un grupo algo fuera de tono que funda su patria en la playa. En el primer pasodoble homenajean a Los Piratas de Martínez Ares que cumplen dos décadas. La segunda letra trata el tema de Cataluña desde otro prisma. "Ellos luchan por su Cataluña lo que tú en tu vida nunca has luchado por tu España". La actuación se va desinflando al final.