La calle del Moscatel de Jerez tiene en la peluquería Pepe Galindo uno de sus grandes referentes. Entre La Serrana e Icovesa se encuentra un establecimiento que lleva 45 años cortando el pelo de los jerezanos. Y los que quedan.
José María y Pedro, la cuarta generación, están al frente del negocio desde hace unos 35 años, pero el establecimiento abrió en 1980 y ahí sigue, de manera ininterrumpida. La tradición peluquera llega del bisabuelo de la familia, según explica José María: "Mi bisabuelo José era el típico barbero antiguo sacamuelas. Ellos vivían en Zahara de la Sierra y se fueron a El Bosque para montar la barbería con mi abuelo Gabriel. Mi padre, Pepe, se formó allí y ya cuando se hizo oficial, se casó y se vino a Jerez a trabajar en una peluquería en la calle Medina. En el momento en el que se vio que estaba preparado, montó una peluquería cerca de la actual. La abrió en 1969 y en 1980 abrió la que lleva 45 años".

En casi medio siglo da tiempo para mucho y esta peluquería ha conseguido quedarse con una clientela fija. Clientes que llevan, literalmente, toda la vida poniéndose en las manos de estos profesionales del peine y las tijeras. "Aquí hay gente que viene desde que abrimos. Personas que tienen ahora más de 80 años y que siguen siendo clientes. Y no fue algo fácil porque cuando mi padre llegó de El Bosque no era conocido. Hubo un momento en que se iba a ir Alemania a trabajar porque no le entraban clientes. Pedía que le dieran una oportunidad y al final lo consiguió porque era muy buen peluquero".
Así pues, la peluquería de Pepe Galindo se convirtió en un punto de encuentro en el barrio y tanto Pedro como José María empezaron a trabajar allí antes de cumplir los 18 años. Han visto en ese tiempo la evolución de la profesión. "Ahora es diferente. Están abriendo muchas barber shop y no es como antes, cuando se pedían cortes más clásico. El trato era mucho más cercano y los clientes, más fieles. Hoy en día tú cortas a un chaval y mañana se va a otro lado. Los clientes de verdad son las personas mayores. Esos son fieles siempre", explica José María.

Más allá de modas y de nuevos estilos, la peluquería Galindo sigue funcionando igual de bien que siempre. "Gracias a Dios, no nos hace falta el tema de los pelados de degradado. Ahora hay muchas tonterías y mucho pelado raro, que lo hacemos también, pero no vivimos de eso. Vivimos del cliente de toda la vida, del corte de toda la vida. Aunque yo he hecho de todo: incluso un dibujo en la cabeza de un balón de baloncesto", comenta José María, es que conocido por Chiqui.
La anécdota de la foto de la boda
Siempre se ha dicho que la silla del peluquero es, al igual que sucede con el asiento de un taxi, como un confesionario. José María da fe de ello y tiene claro que se tiene que poner al día de muchos temas para estar al nivel de sus clientes. Y le ha pasado de todo: "Aquí hay que saber de todo. Hay que saber de fútbol, de política... Y he vivido muchas anécdotas. Me acuerdo de una en los tiempos en los que no había móviles. Ahora te llegan con el teléfono y te enseñan una foto para decirte cómo quieren el pelado. Pero antes no había eso y un día llegó un cliente con una bolsa muy grande. Cuando le pregunté que cómo se iba a cortar sacó de la bolsa un cuadro de un metro y medio de su boda y me enseñó la foto. La había descolgado del salón para enseñarme cómo quería tener el pelo".

Desde que Pepe Galindo se jubilara en 2014, el negocio está en manos de Pedro y Chiqui. Pero la peluquería Galindo no es la única que ha sobrevivido al paso del tiempo en el barrio. El peluquero destaca que hay varios negocios que llevan muchos años también, como "la farmacia Aumesquet, la carnicería Nieves o la cristalería de Joaquín y el almacén de Pedri. Este barrio tiene mucha vida, gente trabajadora y buenos clientes".