R. estaba totalmente en manos de J. A., con quien incluso llegó a hacerse pareja de hecho tras seis años de relación. Tal era el control al que le sometía su pareja y agresor, que seguirá en prisión al menos hasta 2028, que le prohibía trabajar y hasta sacarse el carné de conducir.
La violenciamachista en muchas de sus peores aristas: aislamiento, dominación, agresiones sexuales... Es el calvario que ha vivido R. en Sanlúcar y que finalmente dio con los huesos de su agresor en la cárcel.
Casi desde el inicio de la relación, J. A. "hizo objeto a R de malos tratos psíquicos, debido a su carácter celoso, que se exacerbaba en las numerosas ocasiones en que ingería bebidas alcohólicas. Así, por una parte trató de aislar a su pareja, impidiéndole relacionarse con sus amigas y amigos e incluso con sus familiares, hasta el punto de que ésta llegó a carecer de vida social; le impidió que obtuviese el permiso de conducir; y, durante algunos años, se opuso a que tuviese trabajo, haciéndole ver que dependía totalmente de él. Por otra parte, le recriminaba e incluso insultaba si saludaba a algún hombre, dirigiéndole expresiones tales como "solo le faltaba abrirse de patas".
Momentos de auténtico terror
Auténticos momentos de terror que se tradujeron en golpes a los muebles, bofetadas y vejaciones con intentos de agresión sexual que, a veces, R. pudo esquivar huyendo de la casa. El relato estremece al leer la sentencia dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TJSA).
El Alto Tribunal andaluz ha ratificado ahora la condena en primera instancia de la Audiencia Provincial de Cádiz contra este individuo, que ya fue condenado en otras dos ocasiones en el pasado, por delitos de maltrato habitual, amenazas, maltrato de obra, y contra la libertad e indemnidad sexuales. Entre otras cosas, no podrá acercarse a la víctima en 20 años y deberá indemnizarla con 12.000 euros.