No es un decir. María José García-Pelayo ha dado cuerda al Ayuntamiento de Jerez. Hace medio año se convirtió en alcaldesa de la quinta ciudad andaluza en población por tercera vez en su vida —la segunda ocasión que lo conseguía por mayoría absoluta—y seis meses después de su abrumadora victoria electoral el Consistorio será sede de la retransmisión de las campanadas de Nochevieja de Canal Sur TV. El asunto no es menor no ya por la propia promoción que tendrá para la ciudad este evento, sino por el hecho de que en medio año se habrá puesto en hora el reloj municipal. Literal y metafóricamente.
El adelanto de unos cinco minutos del reloj que corona el Cabildo había sido hasta ahora, paradójicamente, sinónimo de retraso, de no tener las cosas más básicas ordenadas, o de simplemente aparentar ante la opinión pública y publicada que lo que debiera ser ordinario era gestión extraordinaria.
En apenas seis meses, Pelayo y su equipo —y parte de sus familias— se comerán juntos las uvas en la planta alta del Ayuntamiento de Jerez, lo que lejos de ser un marrón se ha encajado como una oportunidad de hacer aún más piña en el grupo político y técnico para terminar de engrasar la maquinaria ante el incierto 2024. "Tenemos un grupo de WhatsApp de todo lo que va a comprar cada uno: vasos, platos, uvas…", adelanta un estrecho colaborador del equipo de gobierno municipal.
Cuando den las doce, la alcaldesa estará pensando en un año por delante plagado de retos, también por su condición de senadora y de presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias, "un cargo que estoy aprovechando para promocionar a Jerez, para tener perspectiva y ver otras cosas buenas que podemos hacer que ya hacen otros municipios".
Hoy por hoy, una de las mujeres con mayor poder político de España
Pelayo ha ganado en madurez y experiencia, tanto por el inexorable paso del tiempo como por su peripecia en una ya curtida trayectoria política. Quizás por eso "veo las cosas venir, mucho antes de que pasen ya estoy pensando en la solución". Y quizás por eso ya le resbalen más las pullas políticas, aunque "todo tiene un límite". "Voy a intervenir menos en los plenos para rebajar la crispación, todo se magnifica", asegura medio en serio, medio en broma.
Sobre las críticas que le dedica parte de la oposición por estar pendiente también de sus otras responsabilidades, es tajante: "Si no soy yo sería otro alcalde o alcaldesa, y es una oportunidad que perdería esta ciudad. Apenas falto un día completo en Jerez y llego cada día al Ayuntamiento a las 7 de la mañana. No me pesa nada de lo que hago, estoy feliz”, reconoce a lavozdelsur.es, la que hoy por hoy es una de las políticas con más poder de España, obviando a las vicepresidentas del Gobierno o alguna presidenta autonómica. Fuerte (muy fuerte) dentro de su partido, con una capacidad de influir en los suyos hasta hace poco inédita, Pelayo ha llegado a su desayuno navideño con los medios de comunicación casi sin fuelle en la garganta, después de una semana “tocada” y perdiendo la voz por momentos.
Sin miedo a las "mochilas"
En su encuentro con la prensa, en La Tapería de Bodegas Fundador, ha repartido este viernes por la mañana besos, abrazos y buenos deseos para el año que entra, al tiempo que ha ofrecido un extenso balance de objetivos inmediatos cumplidos y proyectos por venir. Sus premisas son las mismas que en su toma de posesión de junio pasado: obsesión por que "las mochilas que tenemos" —paro (cuarta ciudad con más tasa) y deuda (segundo municipio más endeudado)— no rompan la paz social —ha anunciado la firma de varios convenios laborales a primeros de año, entre ellos el del personal laboral del Ayuntamiento, autobuses y ayuda a domicilio—y un discurso moderado donde "somos un gobierno libre, dedicado exclusivamente a Jerez".
Y ha proclamado: "No hay ningún rincón de Jerez en el que no hayamos ya actuado de alguna manera y no hay ningún compromiso de nuestro Plan Jerez —así llamó a su programa de las pasadas municipales— que no esté ya ejecutado o en marcha".
Mensaje de Nochevieja desde el Centro Cultural Lola Flores
Antes de ofrecer a la ciudadanía su mensaje de fin de año este 30 de diciembre, discurso que ha grabado en el Centro Cultural Lola Flores —por el año del centenario de La Faraona, y en uno de los grandes logros de su antecesora con el bastón de mando—, la alcaldesa, lideresa del PP de Feijóo —"si no tocaba gobernar España ahora habrá que esperar un mejor momento"—, está teniendo en Agustín Muñoz y Jaime Espinar, tanto monta, sus brazos fuertes en el ejecutivo de una "ciudad que me conozco de memoria"; y encara un 2024, como ha dicho, como "el año del cambio en Jerez".
"Creo, de verdad, que en el 24 nos lo jugamos todo. Si somos capaces de cerrar el círculo vicioso que tenemos con el Ministerio de Hacienda —ha hablado de romper definitivamente el "aislamiento" institucional de la ciudad con todas las administraciones públicas—, si somos capaces de arrancar definitivamente los grandes proyectos de los que depende el futuro de esta ciudad, podemos generar esas expectativas positivas que necesitamos".
Y entonces, verdaderamente, Jerez comenzará a dejar atrás ese tiempo en el que, como un reloj parado, acertaba dos veces al día, y la ciudad, no solo su Ayuntamiento, empezará a estar plenamente en hora. Hasta entonces, conviene no atragantarse con las uvas.
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