La Hermandad del Rocío de Jerez afronta su segunda jornada de camino avanzando por Doñana. Arenas y sol son los compañeros de viaje de los rocieros jerezanos en un día que se abrió con la misa de camino oficiada por el obispo, José Rico Pavés. Esta celebración tuvo lugar en la capilla del palacio de la Marismilla, un edificio ahora de titularidad pública que hace 51 años acogió al simpecado de Jerez cuando por primera vez fue a la Aldea por el Coto. En 2024, la hermandad rememoró esta efeméride celebrando esta misa en el mismo palacio. Este año se ha repetido la experiencia.
Seguidamente, la caravana se pudo de nuevo en marcha para adentrarse en la entrañas de Doñana por una castigada rodá con las arenas muy sueltas debido al tránsito de las ocho hermandades que preceden a la de Jerez. Una circunstancia que no es novedosa y que castiga a los tiros de animales y vehículos.
La jornada se presenta calurosa, con temperaturas que más altas que las de días anteriores. El Ángelus se rezó en el Cerro del Trigo, en el lugar denominado el Rincón de Ordóñez. El rengue de almuerzo fue en Carbonera y la noche se pasa en el Corral de Félix o Cancelín.

Hasta hace unos tres años, el jueves de camino era prácticamente un corto paseo dado que la distancia a recorrer era ínfima comparada con la del día precedente y la del viernes. Tras la reordenación llevada a cabo por los responsables de Doñana, que cambió los lugares de parada y pernocta de todas las hermandades que atraviesan el Coto, las distancias a recorrer cada día se han equilibrado de tal forma que ya no hay jornadas desmesuradamente largas o cortas.
Esta medida implicó también cambios en las costumbres de las hermandades, como la de Jerez que llevaba años celebrando la misa del viernes entre dunas de arena o los rengues junto a la laguna del Sopetón, entre otros. Ahora, algunos de los parajes más emblemáticos del Coto como el Cerro del Trigo o Los Ánsares se pasan en esta misma jornada del jueves.