El nuevo horario de verano del Ayuntamiento hará más precaria, si cabe, la situación de bibliotecas de distrito en Jerez, caso de la Agustín Muñoz en La Granja, un barrio de barriadas, una zona donde hay censados unos 30.000 habitante. Una población superior la de Rota o Los Barrios.
Esta enorme bolsa de residentes verá mermado hasta la extenuación un servicio público esencial, una biblioteca que pasará de abrir un solo día a la semana, los lunes, en horario de mañana y tarde (siete horas de apertura en total), a prestar servicio solo durante cuatro horas de la mañana de los lunes.
El teléfono que viene en la página de la biblioteca en la web del Ayuntamiento "no existe", mientras que en dicho portal no vienen horarios ni días de apertura. La situación ha llegado a un extremo que cuatro colectivos del distrito se han unido para protestar por la situación de desmantelamiento que sufre un punto de referencia para el barrio, clave para estudiantes en épocas de exámenes, para el desarrollo educativo de los pequeños y para muchos que encuentran en esta instalación una forma de relación social y cultural.
Esto último es lo que promueve Carolina Arredondo y su club de lectura Miguel González Muñoz, asentado desde este curso en esta biblioteca municipal. "Nos parece a todas luces insuficiente el servicio que se está dando, el club de lectura que yo coordino está al tope de miembros, 15 personas, y tenemos una lista de espera que no para de crecer; pero es que aquí vienen opositores, estudiantes y había una zona de dinamización y fomento infatil de la lectura, que es muy, muy demandada que está perdida.
Y luego es que limita mucho más porque hay gente que tiene un libro a préstamo y solo puede devolverlo los lunes, y ahora menos horas aún", radiografía Carolina. Aparte del club de lectura, a las puertas de la instalación han venido a protestar otros colectivos de la zona como la Asociación Juvenil Bululú, la Asociación de Mujeres de La Marquesa, y la Asociación de Vecinos de La Granja. Todos ellos han dirigido escritos tanto a la alcaldesa, María José García-Pelayo, como al delegado municipal de Cultura, Francisco Zurita.
Un problema de personal y recursos
En febrero pasado, Zurita reconoía en un pleno, en respuesta a una interpelación La Confluencia, que dos bajas de larga duración están provocando que Jerez incumpla la ley andaluza de bibliotecas, pero asegura que el gobierno local trabaja en un plan "a medio y largo plazo", mientras solventa pronto el hecho de que las bibliotecas de barrio prácticamente hayan dado cerrojazo total.
El problema de personal de las bibliotecas, que es lo que subyace en esta cuestión —aparte de los pocos recursos que se destinan a fondos y modernización, que sería harina de otro costal—, no se ha solucionado. Desde 2015 el baile de personal ha sido constante y solo un pico de 21 empleados dedicados a esta cuestión en 2017 —justo en el mandato cuando el gobierno de Mamen Sánchez dependió más de los votos de Ganemos e IU— pudo devolver cierta dignidad a estos equipamientos públicos en una ciudad que, paradójicamente, aspira a ser candidata a Capital Europea de la Cultura en 2031. "Durante estos últimos ocho años ha bajado la plantilla de las bibliotecas. Revertir esta situación no es un huevo que se echa a freír, pero desde luego vamos a revetirla en la mitad de tiempo que se ha ido destruyendo", decía Zurita en el pleno de hace unos meses.
El caso es que la situación solo va a peor. En verano, el horario aún mengua más. "Ya no es solo por el tema de aspirar a ser Capital Europea de la Cultura en 2031, es que este año está previsto que Jerez acoja en el mes de noviembre las XXII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía, y no sé qué le van a contar sobre la situación que sufren las bibliotecas de barrio". Esta nueva edición, que reunirá a expertos en biblioteconomía tanto del país como del exterior bajo el lema Bibliotecas del futuro: tecnologías y estrategias para el S. XXI, servirá de colofón a los actos del 150 Aniversario de la Biblioteca Municipal de Jerez, la más antigua de la municipales andaluzas.
Arredondo hace balance de un curso del club de lectura que ha tenido serias dificultades para poner en común las obras leídas: Muerte accidental de un anarquista, Ciudad de Cristal, Otra vuelta de tuerca, Rebelión en La Granja, El alquimista impaciente y, recientemente, terminaron Me voy, que van a intentar debatirlo en el centro cívico de La Granja, donde han pedido permiso al Ayuntamiento para poder reunirse.
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