El tornado en Jerez ha causado estragos, con cuantiosos daños materiales por toda la zona norte del municipio. Una de los grandes damnificados por el fenómeno meteorológico que ha sorprendido a la provincia esta pasada madrugada ha sido la nave de la compañía teatral andaluza La Zaranda. El tornado ha arrancado buena parte del techo de este espacio de trabajo que, además, atesora 45 años de legado teatral del grupo, que ahora corren riesgo de perderse. Nadie lo quiere creer, Perdonen la tristeza... cualquiera de los títulos de La Zaranda serviría para describir la tremenda escena que se han encontrado este miércoles.
Paco Sánchez (Paco de La Zaranda), Gaspar Campuzano y Eusebio Calonge, integrantes de la histórica compañía, se encuentran en Jerez desde el pasado lunes trabajando en un nuevo espectáculo que verá la luz el próximo mes de marzo, en un estreno previsto en el Teatro de Rojas de Toledo.
Sin embargo, todo el plan de trabajo se ha venido abajo al perder el que tienen por santuario para sus creaciones escénicas y donde, además, acumulan todo el patrimonio con la historia de todos los montajes desde la fundación del grupo en 1978.
Doce años después de obtener el Premio Nacional de Teatro, el núcleo duro del grupo —que anda pendiente estos días de la pronta incorporación al montaje de Enrique Bustos, el otro actor histórico de La Zaranda— se ha encontrado con la desagradable sorpresa de que la nave, en la calle Apeadero de la zona Norte de la ciudad, ha recibido la violenta sacudida del tornado que ha cruzado el municipio.
Muchos de los títulos de algunas de sus obras más emblemáticas servirían para describir una situación desoladora para el grupo, que ha representado sus obras en más de 30 países en cuatro continentes, y ha sido premiado por la crítica de Buenos Aires, Nueva York, El Cairo, Montevideo, La Habana, Madrid, Barcelona… "Lo que faltaba ya a la historia siempre inestable de La Zaranda era sufrir una catástrofe natural", se lamentaban esta mañana, con su habitual ácida ironía, rodeando en círculos el espacio de trabajo, junto al escenario de la nave, un laboratorio teatral que han levantado a pulmón en estas más de cuatro décadas —una de las compañías teatrales más longevas del mundo— y que ahora puede perderse tras el mazazo en forma de tornado de esta pasada madrugada.
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