¿Hay vida en Marte? Esta pregunta lleva décadas atormentando a la humanidad, que se empeña en encontrar una respuesta. Hacerlo puede decirse que es el objetivo de la misión Exomars de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la agencia rusa Roscosmos, que sufrió un traspiés en octubre de 2016, cuando el módulo Schiaparelli —llamado así en honor al astrónomo italiano—, que descendió para tomar muestras y probar la existencia de vida —de tipo bacteriana—, se estrelló en la superficie de Marte. La evolución de este proyecto la conocen muy bien los alumnos de los IES José Manuel Caballero Bonald y Andrés Benítez de Jerez, que han realizado una maqueta de la sonda a tamaño real, que les ha valido para ganar la XVIII edición del concurso internacional Ciencia en Acción, en el que participan representantes de países de habla hispana y portuguesa, en la modalidad Adopta una estrella, con su proyecto Vacas marcianas.
“Construimos el módulo que aterrizó en Marte, y también un espectómetro casero, para explicar cómo consiguen datos los astrónomos”, explica Andrés Jobacho, profesor de Matemáticas del IES Bonald y uno de los padrinos de la idea, junto a Francisco Javier Pérez Barbero, compañero del Andrés Benítez, quienes han dedicado horas y horas de su tiempo a desarrollar un proyecto, que fue presentado en la Feria de la Ciencia en la Calle de Jerez, y que ahora es premiado a nivel internacional. “Los alumnos son capaces de explicar cómo trabaja el orbitador para conseguir los datos de la misión”, reseña Jobacho.
Hasta la localidad vizcaína de Ermua, donde se ha celebrado la última edición del concurso, se desplazaron Andrés y Francisco Javier, junto a seis alumnos —de los 15 que componen el proyecto—, en una furgoneta en la que transportaron la maqueta del Schiaparelli. “Tardamos dos días en llegar y otros dos en volver”, apunta Jobacho, quien coordina el trabajo del llamado grupo Philae, que ya ha dado vida a tres iniciativas, que también presentaron al concurso Ciencia en Acción. “Hemos formado un buen equipo con nuestros compañeros del IES Andrés Benítez”, señala el profesor del IES Bonald, ya que “aunque estamos en centros diferentes nos hemos esforzado para seguir trabajando con los alumnos”.
La relación de estos profesores, aficionados a la astronomía, con el Instituto de Astrofísica de Andalucía —que colabora en la misión de la ESA aportando un espectómetro— les llevó a pensar que sería buena idea desarrollar una maqueta del módulo Schiaparelli, que también han llevado a la Feria de la Ciencia de Granada o al centro de ciencia Principia de Málaga. “Lo hacemos siempre en horas extraescolares, por lo que el alumno que participa tiene doble mérito, porque está realmente interesado”. Así van inculcando, poco a poco, el amor por la ciencia a unos estudiantes a los que intentan exprimir al máximo. “Somos profesores por vocación, y las clases son siempre iguales, por lo que siempre te queda la cosa de sacar un poco más del alumnado”, relata Jobacho.
Los profesores resaltan así la importancia de la celebración de la Feria de la Ciencia en la Calle de Jerez, ya que “el sistema educativo no fomenta mucho la ciencia”, y con proyectos como Vacas marcianas, “se tocan todas las ramas, ya que si elaboras una maqueta tienes que saber trabajar con escala, investigar sobre los temas de la misión, trabajar en equipo, hablar en público…” Todo ello les ayuda a adquirir unas capacidades que no aprenden en clase. “Trabajamos aprendiendo sobre la misión y buscando formas atractivas de exponerla”, señala el profesor Andrés Jobacho, ganador del concurso junto a sus alumnos Guadalupe Fernández, Abel Ordóñez, Isabel Barragán, Lucía Escalona, Eduardo Peralta, Daniel Martínez y Claudia Jiménez, y a los del docente Francisco Javier Pérez, que son Marta Huiman, Rocío Gago, Ángel Moreno, Sara Puerto, María Navarro, Lucía Reyes, María Rodríguez y Francisco Javier Vázquez, que ya están pensando en su próximo proyecto a desarrollar. Pero para conocerlo habrá que esperar unos meses.
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