Antonio Tejón Carrasco, El Castaña, que junto a su hermano Francisco conforma uno de los principales clanes de la droga en La Línea, el de Los Castañitas, ha sido detenido esta noche en una operación conjunta de la Policía Nacional y la Agencia Tributaria y está previsto que ingrese en prisión en las próximas horas, al contar con diversas órdenes de busca y captura.
Han sido la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco), de la comisaría de La Línea, y el Grupo de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado (Greco) de la Costa del Sol los que han llevado a cabo la operación contra este delincuente, en uno de sus domicilios, aunque se había rumoreado que estaba escondido en Marruecos. En un vídeo difundido por la Policía Nacional, el Castaña se mostraba nervioso, pidiendo “por favor” que no le grabaran. “No me busques más problemas”, señalaba, esposado, y en el interior de su dormitorio, mientras los agentes se daban la enhorabuena. Al final del vídeo, antes de entrar en el vehículo policial y ya más envalentonado, volvió a referirse al agente que le grababa: “Si me grabas, grábame bien”.
Según ha explicado la Policía Nacional y Agencia Tributaria en una nota, tras numerosas gestiones, los agentes tuvieron conocimiento de que el detenido frecuentaba una vivienda en La Línea y establecieron un dispositivo de vigilancia en el que les llevó a contrastar la información. En este sentido, han señalado que las gestiones fueron complicadas debido a la ubicación donde se encontraba el investigado, con calles angostas y donde residen otras personas relacionadas con él, así como al breve espacio de tiempo que permanecía en el inmueble y a las medidas de seguridad que utilizaba para entrar y salir, que eran reforzadas por terceras personas desconocidas por los investigadores.
Por ello, más de cien agentes se desplegaron en la zona para garantizar el éxito de la operación, prevenir posibles altercados y realizar la entrada y registro en dos inmuebles, siendo finalmente localizado y detenido en el interior de una de las viviendas.
El detenido llevaba huido desde finales del año 2016, cuando se llevó a cabo la operación Ronal que permitió la detención de 30 personas y la incautación de una tonelada de estupefaciente y 350.000 euros en efectivo. Entonces, un dispositivo de más de 150 agentes permitió la detención en Cádiz y Marruecos de 30 presuntos miembros de Los Castañas en un operativo culminado a finales del año 2016.
Los agentes registraron entonces 21 domicilios y naves en la provincia gaditana e intervinieron una tonelada de hachís, 350.000 euros en efectivo, 16 vehículos, tres embarcaciones semirrígidas, varias armas de fuego, 17 inmuebles por valor de tres millones de euros y se bloquearon 24 cuentas pertenecientes a diferentes personas físicas y jurídicas.
Antonio Tejón, con su hijo, en una imagen retrospectiva.
No obstante, a pesar del amplio dispositivo desplegado, varios de los investigados se dieron a la fuga huyendo a Marruecos, por lo que se inició una comunicación bilateral que propició el desarrollo de una investigación conjunta con las autoridades policiales del Reino de Marruecos, coordinada y dirigida por la Consejería de Interior de la Embajada de España en Rabat, al objeto de lograr la detención de los investigados que se encontraban ocultos en el referido país.
La organización conocida como Los Castañas, según la Policía, monopolizaba el tráfico de hachís en el Campo de Gibraltar y ocultaba la droga inmediatamente después de su desembarco en diferentes fincas del barrio de El Zabal. Estos no solamente realizaban transportes para su organización, sino que también cobraban elevadas sumas de dinero alijando toneladas de hachís para distintas organizaciones criminales, gracias a la amplia infraestructura que poseen en la zona de La Línea de la Concepción para llevar a cabo con éxito este tipo de operaciones.
Los investigados disfrutaban de un altísimo nivel de vida, realizando viajes de alto coste, acudiendo a grandes acontecimientos deportivos, alojándose en hoteles de gran lujo, adquiriendo coches de alta gama y viviendas de lujo.
Narcoembarcaderos
Según ha apuntado la Policía, fruto de la investigación, se pudo determinar que organizaban habitualmente transportes de estupefaciente utilizando cada vez al menos dos embarcaciones semirrígidas de más de 12 metros de eslora, con capacidad para transportar unas tres toneladas de hachís en cada una de ellas.
También se comprobó que utilizaban equipos de transmisiones con los que comunicaban durante el transporte, desembarco, y ocultación del estupefaciente, además de contar con numerosas personas que realizaban las funciones de vigilancia en puntos estratégicos para alertar de cualquier actuación policial.
Además, la Policía averiguó que muchas de las viviendas de las que la organización disponía en la zona de El Zabal eran empleadas para la guarda, custodia y ocultación del estupefaciente, siendo adquiridas por la organización con la intención de cederlas a familias humildes, sin ningún tipo de remuneración económica y sin anotaciones policiales ni relación con actividad delictiva alguna, para que pudieran pasar desapercibidas y no levantar ningún tipo de sospecha.
Así, a estas personas se les facilitaba, además de las viviendas referidas, vehículos y dinero a cambio de que realizaran las labores de guarda, custodia y almacenamiento de la droga inmediatamente después de su desembarco.
La organización disponía de al menos dos de los llamados narcoembarcaderos, situados en uno de los márgenes del río Guadarranque, por donde surtían las embarcaciones con destino a Marruecos y por donde posteriormente eran recogidas tras realizar el alijo del estupefaciente. Para este fin poseían varias embarcaciones semirrígidas que utilizaba para el transporte del hachís, así como vehículos todoterreno sustraídos que ocultaban en diferentes fincas, preparados para cargar la droga.
Tres de estas embarcaciones, de unos 12 metros de eslora y con varios motores de 300 caballos —valoradas en 200.000 euros cada una—, han sido intervenidas durante los registros.
Según ha explicado la Policía, los conductores de los vehículos todoterreno que realizaban la carga del estupefaciente en playa para llevarla hasta el lugar de ocultación —lugares conocidos como caletas o guarderías— habían recibido órdenes de embestir a cualquier vehículo que intentara su interceptación, ya fueran integrantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o de cualquier otra organización que pretendiera sustraer la droga.
Así, en varios de los desembarcos protagonizados por la organización fueron arrollados vehículos policiales uniformados cuando intentaban frustrar el desembarco de la droga, además de poner en peligro a particulares que circulaban por la zona.
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