El boom de las Zambombas de Jerez tiene consecuencias muy positivas, pero también un reverso tenebroso para los vecinos del centro histórico. Desesperados, han estallado tras un puente "insoportable". "No podemos vivir aquí. Noviembre ha sido una pesadilla, pero lo sufrido este último fin de semana no puede describirse con palabras", expresa Tamara Jiménez, presidenta de un colectivo vecinal que ha reventado tras sufrir unos días aciagos con robos a punto de navaja, en casas, en coches, ríos de orines, vomiteras...
Ante esta situación, indignados, han reclamado al gobierno municipal "medidas urgentes ya". "Nuestras fiestas han terminado convirtiéndose en un enorme macrobotelllón, propio de una caseta de feria. Un Intramuros donde no se ha restringido el paso de vehículos, donde no existe refuerzo de seguridad, y donde absolutamente todo despropósito está permitido".
"Estamos alimentando —advierte— un modelo económico insostenible, que solo enriquece a la hostelería del Centro Histórico, mientras se revientan literalmente nuestros barrios, nuestro patrimonio material e inmaterial y acaba con nuestras tradiciones. Una imagen triste y vergonzosa. No podemos vivir aquí. El Centro Histórico no es un recinto ferial, es una zona residencial donde los vecinos tenemos derecho al descanso, a unas condiciones mínimas de higiene y de circulación por sus calles".

Desde la Asociación de Vecinos Centro Histórico, ha dicho Jiménez, "nos vemos en la necesidad de reiterar la extrema urgencia de tomar medidas y regular las semanas de fiesta que nos quedan, desde ya". "Nuestros barrios son auténticas ratoneras donde nuestros vecinos se sienten secuestrados en sus propios hogares. La ocupación de las calles y plazas desde mediodía y hasta altas horas de la madrugada se ha convertido en un verdadero infierno".
"A lo largo del fin de semana se han recibidos llamadas y mensajes de vecinos agotados y desesperados. Aumento de la inseguridad, vandalismo, robos en coches y casas, robos a punta de navajas, ríos de orines y fuerte olor a defecaciones y vomiteras, son el coctel navideño que seguimos sufriendo los vecinos del Centro Histórico", ha expresado en un comunicado la representante vecinal.
Y ha añadido: "La única tradición navideña que se sigue cumpliendo es ver cómo año tras año, el gobierno de turno declara que tomará medidas una vez acabadas las fiestas. Tres semanas de infierno nos quedan. ¿Somos los únicos preocupados por conservar nuestro preciado Bien de Interés Cultural?".
La pasada semana el equipo de gobierno anunció que tras las fiestas preparará una ordenanza municipal que regule las Zambombas tras un inusitado boom que ha convertido cinco semanas entre noviembre y diciembre en un imán para los visitantes, pero también en una auténtica pesadilla para los residentes del centro de Jerez.