Cerró durante la pandemia tras algunos intentos por sacarlo adelante, el último en 2019. Al final se clausuró después de 136 años desde que se fundara en 1886 por el montañés Ceferino Marina. Este histórico bar fue neurálgico en el centro de Jerez y especialmente en la calle San Miguel. Ahora es víctima de actos vandálicos que lo están desmontando poco a poco. De lugar de encuentro y tertulia además de buena mesa a una ruina absoluta que a los más añejos del lugar provoca tristeza.
El último episodio ha sucedido este miércoles. La puerta de acceso ha sido reventada y, posiblemente, habrá permitido la entrada de los ladrones que aprovechan edificios vacíos para hacerse con todos los elementos susceptibles de ser rentables para ellos. A mediodía la Policía Local se personó en el establecimiento para certificar lo ocurrido.
Solo cabe esperar que elementos tan identitarios de este bar como los azulejos de colores en las paredes, el vistoso botellero de madera adornado con hojas de parra que engrandecía su casi circular barra, toda una reliquia: artísticos posabrazos, columnas de hierro forjado… que no hayan caído en manos de los desvalijadores y que se tuvo la prudencia de retirar tras su cierre.
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