En la calle Lancería de Jerez, la tienda Abrines Música, abierta desde 1948, sigue siendo un referente para generaciones de músicos. Federico Abrines, su rostro más veterano, ha atendido el mostrador durante unas cuatrodécadas antes de pasar el testigo a su hijo Fede. "Entré aquí jovencito, con mis padres. Toda mi vida como autónomo", recuerda Federico, que a sus 67 años aún supervisa el negocio familiar, aunque ahora "lo lleva prácticamente solo" su hijo Fede.
La tienda, que solo cerró durante la pandemia, ha sobrevivido a cambios radicales en el sector. "Antes había más competencia física; ahora nos machacan las plataformas online", admite Federico. Empresas alemanas venden instrumentos "a precios ridículos, incluso por debajo de coste", pero Abrines compensa esa desventaja con asesoramiento personalizado y garantías postventa. "Si compras un piano en Alemania, no hay servicio técnico aquí. Nosotros lo resolvemos en días", ejemplifica.

Entre sus clientes hay desde principiantes hasta estrellas como Paloma San Basilio, que ha adquirido un piano para su hija, Natalia Lafourcade y Paco Cepero. "Muchos guitarristas del Festival de Jerez confían en nosotros", destaca Federico. La clave, según él, es la tradición: "Mi padre me enseñó a tratar al cliente con seriedad". Esa filosofía incluye detalles como regalar una clase con cada piano vendido.
La digitalización del negocio
Fede Abrines, la tercera generación, ha impulsado la digitalización del negocio. "Estamos dándole caña al online y redes sociales", explica el joven, que también recuperó una línea abandonada: el alquiler de equipos. Su abuelo proveía sonido hasta a Lola Flores. "Encontramos un micrófono que usó ella", revela, y ahora retoman ese servicio para bodas y eventos. Durante el Festival de Jerez, alquilan guitarras o cajones flamencos a visitantes internacionales. "Luego se las enviamos a Italia o Francia" y hasta han lanzado su propia marca de accesorios, Mr. Abrines, que abarca accesorios de instrumentos musicales, cuerdas, cejillas, o afinadores, entre otros.
Aunque la venta directa sigue siendo el núcleo, Fede explora nuevas vías. "Jerez genera mucho movimiento musical; hay que adaptarse", afirma. Él mismo chapurrea la guitarra, aunque su talento está en la gestión. "Mi aportación es mantener la esencia, pero con herramientas modernas", resume. Mientras, su padre sigue al pie del cañón: "Podría jubilarme, pero me entretiene".
Con 76 años de historia, Abrines es un símbolo de resistencia: mezcla artesanía en reparaciones porque Fede heredó el don "manitas" de su abuelo, una venta especializada y adaptación a los tiempos. Hasta conservan la primera televisión que llegó a Jerez. "La tenemos en el almacén", señala Federico, testimonio de una saga que empezó con radios y hoy navega el e-commerce sin perder el trato humano. "El cliente sabe que aquí resolvemos sus problemas sí o sí", sentencia Federico.
Fede destaca el servicio de alquiler que ofrece la tienda y que se hace más evidente en momentos puntuales como el Festival de Jerez: "Alquilamos una guitarra, un piano y en el Festival, donde viene mucha gente de fuera, para no traerse la guitarra o el cajón flamenco para las clases que dan, pues nosotros tenemos ese servicio de alquiler. Jerez sigue siendo una ciudad que genera mucho movimiento musical. Tenemos nuestra clientela fija de muchos años y también nos visita mucha gente de fuera".