La comunidad científica no cesa de evaluar e intentar encontrar soluciones a las consecuencias que el alga asiática y otras especies invasoras similares dejan en las costas, y en concreto, en las de Cádiz.
El último proyecto en este sentido del Instituto Universitario de Investigación Marina (INMAR) de la UCA y la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta de Andalucía, con la colaboración de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA), ha sido la instalación de seis arrecifes artificiales en el Puerto de Tarifa.
Conocidas en el ámbito científico como Estructuras Autónomas de Monitoreo de Arrecifes (ARMS por sus siglas en inglés), estas herramientas permitirán a los investigadores detectar de forma temprana la llegada de especies exóticas a la zona, para así poder dar una respuesta durante las primeras fases de la invasión.
Esta acción forma parte del proyecto Gibmar-BB, que estudia las modificaciones en la biodiversidad marina en el Golfo de Cádiz y en el Estrecho de Gibraltar como consecuencia del cambio climático global.
Dentro de este programa, se han colocado seis arrecifes artificiales en el Puerto de Tarifa, que se unen a otra media docena que ya hay en el exterior, en el entorno de la Isla de Tarifa. En octubre, se llevará a cabo la segunda fase de este experimento. El proyecto se completa con otros quince arrecifes artificiales que están repartidos por la provincia; en concreto, en la playa de Getares y en la entrada de la Bahía de Cádiz.
Estas estructuras imitan el sustrato rocoso, de modo que proporcionan espacios para la colonización y el asentamiento de una gran variedad de organismos. Gracias a su instalación, los expertos podrán caracterizar la biodiversidad marina del Estrecho de Gibraltar y del Golfo de Cádiz, y generar así datos que puedan ser directamente comparables con otros observatorios europeos.
Estos arrecifes fondeados en el Puerto de Tarifa permanecerán allí durante seis meses, en la denominada 'fase de reclutamiento de organismos'. En ese tiempo, se realizarán dos muestreos: uno a los tres meses de su colocación y otro al final de la investigación, pasados los seis meses. Este muestreo periódico hará posible la detección de las especies exóticas ya establecidas y de la posible llegada de nuevas especies.
Este proyecto es de vital importancia, pues el Estrecho de Gibraltar es uno de los 'puntos calientes' mundiales de biodiversidad, y concentra un gran número de especies amenazadas o endémicas. De igual modo, es crucial para monitorizar la llegada de especies no autóctonas. La causa es que es una de las principales vías por la que pueden llegar al Mediterráneo.
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