Carlos Aguilar ha saltado a la prensa nacional por reclamar la filiación de Juan Galán, empresario fallecido hace dos años y que era propietario de locales de alterne, fincas..., y que acumulaba decenas de millones en cuentas, según cuenta el propio Carlos. Ésta es la versión de su vida, su verdad, la que le lleva a reclamar la filiación e, indirectamente, ser tenido en cuenta en la herencia del empresario.
Carlos Aguilar nació en 1973. Hijo de Isabel Aguilar, mujer torero en los años del Franquismo pero conocida como Mari Cruz, fue dejado en la casa cuna. Aguilar tenía una relación extramatrimonial con Juan Galán, ex torero y propietario de los locales de alterne por los que fue procesado sin condena por la Operación Toscana. Entre otros, El Deseo, en Jerez. Todo se archivó en 2018.
Según cuenta Carlos, “me recogió la mujer de Juan, Manuela. Me trató como a un hijo más”. De hecho, insiste en que se le inscribió en el colegio del Opus de El Puerto como Galán Naranjo, compartiendo así apellido con los hijos naturales de Juan Galán y Manuela Naranjo. En el año 1976 falleció Manuela.
Posteriormente, Galán hace pública su relación con Isabel Aguilar. De hecho, la mujer fue detenida también en la Operación Toscana. Según Carlos, es propietaria de múltiples sociedades.
Con los años, Carlos crece en el entorno familiar, en El Puerto. Aguilar cría a los hijos naturales de Manuela Naranjo como propios. Juan Galán, eso sí, nunca llega a inscribir a Carlos como hijo suyo.
Carlos Aguilar, en su comunión. A su derecha, en la fila de atrás, Juan Galán e Isabel Aguilar.
Carlos es entonces uno más de la familia. Sus implicaciones en cualquier negocio familiar son más documentales que otra cosa. “Yo no sé ni mandar un correo electrónico, yo no sé nada”, pero reza como administrador único de varias sociedades en los últimos años y, por no pagar los seguros sociales derivados de ello, tiene incluso que afrontar una multa de 100.000 euros. “Yo me dedicaba a ayudar a mi hermano Juan Pedro en los espectáculos de La Finca, pinchaba discos, porque yo he sido DJ muchos años, para la radio también”.
Juan Pedro ha sido torero, ha estado implicado en la Operación Toscana, y es objeto de las iras de Carlos. “He intentado llamarlo muchas veces, tuve que comprarme una tarjeta prepago para que no supiera mi número y hablar con él”.
Según Carlos, el actual gestor de los bienes de Juan Galán es su hermano Juan Pedro. “Hay otro hermano en Sevilla, de esos con los que nunca desayunábamos, al que le ha dado un coche de alta gama y un dinero para que renuncie a la herencia. Yo no”. El caso de Carlos Aguilar lo lleva el abogado sevillano Fernando Osuna, el letrado ‘de los hijos de los famosos’ que ha conseguido reconocimientos de paternidad a El Cordobés o Julio Iglesas.
La base de la reclamación es que la relación de Carlos era de ser uno más en la familia, dijeran lo que dijeran los libros de familia vinculantes que hoy le habrían permitido ser parte de la herencia de Juan Galán. Isabel Aguilar vive y, según Carlos, “le ha hecho firmar papeles bajo amenazas”. Hace dos semanas, asegura Aguilar, que la madre y Juan Pedro Galán, el ‘Niño torero’, no se hablan.
Desde el fallecimiento de Juan Galán, hace dos años, Juan Pedro ha sido, siempre según Carlos, quien ha vendido bienes de la familia. Esto, indica Carlos, sería “alzamiento, ¿no?”. Porque expresa que la herencia aún no se ha partido. Galán no dejó herencia escrita. Por lo tanto, correspondería a sus legitimarios (hijos) de forma proporcional. “Lo que le pasa a mi hermano es que lo quiere todo para él, se lo quiere quitar a mis hermanas, se lo quiere quitar a todos, me lo quiere quitar a mí”. Le acusa, incluso, de pretender que su madre "firme un papel como que yo soy un mentiroso, eso intenta. Por supuesto, mi madre se ríe, no firma eso ni loca".
La batalla por la filiación ante los juzgados comenzó hace año y medio. Ahora, con su nuevo abogado, el trámite de la demanda está en curso. “Yo no creo que con todo lo que ha hecho mi hermano se quiera sentar delante de un juez”.
A juicio de Carlos, “se está equivocando”, porque en dos ocasiones habría declinado Juan Pedro la petición hecha a través de notarios para ese reconocimiento. El asunto irá finalmente a juicio si se acepta la demanda. Algo que, a todas luces, debiera ocurrir.
“Tengo pruebas, muchísimas” para reclamar “lo que me corresponde. Se creía que me iba a echar para atrás o que no tenía buenos abogados”. La herencia, según cifra Carlos, y según indicaría su abogado, sería de unos 10 millones por lo presente en cuentas, más patrimonio inmobiliario. “Hace diez años”, dice Carlos, “eran unos 50 millones en cuentas. Ahora, seguro que mucho más”.
Si esto transcurre como Carlos desea, su vida cambiará radicalmente. Ahora vive en un piso y tiene una inmobiliaria junto a otro socio. La carrera hasta esa meta acaba de empezar.
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