"En Jerez a la gente solo le gusta la Semana Santa cuando es Semana Santa, la Feria cuando es la Feria y las motos cuando son las motos". Esta es la explicación más lógica que encuentra Luis Arriaza, dueño de El Tabanco. Este es prácticamente el único bar del centro de Jerez (y se podría decir que de Jerez entera), que tiene tertulias cofrades todo el año y una decoración a base de estampas de nuestra Semana Santa.
Si en Sevilla se cuentan por decenas los bares en los que en pleno agosto ver un vídeo de la Esperanza de Triana con 10 parroquianos mirando sin pestañear, aquí parece que la gente se olvida de las cofradías en cuanto se recoge El Cristo, al menos en lo que a ambiente cofrade popular se refiere, de puertas pa' fuera de las hermandades.
Luis asegura que si en Jerez pusiera en verano una televisión con vídeos de procesiones, la gente saldría espantada. Este pequeño bar es el más antiguo de la Plaza Rafael Rivero —fundado en 1997, tiene ya 25 años—, y desde que abrió sus puertas se conserva intacto. El ambiente cofrade y rociero le vienen de fábrica, pues es el propio círculo en el que se mueve Luis: "Aquí viene mucha gente de las hermandades, cuando quieren hablar de eso saben que aquí siempre hay alguien que les da conversación, y si no hay, pues me toca a mí", dice entre risas. "En el bar se crean tertulias y peleas", prosigue. "Se pelean a ver quién tiene la cera más pura, qué palio lleva más candelería o qué paso pesa más", explica. Hasta ha llegado a darse algún pique por saber qué Cristo lleva más claveles (y si encima son orquídeas u otras flores llamativas, peor se pone el asunto).
En Jerez apenas existen referencias de bares cofrades, pero... ¿se echan de menos? ¿el público los reclama? "Jerez es muy cofrade cuando llega la Cuaresma y la Semana Santa pero ya después se quedan cuatro", argumenta Luis. "En Sevilla es distinto, allí es todo el año, pero aquí va por modas".
El Tabanco, además, lleva 24 años editando su propio cartel, un mítico ya de la Semana Santa. Miguel Ángel Segura, artista y amigo de Luis, fue quien planteó la idea, y desde entonces, todos los años sorprende con una propuesta novedosa. "La gente lo espera porque es algo distinto y atrevido. El día que lleguen los cofrades y digan que les gusta, ya dejará de hacerlo", comenta con humor. El hostelero jerezano lo que quiere es que la gente hable del cartel y genere polémica.
Con respecto a la relación calidad/precio de la hostelería en Semana Santa, otro de los asuntos que más se debate en los últimos años entre los corrillos de asiduos a bares, Luis lo tiene claro: "Si la gente supiera estar en un bar sentado y esperar a que se elabora la tapa sería posible seguir con la misma carta, pero la gente lo que quiere es salir corriendo. Al menos, la calidad hay que mantenerla y si el resto del año pones un buen jamón, no puedes luego poner uno malo. Te cargas a tu clientela habitual", concluye.
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