Daniel Lomas Delgado, jerezano de 29 años de edad, está al frente de un negocio muy peculiar. Se trata de un establecimiento que sabe y huele a la Feria de Jerez. Tanto es así que se decidió por denominarlo Sabor a Feria, pero de uno específico, el de las garrapiñadas, buñuelos, tostadillos, algodón de azúcar, manzanas caramelizadas… en definitiva todo lo que se expone y vende cuando se sale del recinto ferial y se topa con numerosos puestos donde el aroma de estos productos invitan a consumirlos. Algo así como un fin de fiesta.
Daniel empezó en un complejo comercial de la ciudad. Ante el éxito obtenido, abrió en el centro, en calle Algarve. Y el nombre, como él mismo explica, lo puso la gente: “Aquí huele a feria, decía todo el que entraba por aquí. Así que no lo dudé y adopté el nombre de Sabor a Feria para el negocio”.
En Algarve lleva un año. Desde antes se dedicaba a ir a las ferias con su puesto vendiendo estos productos hechos por él mismo: "Tenía ganas de montar algo en el centro", y así fue como se lanzó a esta aventura de la que, confiesa, está muy satisfecho. La elaboración de estos productos artesanos la aprendió de un feriante de Aguilar de la Frontera. Y lo paradójico es que a Daniel no le gusta la Feria: "Lo que más me llama la atención de la Feria, cuando estuve trabajando aprendiendo el oficio, era el compañerismo, la armonía, la alegría que había”, dice.
"Tengo garrapiñadas, frutos secos, también con chocolate, buñuelos que nosotros hacemos, gofres”, todo forma parte de la gama que se vende en Sabor a Feria. Incluso “mucha gente me dice que cuando pondré el típico coco o la manzana de caramelo, que es muy difícil encontrar algún sitio que la venda; todo se andará".
Se podría concluir que esta tienda es un espacio para nostálgicos o los ‘jartibles’ de la feria. Los olores delatan esa otra cara de la fiesta, que no deja de ser identificativa de la misma: "Correcto, todos los jartibles de feria. Es curioso porque ha venido gente a comprar buñuelos en verano cuando casi nadie los vende. Nosotros los tenemos todo el año. Incluso ha venido gente desde El Cuervo a comprárnoslo".
El negocio no va mal. Daniel es optimista, "la verdad es que no nos podemos quejar ante lo que hay. Todo es poquito a poco". La decoración aún no está terminada. Están en ello, pero nos adelanta que el espacio “va a evocar lo que es la Feria y especialmente el González Hontoria. Todo el mundo sabe que ese parque es la Feria”.
Para que a este ‘guiso’ no le falte ningún ingrediente, también vende algunos peluches, fiel compañero de no pocos que pasean por el ferial si antes han pasado por las tómbolas de los caharritos. Otro detalle, para estas Navidades, es la venta de los típicos lotes de turrón, que también forman parte del escenario ferial.
"El ver a la gente lo bien que responde con nada más ver el nombre de la tienda, lo que habla, la reacción tipo Mira, Sabor a Feria, cómo huele... algo que me llenan de satisfacción". Estas impresiones delatan el entusiasmo que Daniel Lomas le pone a este negocio, que forma parte de su vida y, al mismo tiempo, es en una pasión.
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