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Márgenes y Vínculos tendrá muchas virtudes. Una es la sinceridad. Desde su nombre anuncia ya dónde y qué. Es un colectivo que pretende trabajar en los límites de la sociedad para crear relaciones que auxilien a los más vulnerables, a los niños.
Esta semana, los Claustros de San Domingo de Jerez conmemoraban el Día Internacional de los Derechos de la Infancia (20 de noviembre) con la exposición Felicidad, auspiciada por esta fundación que se acerca a los 30 años de trayectoria (nació en 1997).
La muestra reúne fotografías de Noelia Orozco Coronil con escenas de acogimiento, de menores que viven temporalmente con familias distintas a la biológica y lidian, unos y otros, con sentimientos de miedo, confusión, enfado o rabia. El objetivo, cumplido tantas veces, es llegar a una situación de amistad, aprecio, confianza, protección y amor fraternal.
Francisco Mena es el responsable de Márgenes y Vínculos en la provincia de Cádiz. Vecino de Castellar y muy respetado por su labor en defensa del Campo de Gibraltar frente a esa lucha eterna contra los efectos y estigmas del narcotráfico.
Quizás por ese perfil público, su faceta como impulsor de este colectivo pionero en el acogimiento familiar pasa algo más desapercibida. Sería una injusticia dado el alto valor social y solidario de este colectivo, reconocido con la colaboración estrecha y permantente de instituciones como la Junta de Andalucía.
¿Tanto esta exposición fotográfica como la tarea cotidiana de la Fundación Márgenes y Vínculos trata de lanzar un mensaje que quizás no termina de llegar a toda la sociedad?
La exposición se organiza por el Día Internacional de los Derechos de la Infancia establecidos en su día por la ONU, es una fecha importante que permite recordarlos y uno de esos derechos fundamentales es tener una familia. Es uno de los esenciales, tener una familia es fundamental para un menor y en ocasiones, por circunstancias, no puede tenerla porque no puede permanecer con su familia biológica. En ese momento, y de forma temporal, ese joven, esa niña, se tienen que adaptar a una familia de acogida. No es fácil porque uno de los vínculos más fuertes que suele tener un ser humano es con su familia biológica pero cuando no puede darse por situaciones muy difíciles, por cuestiones determinadas, tenemos que buscar una familia que pueda acoger a ese menor, insisto, durante un tiempo determinado.
¿Esa es la función principal, casi única de la Fundación Márgenes y Vínculos, la búsqueda de esas familias?
Somos pioneros desde hace más de 25 años. La Caixa tenía por entonces un sistema similar denominado "familias canguro", sobre todo en el País Vasco, pero en Andalucía no existía la figura de la familia de acogida hasta que la pusimos en marcha nosotros. La Junta de Andalucia dio un paso de apoyo fundamental desde el principio. La administración entendió y declaró desde el primer momento que era el mejor modelo de integración. La Junta nos nombra intermediarios en este proceso de acogida y desde entonces, en Márgenes y Vínculos, localizamos, formamos y asesoramos a esas familias.
Una de las luchas principales de los defensores de la familia de acogida es diferenciarla de la adopción
Así es. La confusión es permanente, constante, siempre tenemos que estar aclarando porque la diferencia es muy importante. La acogida no es adopción, sobre todo porque la acogida se limita a un tiempo limitado. Sólo en algunos casos muy contados, excepcionales, la acogida desemboca en adopción. En la inmensa mayoría de los casos, la acogida se divide en dos tipos: temporal y permanente. La temporal se produce con niños que suelen tener de cero a diez años, doce como máximo. Este periodo de convivencia con la familia nunca se prolonga más de nueve meses. El segundo tipo de acogida, denominado permanente, es el que afecta a jóvenes con más de 14 ó 15 años que ya van a estar con esa misma familia de acogida hasta que se acaba la etapa de tutela, hasta el día en el que cumplen 18 años y ya eligen libremente.
¿Es difícil encontrar familias dispuestas a dar el paso de acoger?
Nosotros siempre decimos que puede acoger cualquiera. Muchos nos preguntan que si pueden acoger, si reúnen los requisitos. No hay ninguno más que tener la mejor actitud y disposición, la generosidad. Únicamente descartaríamos a personas que por edad o estado físico no tienen la movilidad suficiente como para atender a un niño o a una joven pero es la única limitación. Pueden hacerlo familias heterosexuales, homosexuales, monoparentales, de cualquier edad, con hijos, sin hijos.
¿Con hijos? ¿Uno de los prejuicios no sería que la acogida viene a ser un refugio para las familias que no pueden tener hijos?
Eso también es falso. La prueba es que una gran mayoría de las familias de acogida ya tienen hijos biológicos, al menos, uno, y se ofrecen. De esa forma, el menor al que se ayuda no sólo tendrá padres acogedores, también hermanos acogedores.
¿Cómo se superan los miedos, las inseguridades por las dos partes?
Tenemos un equipo de asesores extraordinario, hacen una labor maravillosa. Primero para formar a las familias que van a acoger, para explicarles y adelantarles sensaciones, sentimientos que van a tener. Luego les acompañan siempre en el periodo de acogida, al acogido y a los acogedores, resuelven cualquier duda.
¿Uno de esos temores es crear un vínculo de cariño tan grande que luego sea doloroso romperlo a los nueve meses?
Es una de las ideas que más transmitimos. Desde el primer momento, la familia acogedora debe tener en cuenta que esa situación sólo va a durar nueve meses como máximo. Cuando lo aceptan, muchas familias, y muchos acogidos, viven con alegría el final de esa etapa. Tienen la sensación de haber ayudado a esa niña o niño, a veces siguen su evolución toda la vida, se crea un vínculo de amistad precioso. En muchos casos, el acogido vuelve con su familia biológica porque la situación que provocó la acogida se ha resuelto. Hay muchos motivos de alegría. En mi pueblo, en Castellar, hay un vecino, cartero, que ha tenido a más de 30 menores en acogida. Sabe que se van a ir unos y van a llegar otros pero lo vive con la sensación de ayudarles, lo acepta sin problemas. Con muchísimos de ellos mantiene un vínculo para siempre.
¿El temor a meter a un joven conflictivo en casa está muy extendido?
Las familias de acogida no tienen ese temor porque saben que los casos de jóvenes con una conducta disruptiva son muy pocos. En realidad, es una situación que puede darse también con los hijos biológicos. Cuando se da, que sucede muy pocas veces, en la familia biológica o en la de acogida, también puede ser una situación temporal, pasajera. La inmensa mayoría de los chavales crea una relación de amistad, confianza y ayuda mutua con las familias de acogida. Los casos conflictivos son muy raros.
¿Ha evolucionado la aceptación social hacia la acogida en estas dos décadas de labor en Márgenes y Vínculos?
La situación no ha dejado de evolucionar. Cada vez hay más familias dispuestas. Hasta el punto de que Cádiz es la única provincia andaluza que ya no tiene a niños de menos de ocho años en centros de acogida, todos están en familias. Ahora vamos a por los de diez, que todos estén en familias, ninguno en centros. Luego a por los de doce y así queremos seguir. Esta situación, la de los niños de ocho años, era impensable hace una década y ha sido posible gracias a muchas personas. Es un mérito compartido. Desde las administraciones a las familias, todas las asociaciones implicadas, porque Márgenes y Vïnculos no es la única, ni mucho menos.
¿Cuántas familias de acogida hay actualmente en la provincia de Cádiz?
En este momento, en noviembre de 2024, hay 165 familias en situación de acogida y son 194 los menores acogidos.
¿Las matemáticas dicen que algunas familias tienen a varios?
Claro, en algunos casos, los acogidos son hermanos y tanto nosotros como las familias acogedoras tratan de no separarlos. Es importante que estén juntos.
¿Es usted un convencido de la acogida como el mejor sistema posible de protección a menores en situación de dificultad?
No es lo que piense yo, son muchas asociaciones, las administraciones públicas, los trabajadores sociales, muchos estudios que han hecho seguimiento de los casos durante años. El modelo anglosajón de acogida temporal en familias es el que mejor funciona para favorecer la integración de los menores que no pueden permanecer con su familia biológica. Está demostrado que es el que produce los mejores casos. Es el que provoca con más frecuencia una relación de amor, cariño, comprensión, amistad, confianza y ayuda entre las dos partes, durante la acogida o ya para siempre.