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¡Que repiquen las campanas!

La comparsa 'Los campaneros', en la pasada semifinal del COAC 2018.
La comparsa 'Los campaneros', en la pasada semifinal del COAC 2018.
27 de enero de 2018 a las 04:12h

Los campaneros de Quique Remolino se imponen en la penúltima noche de preliminares. Junto a la chirigota de El Canijo y la comparsa de Pepe Martínez, calientan una fría noche de Falla. 

Han pasado 18 días. 432 horas desde que empezara el sitio. Hemos sufrido la tortura de 130 popurrís. 16 de ellos ¡de coro! Queda un último día antes del primer respiro, pero aún no vemos la luz al final de este túnel. Ya no recuerdo cómo era la vida sin comparsistas con barbas llenas de purpurina. Las horas pasan lentamente en este foso. Las provisiones de papelillos de todo un año se han quedado estancadas a nuestros pies. El humo de los cañones ya casi no nos deja respirar. Pero hay que ser fuertes. Pronto habrá acabado esta batalla. De hecho, ya suenan las primeras campanadas. 

La Comuna representa a un alcalde de andar por casa apodado el Titi. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Este coro marcó el año pasado el corte del pase a cuartos, y este año posiblemente no llegue ni a eso. Al grupo le falta potencia y afinación. En el primer tango defienden el orgullo de ser del sur. En el segundo engañan a su madre para que no se de cuenta de que ha sido desahuciada. Cuplés chungos y el popurrí se deslució, como el resto del repertorio, por las voces. Desde Tomares llega Ahora bajo... que me estoy cambiando. ¿De semáforo? ¿En serio? El tipo es raro hasta para salir en infantiles. Primer pasodoble al amor y piropo a Cádiz en el segundo, ambos tratados desde el tipo. “Rojo como tus cangrejos” es una comparación digna de Quevedo. El escritor, no el que jugaba en el Cádiz. Ustedes me entienden. Un estreno en las tablas digno, pero sin augurar un gran recorrido.

El catedrático es la joya de la corona en la noche. Esta comparsa de Andújar también lucía un tipo mucho más acorde a la categoría infantil. Empezaron a cantar la presentación demasiado atrás sobre el escenario, por lo que las apenas sonaban. Luego se adelantaron a la posición habitual, pero seguía sonando igual. Igual de mal, quiero decir. Podrían haberse quedado atrás durante el resto del repertorio. Lo del segundo pasodoble sí que es humor negro, y no lo de la chirigota de El Bizcocho. Una madre recibe una carta de su hijo emigrante. La encontró el forense en el bolsillo de su pantalón después de que muriera en un atentado. Y luego dirán que sí los pasodobles de Quiñones... Don Joaquín es un aprendiz del drama al lado de estos catedráticos.

Lo que nos faltaba, una playa en Sevilla. Miarmas metiéndose con ellos mismos. Hasta aquí todo correcto. Un primer pasodoble en el que atacan al sevillano, desde la ironía. Segunda letra para Manolo Cornejo. Todo el repertorio gira en torno a Sevilla, por si no nos ha quedado claro el tipo. Agustín Bravo se llevó un cosqui en el popurrí mientras le quitaban unas gafas de buzo. Ese fue un buen golpe. Pobre Agustín. Bravo. Los incontrolables vienen calentitos. Es una comparsa muy LLAMAtiva. Representan al fuego. O un Gormiti en modo Super Saiyan. Según se mire. Un grupo con muchas tablas que suena bien, aunque un poco estridente en algunas partes del repertorio. Primer pasodoble llorón. A pesar de los golpes del jurado regresan con otra historia. “Quemando los rastrojos de algún traicionero o quemándome vivo en este teatro por el que yo muero”. La segunda letra es un bonito piropo a Cádiz desde el tipo. Cuplés de comparsa. Como término y unidad de medida. Popurrí musicalmente atrayente pero un poco chillado.

El Canijo sorprende este año con ¡Qué caló! No por su chirigota, sino por no traer foam en el tipo. Presentación animada, con algunos golpes estereotipados. El pasodoble de Jesús Bienvenido es una delicia para los oídos. En letras tampoco se quedan cortos. Un piropo a Cádiz desde la integración y un bonito homenaje a Manolo Cornejo. Cuplés de “pechá de sonreír”. #No. Un popurrí con altibajos, aunque la última cuarteta es una obra maestra. Sello de la casa. Y para continuar con una noche gitana llega desde Sevilla La errante. Cantaron con mucha fuerza. Demasiada, tal vez. El primer pasodoble trata sobre un anciano abandonado por su familia. En el segundo arremeten contra el jurado por no valorar las comparsas femeninas de la misma forma. Poco reseñable el resto del repertorio.

Quique Remolino regresa con una comparsa. Los campaneros tienen una imponente puesta en escena. Las voces se perdieron en la presentación haciéndola ininteligible en algunas partes. Piropean a Cádiz en el primer pasodoble utilizando la anáfora. Se hace largo, aunque tal vez se deba al empleo de esta figura en su desarrollo. En la segunda letra el Falla le habla al Liceo, explicándole cómo es el carnaval para que le siga dando cobijo. Musicalmente suena bien cuando predomina el tenor. Hay voces que no terminan de encajar. Ni en esta ni en ninguna otra comparsa. Los cuplés no son los peores de comparsa que se han cantado en el Falla. Tampoco los mejores. El estribillo trabalenguas sí que destaca. El popurrí algo plano. Es una comparsa visualmente preciosa. Pero nos encontramos en un concurso de repertorio. No lo olviden.

Sobre el autor

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Estefanía Escoriza

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