El pleno del Ayuntamiento de Jerez acaba de aprobar, en la sesión de este mes de noviembre celebrada hace unos días, la modificación del PGOU que persigue la modificación de las normas urbanísticas relativa a las prescripciones de protección del patrimonio arquitectónico del centro histórico. Con los votos favorables de PSOE, PP, Cs y el concejal de Adelante, la abstención de Podemos y el voto en contra de Ganemos Jerez, la modificación abre un nuevo horizonte urbanístico para avanzar en el deseo de repoblación y revitalización del casco histórico de Jerez.
No en vano, la "flexibilización" de las normas edificatorias permitirá, entre otras cosas, el estudio pormenorizado de cada finca en el momento en el que se rehabilite, el uso de nuevos materiales más sostenibles y económicos, y la incorporación de proyectos —puertas de garaje, demoliciones interiores...— que permitan usos residenciales en las construcciones similares a los de otras zonas de expansión de la ciudad. Todo ello, al menos ese es el gran objetivo, sin perder la esencia y sin alterar los niveles de protección que cada finca tenga asignado.
"Es un novedoso procedimiento que facilitará un conocimiento más profundo de cada finca, simplificando el trámite de la licencia mediante una mejor comprensión de la norma, y eliminando posibles interpretaciones e incertidumbres a la hora de actuar en las fincas protegidas del centro histórico. Junto con la revisión del registro municipal de solares, es la medida más importante a nivel urbanístico que hemos aprobado en estos años", defiende, en declaraciones a lavozdelsur.es, el delegado municipal de Urbanismo y teniente de alcaldesa José Antonio Díaz, quien entiende que "flexibilizamos las normas para todos aquellos que quieran invertir y rehabilitar en el centro histórico".
Después de más de dos años de trabajo de los técnicos de Urbanismo, liderados por el jefe de planeamiento, Benito García Morán, las nuevas normas no significan que ahora en el centro se vaya a edificar "como a uno le dé la gana, sino que facilita, por ejemplo, el uso de nuevos materiales, más eficientes y menos costosos que se equiparen a la imagen que deberían tener muchas de estas fincas".
El gran objetivo de la modificación urbanística, así las cosas, es, en palabras de los técnicos de Urbanismo, y "siguiendo siempre el principio de "conocer antes de intervenir", principio del que debe partir cualquier intervención sobre un bien protegido, concretar adecuadamente el régimen de intervención de cada una de las fincas, que evite, en algunos de los casos, el establecimiento de condiciones de actuación de forma genérica y que elimine la discrecionalidad de decisiones posteriores que con cierto carácter subjetivo, se puede establecer a la hora de intervenir en el bien protegido".
Un descenso de un 28% de población en siete años en el centro histórico
El centro histórico de Jerez cuenta con un total de 3.325 fincas, de las cuales 1.721 están protegidas en uno u otro nivel. Actualmente, la población de esta zona de la ciudad, "donde se encuentra grabada la memoria histórica del pueblo de Jerez, asciende a 19.770 habitantes, (un descenso del 28% en siete años), lo que significa una densidad de población de 9.885 habitantes por kilómetro cuadrado.
En intramuros, el recinto amurallado de la ciudad medieval, se han ganado algunos habitantes en los últimos tiempos, pero la cifra actual, comparada con hace 60 años, es terrorífica. En 1960 residían en el corazón del Jerez antiguo 13.813 habitantes (densidad: 25.799 hab/km2). Hoy hay 5.031 habitantes (densidad: 9.396 Hab/km²), casi 10.000 menos, a pesar del boom demográfico vivido en el municipio en estas décadas.
Un "problema" que dura más de medio siglo
"El deseo de recuperación del centro histórico ante su progresiva degradación —asegura el informe técnico de esta modificación aprobada en pleno, al que ha accedido lavozdelsur.es— se encuentra entre los objetivos recurrentes de todas las corporaciones democráticas desde su reinstauración en 1979. La protección y la catalogación del centro histórico (aún no se hablaba entonces de "recuperación" ya que el abandono no era, o no parecía ser preocupante o alarmante) se inician con el denominado Plan Especial de Reforma Interior del Casco Antiguo puesto en marcha en el año 1979 y aprobado definitivamente en 1983 aunque ya en el Plan General de 1969 se mencionaba al centro histórico como un problema".
El excesivo conservacionismo recibió fuertes críticas desde principios de los 80, pero lo cierto, aseguran los técnicos municipales de Urbanismo, es que "detuvo el proceso de destrucción sistemático que ponía en peligro muchas de las señas de identidad de la arquitectura tradicional".
La “catalogación” del centro histórico en el PGOU-84 se limitaba a un listado de fincas divididas en tres categorías según su importancia patrimonial y en las que en normativa urbanística se marcaban de manera genérica los valores a proteger y las intervenciones admitidas.
"Se planteaba entonces —reza el informe— una estrategia de conservación y recuperación del centro histórico, con unos objetivos muy concretos que podríamos suscribir plenamente hoy: frenar el despoblamiento; evitar la terciarización; controlar los procesos especulativos y el desplazamiento de las clases sociales más desfavorecidas; mantener y conservar la trama urbana; conservar los invariantes tipológicos y constructivos de la arquitectura local; defender y recuperar los lienzos de muralla existentes; reutilizar edificios; conservar los usos públicos potenciándolos; proteger el patrimonio inmobiliario cuya destrucción prematura e indiscriminada constituye un despilfarro social y un grave atentado cultural; y limitar el acceso a las zonas centrales del vehículo privado con una eficaz política de transporte público y disuasión del coche privado".
Estos objetivos, que se han recogido igualmente en los planeamientos generales municipales posteriores, (1995 y 2009). En el último planeamiento, precisamente, se aprobó por primera vez una Carta Arqueológica de la Ciudad, que fue clave para los grados de catalogación de las fincas del centro histórico. Ahora se va un paso más allá y lo que se propone es un estudio pormenorizado a demanda de los promotores para conocer de forma más exhaustiva la forma de intervenir en la edificación protegida, sin alterar su nivel de protección asignado.
De esta forma, que se llevará a cabo de manera previa a la solicitud de licencia, se podrá realizar el correspondiente proyecto de rehabilitación con más conocimiento y garantías, contribuyendo así a una mayor agilidad en los trámites de licencias urbanísticas por haber conseguido definir y concretar las medidas de intervención.
Asimismo, incide Díaz, con esta iniciativa “nos adaptamos a la nueva legislación urbanística andaluza, estableciendo una serie de criterios estéticos para la mejora de la integración en el centro histórico, dando cabida, además, a materiales e instalaciones que aportan mayor calidad de vida, garantizando una puesta en valor de nuestro patrimonio”. "Continuamos con nuestra apuesta por un centro histórico de calidad, con inversiones que incidan en la regeneración calles y plazas y de equipamientos, así como en la rehabilitación de fincas, a través de medidas como pueden ser los procesos de venta forzosa de edificios del registro de solares", ha apostillado.
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