El rugido de los motores delata la presencia de una afición que se asentó en El Puerto hace 25 años. Son los propietarios de las conocidas Harley Davidson, motos con estilo que llaman la atención de los viandantes al pasar. Todos ellos se reúnen en torno a un club denominado HOG (Harley Owned Group) que se constituye como el más grande del mundo con más de un millón de afiliados y cuenta con secciones llamadas chapters en todos los rincones del planeta.
El Cádiz Chapter, situado en el municipio portuense, es el más antiguo de Andalucía y se posiciona entre los más vetustos de España. Sus inicios se remontan a febrero de 1995, “cuando ya conseguimos reunir a un grupo más o menos considerable, sobre diez o doce personas”, señala Jorge Muñoz, responsable de las afiliaciones del club.
En la actualidad, el grupo cuenta con 67 socios repartidos por la provincia gaditana. “A pesar de que estamos dentro de una provincia pequeñita, somos uno de los chapters más numerosos de España, solamente nos supera Madrid, Barcelona y Valencia”, destaca Jorge, que asegura que entre los miembros “hay gente de edades muy variadas, desde personas mayores hasta gente joven”.
Jorge Muñoz es responsable de las afiliaciones al chapter de Cádiz. FOTO: MANU GARCÍA
La marca Harley Davidson es la única que dispone de un club propio formado por amantes del motor que llevan una filosofía de vida determinada. “El secreto del club es la fidelidad que tiene el cliente, la idea es reunir a un grupo de gente que comparte la misma pasión y aprovechar esa pasión que nos une para disfrutar de la moto”, comenta Jorge que cree que “es mucho más divertido hacerlo en grupo, aunque también haya gente que le guste hacerlo en solitario”.
En ocasiones, los afiliados al chapter se visten de cuero y calzan sus botas para adentrarse en la carretera. Agarran con fuerza el manillar y se lanzan a merodear por la provincia. El grupo organiza excursiones y asiste a concentraciones con una media de 35 moteros. “Es complicado que participen todos, como mínimo realizamos una salida al mes, que consiste en que hay un itinerario ya previsto y se ha seleccionado un sitio donde comer todos juntos”.
La actividad del chapter se encuentra vinculada al concesionario oficial de Harley Davidson que aterrizó en El Puerto allá por el año 1994, “cuando se vendían muy pocas motos en la provincia y en España”. Según Jorge, también jefe de ventas de la marca, “no puede existir un club sin tener un concesionario que lo patrocine y lo apoye, aunque algunos no se involucran mucho dentro del grupo”.
Fotografía de los primeros socios del club en 1995. FOTO: MANU GARCÍA
Al principio, la marca pertenecía a Motos Castro, concesionario oficial de Honda que ya no existe. Después acabó en manos del actual propietario, un apasionado de la marca “que viajaba mucho a Estados Unidos porque su esposa es americana”, relata Jorge, que funciona como nexo entre el club y la tienda.
Desde el interior de una sala repleta de recuerdos de rutas donde se reúne el club, el motero explica que “el sueño de todo aficionado a las Harley Davidson es hacer algún día la ruta 66 en Estados Unidos desde Chicago hasta Los Ángeles”. Y para ello, existen compañías que tienen convenios especiales con cadenas de hoteles y agencias de viajes de los que pueden disfrutar sus socios.
Para Jorge, formar parte del primer chapter que se fundó en la comunidad andaluza “es un sentimiento muy difícil de explicar, ¿por qué eres de una cofradía de Semana Santa?, es algo diferente a cualquier otra marca, ni mejor ni peor”.
Los aficionados de las dos ruedas tienen claro que este tipo de motocicletas “no son para correr ya que la posición de conducción no te incita a llevar una gran velocidad”, comenta Jorge que añade que estos modelos custom “están pensados para pasear y para disfrutar del paisaje, y el cliente se siente muy identificado con la libertad que la marca quiere transmitir”.
Por otro parte, el Cádiz Chapter ha colaborado con proyectos solidarios como la construcción de pozos de agua en África. También ha aportado su ayuda a Adiscon (Asociación de familiares y enfermos de Anemia Diseritropoyética Congénita) vendiendo huchas customizadas para recaudar fondos. “Siempre que nos solicitan colaboración de algún tipo solemos acudir desinteresadamente”, sostiene Jorge que recibe las visitas de moteros de todas partes durante la celebración de la Motorada, un evento "no muy significativo para nosotros porque está más enfocada a motos más deportivas".
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