En las recién rehabilitadas instalaciones de la bodega, adaptadas para las visitas dentro del concepto enoturístico, Cayetano del Pino ha llevado a cabo la puesta de largo de la nueva imagen del etiquetado de sus botellas, un año después de que el empresario Fulgencio Meseguer se hiciera con la propiedad. Estas novedades forman parte del proyecto de relanzamiento de la marca y de las propias instalaciones en la plaza de Silos, que siguen experimentando cambios espectaculares.
Estrenando una sala dedicada a eventos audiovisuales y actos diversos, la presentación reunió a un buen número de profesionales de la gastronomía y la hostelería, junto a representantes de entidades vinculadas al vino de Jerez así como al primer teniente de alcaldesa, Agustín Muñoz, y al presidente del Consejo Regulador, César Saldaña.
Meseguer explicó a esta audiencia que los nuevos diseños “son una proyección al futuro sin perder de vista el pasado”. El director ejecutivo dijo que “en este año y pico el objetivo ha sido crecer, pero respetando lo que siempre ha sido Cayetano del Pino”.
“Cuando empezamos a estudiar un cambio de imagen de la bodega y la marca tuvimos claro que el color crema y el negro son los que tenían que predominar y así está siendo”, aseveró Meseguer. Desveló que al inicio, cuando se propusieron el cambio de imagen, “estudiamos todo el etiquetado que usa y ha usado la bodega. Nos encontramos con más de 500 etiquetas inmejorables”.
Modernizar fue el principio que barajaron teniendo en cuenta que “las de antes son las de antes y no se pueden mejorar”. Con la gama de soleras han roto con lo antiguo: “Es inviable hacer un Rolls-Royce hoy con la imagen de los antiguos”, puso como ejemplo para justificar que debían iniciar un camino con un etiquetado rejuvenecido.
Se ha unificado la presentación de las gamas de vinos más viejos. En la de los VOS (vinos de más de veinte años de antigüedad), “hemos subido un escalón sin precedentes en esta casa”, dijo Meseguer, y en los VORS (más de 30 años de antigüedad) se ha vestido con un etiquetado “de nivel” junto a un estuche que acompaña al valor económico y de calidad que tiene este producto.
Un fino y un cream
Junto al VORS y el nuevo etiquetado, Cayetano del Pino presentó también dos nuevos productos. Un fino y un cream. Fulgencio Meseguer contó que en la pasada Feria se sacó una producción especial “que tuvo una gran aceptación”.
Con este precedente se ha lanzado al mercado “un fino con mucho carácter”. Meseguer también defendió las bondades de un cream, que tiene su origen en las soleras de la casa. Ana Real, la enóloga de la bodega, argumentó que para sacar el fino han llevado a cabo “una selección de otros almacenistas buscando el tipo de fino que queríamos: un fino de edad alta, de ocho años, con cuerpo y con esa pátina que proporciona el envejecimiento”. Para el cream, “nos hemos ajustado a las exigencias del Consejo Regulador usando nuestras soleras”.
La "tremenda" importancia de las bodegas de tamaño medio, según el presidente del Consejo
Por su parte, el presidente del Consejo Regulador, César Saldaña, ha evaluado las presentaciones llevadas a cabo por Cayetano del Pino de manera muy positiva: “Esta casa forma parte de nuestra historia particular, de cada uno de los jerezanos, un nombre emblemático, una casa señera y unos vinos extraordinarios. Así que esta nueva fase, que se inició hace ya un año de la mano de Fulgencio Meseguer, es una maravillosa noticia”.
Sobre todo resalta un valor en esta nueva etapa: “Además, todo lo que se está haciendo se lleva cabo con un respeto enorme por el pasado, por lo que son estos vinos y esta casa. Claro, venir aquí, ver estas instalaciones absolutamente remozadas, preparadas para lo que debe ser una bodega en el siglo XXI, abierta al enoturismo, que sea también un lugar donde la gente no solamente venga a comprar vino, sino que también venga a vivir experiencias y a conocer y a educarse en lo que es nuestra tradición, nuestra cultura del vino”.
Para Saldaña, “tenemos mucha suerte al contar con bodegas como esta”, cuya configuración la sitúa entre las medianas del Marco de Jerez, y que juegan “un papel muy importante”. A su juicio, si hay una palabra que define al sector “es su diversidad, todas y cada una de las piezas de este puzzle enorme son importantes. Lo son las bodegas grandes, que por supuesto son las locomotoras que tiran de este carro y que también se están reinventando continuamente, lanzando nuevos productos, nuevas gamas, nuevas formas de llegar a los consumidores”.
Las pequeñas las sitúa como “boutiques” y las de tamaño medio, como Cayetano del Pino, “tienen una importancia crucial y tremenda. Hubo un momento que parecía que no había lugar para el tamaño intermedio. O eras muy grande o eras muy pequeñito. Con casos como Cayetano del Pino se está demostrando que no, que este tamaño intermedio es muy interesante, muy importante”.
Saldaña entiende que son “depositarios de un legado brutal, de un legado impresionante en términos de vinos, de las propias instalaciones. Y si tienen, como en este caso, la fortuna de contar con la capacidad como para darle un impulso hacia el futuro, creo que es realmente ideal”.