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Que la hermandad de La Defensión decida salir en una jornada con riesgo de lluvia es algo asombroso teniendo en cuenta los precedentes. Esta cofradía es de las que no se la juega en su salida procesional. De hecho, los precedentes, como en 2024, así lo certifican. La Defensión tiene ese carisma que comparte con otras hermandades que ante la posibilidad de que le llueva en la calle no dudan en suspender la salida.

Obviamente, el cuidado de sus hermanos y su patrimonio, de forma singular el crucificado de Esteve Bonet, les obliga a no arriesgar, máxime cuando la valiosa imagen es propiedad de los padres capuchinos.

La otra cara del extraño Martes Santo la puso la Hermandad del Desconsuelo que decidió no echarse a la calle cuando casi todo el orbe cofrade y la ciudad que sigue la Semana Santa, apostaba por todo lo contrario.

El crucificado de la Defensión en la calle Sevilla.
El crucificado de la Defensión en la calle Sevilla. MANU GARCÍA

El hecho de pedir una hora de retraso ya dejó entrever que no lo tenían claro. Tal vez la experiencia de 2024 pesó bastante, del mismo modo que le ha venido sucediendo en algunos años atrás. Es, o ha sido, una cofradía valiente cuando de procesionar se trata. ¿Qué debate hubo en el interior de San Mateo para llegar a esa conclusión? Se conocerá sin duda porque todo sale a la luz. Seguramente la decisión no fue unánime. Ejemplos de cofradía con arrojo en Jerez se pueden poner y bastantes.

Relacionado con esto de la actitud, traemos a colación aquella procesión extraordinaria en la que salió solo el misterio de La Penas con la banda de Las Cigarreras. La lluvia estaba firmada y sellada con todas las garantías. Y no una llovizna, fue casi una alerta amarilla. Pese a todo, la hermandad salió y llegó hasta la plaza de San Lucas donde se tuvo que volver antes de que le cayera ‘la mundial’. Afortunadamente no pilló el paso al descubierto. Aquello fue en el mes de noviembre de hace once años, en 2014.

Una nazarena de los Judíos en la plaza de San Mateo.
Una nazarena de los Judíos en la plaza de San Mateo. ESTEBAN

En este 2025 alcanzamos un Martes Santo que tiene algunas lecturas. Una cofradía de las ‘nuevas’, Bondad y Misericordia, en la que sus hermanos han currado mañana, tarde y noche para adecuar el local de su casa de hermandad para salir de ella este año, decide no salir: le echaron cabeza al asunto y así dejarían un año en blanco para en 2026 poder presentar su misterio renovado.

La de San Benito también dejó su templo contra todo pronóstico tras lo de 2024 y las consecuencias nada agradables que tuvo la espera en la Catedral y el posterior regreso. Tal vez necesitaba redimirse de aquello. En San Rafael siempre hay ganas de lucirse en las calles, pero los partes del tiempo eran los que eran, al igual que le sucedió a Salvación. El Amor ya acumula dos años seguidos sin pisar los adoquines de San Juan, una cofradía que tampoco tiene por costumbre echar la moneda al aire.

Abrazos ante el paso de Bondad y Misericordia.
Abrazos ante el paso de Bondad y Misericordia. MANU GARCÍA

En definitiva, sorprendente Martes Santo en el que parece que por San Mateo la audacia deja paso a la sensatez cuando las cosas no respaldan la tranquilidad que seguramente busca una hermandad con unos 800 nazarenos y dos joyas de pasos e imaginería de enorme valor devocional e histórico.

No se trata de enfrentar decisiones, de las que son soberanas cada hermandad por encima de consideraciones o talantes. La Defensión seguramente decidió procesionar con las garantías que tuvieran en unos pronósticos a los que pocos pueden acceder. A lo mejor la vinculación de la corporación capuchina con el Ejército le daría esa ventaja. Porque ya se sabe que la tecnología de las fuerzas armadas, en esto de la meteorología, debe ser inmejorable y sobre todo exacta. Sí así pudiera haber sido, compartirlo con todas las del día habría sido ideal.

La Clemencia frente al Polígono y su gente.
La Clemencia frente al Polígono y su gente. JUAN CARLOS TORO

Al final todas regresaron: paz y allá gloria para todos. Muchas ilusiones truncadas, pequeños con lágrimas en los ojos, costaleros frustrados sin tocar ‘palo’, candelerías paras guardar la cera intacta -que la pura de abeja está muy cara-, desembolso de las tesorerías a las bandas, que cobran sí o sí. Y las flores a que se pongan mustias a los pies de los titulares.

Por cierto, solo una sigue sin estar en su sede, la de La Candelaria, que se quedó en la Catedral. Bueno sería que, además de informar que volverán el domingo por la tarde, dieran algún detallito más como la hora de salida, el recorrido… en fin lo mínimo indispensable si los cofrades de Santa Ana quieren verse arropados por el público, que por el momento no es adivino.

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Kiko Abuín

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