El aspecto que presenta la fachada de La Parra Vieja, uno de los restaurantes más antiguos de Jerez, con un agujero de acceso en una de sus puertas, es demoledor. El histórico local de la calle San Miguel, que volvió a la vida fugazmente hace unos años, está hoy en desuso.
Sus últimos propietarios no parece que hayan podido soportar los estragos de la pandemia y la crisis posterior. Hubo algún intento de convertir el local en negocio de copas, pero tampoco parece que la aventura haya podido sobrevivir.
De hecho, por el agujero de la puerta de La Parra Vieja se ven cristales por el suelo y los primeros destrozos. Los amigos de lo ajeno han empezado a campar a sus anchas por el local y acabará siendo saqueado al completo si no se actúa de emergencia. Muchos vecinos y antiguos clientes ya han dado la voz de alarma por las redes sociales desde hace unos días, pero de momento la imagen sigue intacta.
132 años después de su primera apertura, el negocio se reinventó con calçots, romescu y solomillo al oloroso. Los hermanos Sánchez García, como contó lavozdelsur.es, se hicieron con el restaurante apostando por una carta que fusionaba los guisos de toda la vida con platos catalanes y comida internacional: "Se trata de potenciar lo nuestro con toques de fuera", decían entonces, el 9 de marzo de 2020. Apenas unos días después estalló la pandemia. Lo que vino luego ya lo saben.