¿Quién es capaz de afirmar que a Jerez no le gusta un paso en la calle? Sábado de casi verano, treinta grados, mes de junio, barrios alejados de las zonas ‘cofrades’… y sin embargo las aceras se volvieron a llenar de gente para ver pasar la procesión de Cristo Rey como sucedió hace una semana con La Lanzada. Es lo que hay. Lo que se quiere se ve claramente en el respaldo que tiene en las calles. Y a Jerez le gusta las cofradías.
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Con la salida extraordinaria de Cristo Rey este sábado, la Hermandad de la Estrella ha cerrado un largo periodo de celebraciones que se inició a finales del pasado año con la coronación canónica de La Estrella.
Este acontecimiento dio paso a la celebración de las bodas de diamante de la fundación de la cofradía cuya culminación tuvo lugar con la procesión del misterio de la hermandad.
También se cierra un atípico mes de junio en lo cofradiero con dos fines de semana seguidos en los que las calles han rememorado sonidos y momentos propios de la Semana Santa; hace una semana con La Lanzada y ahora con Cristo Rey.
Ahora lo que toca, en el capítulo de lo extraordinario, es la Magna de octubre, que es donde tiene puesto el foco el Jerez cofrade.
La corporación lasaliana decidió ir hasta la parroquia que se consagró a san Juan Bautista de la Salle y Nuestra Señora de la Estrella, una de las parroquias nuevas ubicada en la zona de gran expansión de la ciudad, el entorno del antiguo camino de Las Flores. Ha sido como cumplir una deuda pendiente al visitar esta parroquia, que desde su consagración no pocos se preguntaban cuándo iría la hermandad hasta ella.
La distancia fue considerable por lo que la hermandad planteó un horario que se inició con la salida a las cinco y media de la tarde, planteando la recogida siete horas después.
Ciertamente resultó novedoso ver el paso de la popular Borriquita por zonas y barriadas nada vinculadas a la corporación del Domingo de Ramos, siendo además la que abre la Semana Santa jerezana. En esas primeras horas el objetivo era ganar terrenos, es decir, imprimir al paso un andar largo y con amplias chicotás, lo contrario a como fue cuando empezó a pisar la zona centro. Incluso se mandaron 'costeros' desde abajo, algo inusual en este paso que siempre anda de frente.
La música en ese ‘primer tramo’ la puso la agrupación musical de las Lágrimas de la localidad de San Fernando. El paso no presentó novedades en relación a como sale en Semana Santa. La junta de gobierno no quiso presentar ningún cambio con la idea de escenificar lo que es hoy este misterio después de 75 años.
Lo que sí hubo fue un estreno, las potencias de Cristo Rey realizadas en oro por García Falla con diseño de Sánchez de los Reyes. El paso llevó una discreta decoración floral en tonos rosas mientras que por lo demás fue el mismo de los últimos años con la renovación de la imaginería por Fernando Aguado.
Cielo celeste y temperatura más que soportables con unos 30 grados a la hora de la salida. En esos inicios no hubo muchedumbres, unos primeros momentos de la procesión, que junto a lo temprano del horario, se unió a la disputa del partido de la selección de España. El fútbol puede con todo. Sin embargo a partir de la calle Santo Domingo las aceras se llenaron y fue así hasta prácticamente la recogida.
De lo que no cabe duda es que el público optó por aguardar a horas más cercanas a la caída de la tarde y la noche para salir al encuentro de la hermandad. Así se vio desde la plaza del Caballo, lugar que marcó la segunda parte del recorrido.
En ese lugar se incorporó la banda de moda, la del Rosario de Cádiz, un magnífico reclamo que atrajo a numeroso público hasta una plaza desde la cual la procesión buscó el centro de la ciudad.
El buen hacer de la hermandad, que se rodeó de lo mejor para lucirse en esta efeméride, desde la cruz de guía hasta le paso y tras él. La formación isleña cumplió con creces en lo musical, pero el Rosario es mucho. Su fama no es gratuita, como volvió a demostrar este sábado.