Sobre el año 2003 fue cuando se pagó por última vez a un capataz para llevar un paso en la Semana Santa de Jerez. La fecha es aproximada ya que no se tiene el dato exacto. Fue en el mismo paso de palio que ahora recupera a los asalariados, el de María Santísima de la Esperanza. En 2002, Paco Sacrificio sacó por ultima vez a La Encarnación con una cuadrilla mixta de hermanos y profesionales que, por cierto, cobraron 60 euros al igual de que los auxiliares del capataz.
Año arriba o año abajo, se puede aseverar que ahora se cumplen dos décadas desde que la totalidad de los pasos de la Semana Santa de Jerez fueron portados por cuadrillas de hermanos. La primera en hacerlo lo fue al de Las Angustias en 1974, un acontecimiento que este año cumple 49 años.
El incidente sucedido en la Madrugada de 2022, cuando el palio de las Cinco Llagas tuvo que recogerse precipitadamente a causa de que los costaleros no podían con el trabajo, abrió un escenario que muchos veían venir: algún día, algún paso tendría muy serios problemas. Como así ocurrió. La hermandad franciscana no se arredró y decidió pagar una cuadrilla. Para tal reto eligió a Manuel Jesús Elena, bien conocido en el ‘mundo de abajo’, capataz de La O y que lo fue también del Dulce Nombre.
Es un capataz meticuloso y exigente consigo mismo y con su gente. Le gusta el control desde el montaje y estructura del paso hasta que finalmente se pone en la calle. Todo forma un conjunto, el paso, los costaleros, lo auxiliares y el mismo capataz. La Esperanza caminará con un paso adecuado al ritmo de la propia cofradía lo que nos hace suponer que el palio no se quedará descolgado como s esa visto en no pocas madrugadas. Eso sí, las formas serán un reflejo de cómo camina la Virgen de la O, que no es poco.
Manuel Jesús Elena: "Muy ilusionado; daremos nuestra mejor versión a la hermandad"
En este caso la hermandad contacta conmigo porque ante la tesitura de una situación crítica en la que se ven envueltos en la madrugada del año pasado, quieren darle solución y tras conocer el trabajo que lleva haciendo 20 años delante de los pasos, entienden que cumplo con un perfil adecuado a lo que ellos están buscando. Y además me pone sobre la mesa con valentía un modelo que es el de recuperar una cuadrilla a la antigua usanza que le garantiza un trabajo el cual tenemos ahora que que desarrollar con mucha ilusión y que la Virgen de la Esperanza se pasee de la mejor forma por la calle.
No hay ningún tipo de matiz distinto y lo hago con la responsabilidad, incluso la experiencia que tenemos. Cumplimos este año dos décadas mandando cofradías. Hay muy pocos hermanos en la cuadrilla de la O y cuando empezamos allí, en el año 2007, tuvimos un número reducido de costaleros. No son los tiempos de hoy como los del pasado. Y cuando digo pasado me refiero a 15 o 17 años. El método de trabajo es exactamente el mismo. Cada costalero, cada auxiliar sabe perfectamente cuál es su función y en eso no hay ningún tipo de de diferencia en el trabajo y por supuesto en la responsabilidad. Hay que tener en cuenta que cuando un capataz asume la función de sacar una cofradía a la calle, tiene en sus manos tres cosas muy importantes. Lo devocional, el patrimonio en sí artístico de la cofradía y lo que más pesa para mí, la salud de la gente. En ese aspecto, la responsabilidad siempre ha alcanzado conmigo las cotas más altas. Cada vez que que me pongo al frente de una cuadrilla de costaleros, sea el modelo que sea, la responsabilidad es exactamente la misma que siempre.
Jamás he dicho que sí a una cofradía en primera instancia, porque por eso mismo que hablaba antes de que todo tiene tintes muy elevados de responsabilidad; siempre tengo que meditarlo y pensar, eso sí, lo justo y necesario al afrontar el proyecto de cuadrilla. Un capataz no puede tener miedo. Un capataz le pide a su gente todos por igual, teniendo que ser él mismo el primero que ofrezca esa valentía. Eso sí, nunca temeridad. Una cosa es estar confiado y otra cosa es que haya un exceso de confianza. ¿Arrepentirnos? No, en ningún momento. Estamos muy ilusionados. Vamos a intentar ofrecerle nuestra mejor versión a la hermandad, que todo vaya como tiene que ir para que la hermandad pueda cumplir su función en la calle.
Todos los pasos tienen su complejidad. No creo que ese paso tampoco se diferencie en demasía de otros. Es cierto que sale en una jornada que es complicada: el horario, está en los finales de la Semana Santa, por lo cual los esfuerzos vienen ya un poquito mermados. Pero tampoco creo que haya ningún tipo de problema especial. Lo importante es vivir día a día e intentar realizar el mejor trabajo cada vez que hay que sacar el paso a a la calle. He sido incluso costalero de ese paso. No te voy a decir que sea un paso que no implique un esfuerzo costalero, pero al fin y al cabo como otro cualquiera. Tampoco creo que que tenga nada de especial en cuanto dificultades. A esa pregunta no te puedo dar una respuesta concreta porque para mí todos los pasos son difíciles y los capataces tienen la obligación de solucionar los problemas.
En este caso siempre digo que cada cofradía, incluso cada paso puede ser diferente. A mí personalmente, el que las Cinco Llagas haya adoptado ese modelo antiguo con todas las necesidades que tiene, me parece ya no solo valiente, sino coherente. Quizá no sabemos si a corto plazo alguna que otra cofradía tendrá que adoptar también este modelo. Tampoco pienso que sea tan importante. Sé que es novedoso, sé que es actualidad, pero aquí lo importante es que se haga un trabajo bonito, un trabajo que invite a rezar en la calle, un trabajo que invite siempre a mirar a la Virgen y no enfocarse en otro asunto. Y como decía antes, tendremos que hacer el trabajo sin pensar tanto en el modelo en sí que tenemos, sino más bien en el objetivo, en lo que tenemos que hacer.
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Sí.
Quien conoce mi trabajo sabe que me gusta un trabajo fino y elegante que se traduce en que los movimientos vayan muy acompasados, sin ningún tipo de estridencia en los mandos ni en la ejecución de los movimientos. Un andar medio que vaya acompañando a la cofradía y siempre intentando que el varal se mueva lo justo y las bambalinas lo mismo. Como decía, tengo un trabajo acorde a que la gente no se entretenga ni se distraiga con otras cosas, que siempre el trabajo costalero invite a mirar a la Virgen.
Sí, claro, por supuesto. A parte de que la hermandad ya ha acometido la restauración los varales, soy un capataz al que le gusta lo técnico al dedillo. Le gusta estudiar su parihuela y la medida. Un centímetro en un paso puede ser una vida o la falta de la misma, y por lo tanto, es algo que miro de la manera más meticulosa posible. Las Cinco Llagas y su mayordomía se ha prestado a todo lo que le he pedido facilitando el trabajo. Y bueno, sí, alguna que otra modificación se ha tenido que realizar.
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