En el corazón de La Barca, y también en Jerez, se encuentra Punto Cero, un local que ha revolucionado el concepto de bar de barrio, combinando raciones descomunales con un espacio de ocio pensado para familias. Su propietario, Miguel Gallardo, explica con pasión cómo este negocio ha logrado convertirse en un punto de encuentro donde la comida generosa y el entretenimiento van de la mano.
El menú es una declaración de intenciones: bocadillos y hamburguesas que desafían el apetito del comensal más hambriento. El rey indiscutible es el 10, un monstruo culinario que reúne filete de pollo empanado, bacon, huevo y queso entre dos trozos de pan. Pero no es el único.
Las papas carbonara, las pizzas y el 13, una hamburguesa con queso, bacon, huevo y vegetales, compiten por el favor del público. Para los más atrevidos, el Capricho del Novio ofrece una experiencia única: un flamenquín XXL relleno de jamón, cebolla caramelizada y rulo de cabra.

"Todo es a lo grande aquí", confiesa Gallardo entre risas. Las raciones, disponibles en tres tamaños (normal, XL y premium), están pensadas principalmente para compartir, aunque algunos clientes aceptan el reto de enfrentarse en solitario a estos gigantes gastronómicos. Las hamburguesas premium, como las Doritos, y el bocadillo de carne deshilachada también son un acierto asegurado.
Pero Punto Cero no es solo comida. El local ha creado un concepto único que combina gastronomía con entretenimiento. Mientras los niños se divierten en el parque de bolas, los adultos pueden disfrutar de partidas de billar, futbolín o dardos. "Queremos que la gente se quede horas, que no tenga que ir a otro sitio después", explica Gallardo. El horario, de tarde-noche (abren a las 17:00), está pensado para que las familias puedan disfrutar sin prisas. En La Barca abre lunes, martes, viernes, sábado y domingo, mientras que en Jerez abre viernes, sábado y domingo.

La historia detrás de Punto Cero es tan interesante como su menú. Miguel Gallardo no viene del mundo de la hostelería. Su negocio principal es Xykylandia, una empresa de organización de eventos. La pandemia le obligó a reinventarse, cerrando sus tiendas de ropa y salones de celebraciones para apostar por este nuevo concepto. "La gente busca diversión sin complicaciones", reflexiona mientras recuerda cómo el local de Jerez (en calle Platino) se convirtió en un éxito.
Aunque el negocio sigue siendo rentable, Gallardo reconoce que la situación económica ha cambiado los hábitos de consumo. "Antes la gente pedía más, sin pensarlo. Hoy piden hielo para que el cubata les dure más", comenta con una mezcla de humor y preocupación. Pese a todo, Punto Cero mantiene un flujo constante de clientes que buscan tanto la comida abundante como el ambiente distendido.

La historia del nombre
El nombre del local no es casual. Punto Cero rinde homenaje a los puntos de encuentro de la juventud de Gallardo, cuando no existían los móviles y la gente quedaba en lugares fijos. "Era nuestro sitio, donde siempre sabías que encontrarías a alguien", recuerda con nostalgia. Esta filosofía sigue presente en el local, que pretende ser ese lugar especial donde las familias crean recuerdos.
Con planes de expansión hacia Arcos o San José del Valle, aunque con la cautela que impone la dificultad para encontrar personal cualificado, Gallardo mira al futuro con optimismo. Punto Cero La Barca se ha consolidado como mucho más que un bar: es un espacio donde la comida generosa, el ocio compartido y la nostalgia se mezclan para crear una experiencia única.

En un mundo donde todo parece hacerse más pequeño y digital, Punto Cero apuesta por lo contrario: raciones que llenan platos y corazones, mesas donde compartir risas, y un concepto que devuelve a los bares su esencia como puntos de encuentro comunitario. Como dice Gallardo: "No vendemos comida, vendemos momentos".