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Pablo Juliá, maestro del fotoperiodismo: "Un fotógrafo debe tener sentido del compromiso"

El gaditano está considerado como el 'notario' de la Transición española y después de una brillante carrera analiza hacia dónde se encamina la comunicación gráfica con la prensa de papel en la picota

Pablo Juliá, en la entrevista concedida a La Voz del Sur.
Pablo Juliá, en la entrevista concedida a La Voz del Sur. JUAN CARLOS TORO
15 de marzo de 2025

Un referente con acento gaditano

Pablo Juliá (Cádiz, 1948). En su perfil de la red social X se muestra como "gaditano, licenciado en Historia, fotógrafo periodista de El País y exdirector del Centro Andaluz de la Fotografía". Pero es mucho más. Para algunos es la referencia gráfica de la Transición en España y actualmente, ya retirado, sigue siendo un modelo para una profesión que cada vez se va pareciendo menos a la que él conoció desde bien joven.

Esta semana ha estado en Jerez, en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Jerez, que ha organizado la decimotercera edición de Trayectorias, unas jornadas en las que han querido contar con la visión de Juliá, que presentó Otros Tiempos, su último trabajo fotográfico. Hizo un repaso de su trayectoria profesional y habló de su vertiente como fotógrafo especialista en temas sociales.

Pregunta. Ha estado en Jerez presentando tu último trabajo, Otros tiempos. ¿En qué ha consistido su participación en estas jornadas?

Respuesta. Mi comparecencia se centró en cómo se forma un fotógrafo a lo largo del tiempo. Hablé de la importancia de las referencias, de las fotografías de otros y de la pasión por lo que uno hace. Si no tienes pasión, si no te interesa nada, no lees, no vas al cine y no tienes referencias personales, terminas haciendo un trabajo muy pobre. Eso es algo que, por desgracia, se nota mucho en algunos fotógrafos hoy en día. 

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P. ¿Cómo ha cambiado la profesión desde sus inicios?

R. Ahora hay muchísimos fotógrafos, ya no es como mi generación, que éramos tres. También es verdad que es muy distinto el tipo de trabajo, antes teníamos que currar de otra manera, mucho más dura. Los nuevos tienen muchas ventajas, tienen todo digital, todo mucho más sencillo, todo mucho más simple, pero también tienen menos personalidad. Han perdido un poco ese carácter identitario que teníamos los fotógrafos.

"El fotógrafo no está valorado por los directivos de las empresas periodísticas"

P. Desde hace año se viene diciendo que la prensa en papel está herida de muerte. ¿Cómo afecta eso a los fotógrafos?

R. Condiciona muchísimo porque ya cada día meten a menos fotógrafos en plantilla. Cobran por pieza y eso a mí me parece dramático, porque claro, eso hace que los fotógrafos no tengan el mismo interés. Cuando consideran que el medio en el que trabajan es su fuente de vida, pero a la vez también es su fuente de creación personal están mucho más identificados con el trabajo. El periodismo está bajo mínimos en cuanto a condiciones. Hoy te dan una cámara, te dicen vete para allá, haz lo que sea y si puedes, ve corriendo. Es una falta de respeto en la profesión. Antes nosotros hacíamos una información al día o dos informaciones y nos llevábamos todo el tiempo trabajando en eso, pero trabajábamos muy bien. Hoy, sin embargo, hace 10 informaciones, de las cuales muchas de ellas no saben ni de qué van. Esa no es manera de trabajar.

P. ¿Considera que ya no está valorada la figura del fotoperiodista?

R. No está valorada por parte de los directivos de las empresas periodísticas. Por ejemplo, antes tú ibas a 30 metros de un puesto de periódicos y sabías qué periódico era el tuyo, el que tú querías leer y el que tú querías. Hoy, de primera, han perdido el código identitario. Todos los periódicos han perdido el código identitario porque tiene la misma foto o de EFE, o de Reuters, o de AP o de lo que sea, en portada. Se cuenta muchas cosas, pero no se cuenta en profundidad ninguna de ellas.
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Pablo Juliá, en su ponencia de esta semana en Jerez. JUAN CARLOS TORO

P. En su último trabajo, Otros tiempos, ¿hay una mirada nostálgica? ¿Qué busca transmitir con él?

R. La nostalgia nunca es buena, pero creo que a veces es necesaria para hacer ver que la historia está ahí. Yo sobre todo lo que pretendo es estimular a mucha gente para que se conserven bien los archivos, que los guarden, que eso dentro de 20 años es historia viva. Yo tengo fotos que no son nada significativas, fotográficamente hablando, pero sin embargo, la pátina del tiempo les ha dado un valor. Lo que hago es recuperar un material que yo hice en su momento y le estoy dando la visión actual, porque algunos textos están hechos en la actualidad, pero sin embargo las fotografías son de hace tiempo. Pretendo jugar con la fotografía y con la palabra. Jugando de tal manera de que sea posible que no sea una mirada única y exclusivamente nostálgica, sino que sea una mirada en profundidad de cómo cambian los tiempos.

P. Se le conoce como el fotógrafo de la Transición. ¿Se siente identificado con esa etiqueta?

R. No me disgusta. La Transición fue una época que me ayudó a entender el mundo, pero no me quedo encasillado en eso. Hay muchas más cosas que ver y contar. Ahora, con la edad que tengo, ya no estoy para pelear codazos en las esquinas para hacer fotos. Antes éramos dos fotógrafos; hoy son 500.

"La nostalgia nunca es buena, pero a veces es necesaria"

P. ¿Cómo fue su posterior evolución en el mundo de la fotografía?

R. He tenido mucha suerte porque yo siempre he estado trabajando en lo que me gustaba. Yo alguna vez he dicho que no le digan eso a los directores de los periódicos porque me disminuirían el sueldo, pero yo siempre he disfrutado con lo que he hecho. Y luego he tenido mucha suerte porque yo todas las fotografías que hacía siempre daba algo muy personal, siempre me quedaba con algo muy personal. De hecho, eso me ha servido luego para poder dirigir durante 10 años el Centro Andaluz de la Fotografía antes de jubilarme. He llevado 10 años dirigiendo un trabajo en fotografía que es muy interesante, que tiene mucho lenguaje de novedades, mucho lenguaje de ensayo, de experimentación y también de fotografía de toda la vida. 

P. ¿Cómo de importante ha sido en su carrera denunciar la marginalidad y los conflictos sociales?

R. Uno tiene que tener sentido del compromiso con el tiempo en el que vive. Cuando empecé a hacer fotografías me di cuenta que esta España era horrible, la miseria que había y la cantidad de injusticia social que había y que sigue habiendo. Un fotógrafo sin sentido del compromiso no está en la realidad. Y el compromiso es necesario para entender el mundo en el que vive y para poder desarrollar tu labor como fotoperiodista o como periodista.

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El fotoperiodista es el actual presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz.  JUAN CARLOS TORO

P. Si tuviera que elegir algunas fotos que hayan sido especialmente significativas en su carrera, ¿cuáles serían?

R. Es difícil elegir, pero hay imágenes que te impactan profundamente. Por ejemplo, la foto del niño del semáforo, un chaval con un cigarrillo en las Tres Mil Viviendas. Esa foto me ha perseguido; a veces me pregunto qué habrá sido de ese chaval. Otras fotos pueden gustarme un día y al siguiente no querer verlas. La subjetividad del fotógrafo es fundamental; sin ella, no puedes captar la esencia de las cosas.

P. Es presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz. ¿Cómo está siendo esa experiencia?

R. Estamos intentando modernizar la Academia. Hemos incorporado a gente muy valiosa, como Javier Ruibal; Paco Pérez Valencia, que es un artista increíble, como una cinematógrafa que se llama Ángeles Reiné o como un escultor que se llama Sylvain Marc. Estamos metiendo gente que le den empuje, porque la Academia siempre ha tenido para mucha gente como una especie de tufo de antigüedad y nosotros lo que pretendemos es hacer ver que la academia tiene mucho que decir en una sociedad donde nosotros tenemos un gran patrimonio y lo que tenemos que hacer es ponerlo a disposición de la gente. Tenemos una falta de apoyo económico muy grande y cuesta muchísimo desarrollar la labor de lo que queremos, pero vamos tirando.

"Cádiz se ha convertido en una moda y es difícil regular eso"

P. ¿Cómo ve la evolución de Cádiz, una provincia que ha cambiado mucho en los últimos años?

R. Cádiz se ha convertido en una moda, como Sevilla o Barcelona. Es difícil regular eso; la gente quiere disfrutar de lo que otros han descubierto. Pero hay que poner medidas para que no se desborde. El Carnaval, por ejemplo, ha perdido parte de su autenticidad. Antes era emocionante ver a dos tipos con un palito en una esquina y hoy es una botellona.

P. Aunque está jubilado, sigue muy activo. ¿Qué le motiva a seguir así?

R. Soy muy malo para el bricolaje (risas). Me gusta aportar lo que he aprendido a lo largo de los años. Creo en la figura del senador, alguien con experiencia que puede enseñar y contribuir. Si tengo algo que aportar, estoy dispuesto a hacerlo.

Sobre el autor

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Francisco J. Jiménez

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