José Luis Mera Aguilar lleva cosiendo desde los 9 años. Empezó como aprendiz de varias costureras particulares y, ya adolescente, entró como empleado en la sastrería Saldaña, en la calle Santa María de Jerez. “Al principio yo no sabía que me gustaba coser”, reconoce. “Pero, en aquella época, en lugar de ir a la escuela, había que trabajar. Entonces, desde chiquitín, empecé en la costura y, poco a poco, me fuí dando cuenta de que me gustaba mucho”.
Cuando contó con la suficiente formación en corte y confección, José Luis, que venía de una familia de constructores, decidió abrir su propio negocio, aunque este nada tuviera que ver con la tradición familiar. “Durante 20 años, esta sastrería estuvo en la calle Escuela. Aquí, en Porvera, mi mujer tenía una tienda de señoras y, después, la convertimos en la sastrería Mera, que lleva en esta misma calle 33 años.”
A pesar de sus 71 años, el sastre Mera sigue acudiendo cada mañana a su negocio. “Yo sigo cosiendo y cortando; es mi vida”, comenta alegre. Junto a él, en la tienda, atendiendo las peticiones de los clientes que llegan a cada rato, se encuentra Carmen, su hija, que, si todo sale según lo previsto, será la encargada de relevar a José Luis. “Quiero heredar la sastreria y no cambiar nada: ni el modelo de negocio, ni el estilo de la ropa ni la calidad”, afirma rotunda.
Carmen, que se graduó en Relaciones Laborales pero nunca ejerció, lleva 30 años trabajando con su padre. De él asegura haberlo aprendido todo y, si algo tienen claro ambos, es que quieren mantener, a toda costa, las bases de un pequeño negocio tradicional: “No nos acogemos a campañas como Black Friday, porque pensamos que nadie da duros a reales”, explica la futura propietaria. “Nosotros, eso sí, hacemos las rebajas convencionales, siempre con el género que ya teníamos en la tienda, sin engañar al cliente”.
A ninguno de los dos les preocupa que eso pueda disminuir sus ventas, porque saben que su negocio esta dirigido a una clientela muy particular. “Este negocio es distinto, es para la gente que sabe vestir”, bromea José Luis. “En estos sesenta años que llevo en el oficio, he cosido para artistas, toreros, políticos y aristócratas, como Jaime de Marichalar, al que le he hecho dos pellizas para cacerías”, concreta el sastre Mera.
“No doy más nombres porque yo me distingo por la discreción, pero por esta sastrería han pasado personalidades de todo tipo”, advierte José Luis. “Luego, además, he tenido la suerte de que, entre ellos, me han ido recomendado, y hay gente que viene, por ejemplo, desde Zaragoza para hacerme un encargo”, confiesa el propietario de este negocio de la calle Porvera.
"Muchas veces, han venido hombres con sobrepeso y me han dicho: ‘Por favor, si pudieras ayudarme, que no hay nadie que me quiera hacer un traje’. Y esa es la chaqueta o el pantalón que con más gusto he hecho yo"
“Sin embargo, lo que más satisfacción me produce no es hacer un traje a alguien distinguido, sino a alguien que, por sus particularidades físicas, tiene dificultades para vestirse. Muchas veces, han venido hombres con sobrepeso y me han dicho: ‘Por favor, si pudieras ayudarme, que no hay nadie que me quiera hacer un traje’. Y esa es la chaqueta o el pantalón que con más gusto he hecho yo”, cuenta con orgullo José Luis.
En la sastrería Mera se hacen arreglos de todo tipo y también se realizan encargos a medida. “Nosotros ya no aceptamos peticiones de un día para otro, normalmente exigimos un mínimo de tres meses para poder hacer el trabajo bien y sin prisas”, precisa el propietario. El comercio cuenta con confecciones “de primeras marcas y de la más alta calidad”, como jerseys ingleses, tebas de cachemir, camisas alemanas, guayaberas de lino o zapatos de piel hechos a mano.
“Aquí vienen clientes que buscan vestir de un modo más clásico. Por eso, lo que más hacemos son americanas, trajes a medida, chaqués para grandes eventos y pellizas de caza. También tenemos muchos encargos del mundo ecuestre”, explica Jose Luis. “En verano, lo que nos piden mucho son las guayaberas: hay temporadas que hemos podido hacer hasta cuatrocientas”, asegura.
José Luis Mera presume, además, de ser “el único sastre manual que queda en Jerez". Junto a él, han aprendido multitud de sastres y modistas que hoy tienen su propio negocio. “Yo enseñé, por ejemplo, al sastre actual del Corte Inglés. A mi nieto también lo estamos enseñando”, señala con orgullo. “Lo tenemos de becario”, bromea Carmen. “No conseguimos echarlo: por la mañana se va al cole y por la tarde viene aquí a aprender, le gusta mucho”.
“Nosotros hemos llegado hacerle a la misma persona siete trajes diferentes: uno para cada día de la feria”
El relevo generacional que podría representar el nieto de José Luis en un negocio cada vez más minoritario como este es importante. “Yo creo que en Jerez las sastrerías tienen futuro, porque, aquí, en esta ciudad, a la gente le gusta llevar las cosas a medida”, sostiene Mera. “Nosotros hemos llegado hacerle a la misma persona siete trajes diferentes: uno para cada día de la feria”, concluye este sastre con mucha satisfacción.
A sus 71 años, tras más de 60 cosiendo a medida para distinguidas personalidades del sur de España, José Luis Mera ha concedido su primera entrevista. Durante 33 años, los jerezanos han podido verle cada día sentado en su vetusta mesa de madera de la calle Porvera, portando las mismas tijeras de sastre con las que empezó en el oficio. Ahora, cuando ya está próximo a jubilarse “de verdad”, confía en "el buen gusto de los clientes" para que negocios emblemáticos como el suyo puedan continuar siempre con las puertas abiertas.
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