De noche, una fila de nazarenos desfilan a oscuras por las calles. Tan solo la luz de sus cirios guían su camino. Esta estampa tan característica de la Semana Santa no sería posible sin esas empresas que producen las velas alargadas que iluminan los pasos cuando sale la luna. El rostro de la Virgen se contempla gracias estos objetos que no pasan desapercibidos. En vísperas de la semana más esperada por los cofrades, en una fábrica ubicada en el polígono industrial de Pelagatos de Chiclana se palpa el ajetreo.
La Cerería La Madrugá vive con intensidad su temporada alta. Esta es la número trece desde que echó a andar. Fue en 2012 cuando el chiclanero Arturo Soto arrancó un negocio que pocos han sacado adelante en la provincia de Cádiz y tampoco está muy extendido en España.
“Yo digo Madrugá y todo el mundo lo relaciona con Semana Santa”, dice, descifrando el porqué de este nombre que resuena en el mundo cofrade. Sus cirios ya alumbran a más de 700 hermandades de toda España.
Galería de fotos | Así se fabrican los cirios que iluminan la Semana Santa española

Todo comenzó por la crisis de la construcción, aunque confiesa que siempre ha estado vinculado a las cofradías y es un apasionado de la Semana Santa. “Yo tenía una empresa de aire acondicionado con mi hermano, o sea, nada que ver. Pero me llamaba la atención la cerería cuando pasaba a recoger la cera para mi hermandad”, comenta este hermano de La Borriquita de Chiclana.
La crisis económica se llevó por delante su antiguo negocio, pero Arturo se reinventó y apostó por este trabajo al que ha sabido sacar partido gracias a su constancia. “El gran causante fue mi hijo, que me animó, pero yo no tenía prácticamente noción ninguna”, recuerda mientras pasea por una de las naves.
Poco a poco, fue empapándose de los entresijos de la cerería gracias a un amigo suyo ya fallecido, Guillermo, que se dedicaba a este oficio. Fue él quien le enseñó todo lo que hoy pone en práctica. Desde entonces, se fue abriendo paso hasta ganarse la confianza de las hermandades.

“Desde el principio planteamos diferenciarnos del resto e innovamos. El tipo de maquinaria que tenemos la hemos creado nosotros y la hemos patentado. No tiene nada que ver con el resto de las cererías. La mayoría de ellas siguen fabricando como hace 200 años, todo manual”, explica.
Entre cirios, Arturo comenta que estas máquinas le permiten triplicar la producción de forma automatizada, eso sí, sin perder “ni un ápice de calidad de la parte artesana”. El proceso es más rápido para poder abarcar la amplia demanda. “Seguimos empleando las materias primas de antes, cera pura de abeja, mechas de algodón puro 100% y los blanqueos se hacen al asoleo”, añade.
En esta cerería, otro de los aspectos más importantes es el cuidado de las tallas. Por eso, no utilizan productos químicos durante la fabricación y, por tanto, las emisiones de humo al encender las velas no son nocivas para el patrimonio de las hermandades. “Cuando la cera chorrea, cuando llora, que es lo que nos gusta a los cofrades, se ve limpia. No se ven velas negras, eso va en detrimento de las tallas. Cuanto más emisiones de humo negro nocivo tenga, más ensucian los bordados y las imágenes, y las restauraciones son odiosas y costosas”, sostiene el chiclanero.

Los trabajadores están al pie del cañón. Arturo ya ha perdido la cuenta de la cantidad de cirios que se producen en esta fábrica. Al año, se utilizan unos 200.000 kilos de cera y, actualmente, almacenan 42.000 cirios en una nave y 15.000 más en otra. Todos ellos colgados y no tumbados para que se mantengan rectos. “Afortunadamente, se llenan y vacían varias veces al año”, dice.
Aunque la campaña fuerte sea Semana Santa, esta cerería mantiene su actividad todo el año. Más allá de la penitencia, surten de cirios para glorias, extraordinarias, magnas y otro tipo de actos cofrades. “Ya tenemos cerrado todos los de este año. Cuando se termina la Semana Santa, hacemos acopio de cera para ir preparando la campaña siguiente”, explica.
En La Madrugá también se encargan de candelerías, decoración en cera y cirios de diferentes tipos, desde los que portan los penitentes hasta los que acompañan a los pasos de misterio o de palio. Son especialistas en la cera rizada, por ejemplo, las ceras en forma de flores que llevan los pasos de palio.

“El cofrade demanda calidad y servicio. La atención es importantísima. En este negocio hay que ser tremendamente serio. Hay que tener la cera cuando quiera la hermandad, no cuando quiera el cerero. Las hermandades tienen días y horas de salida y a todo el mundo le gusta tener sus cosas preparadas”, dice Arturo, que aconseja a cada cliente según sus preferencias.
El chiclanero también está pendiente de todas las juntas de gobierno de las hermandades con las que trabaja. Cada cuatro años, se pone al día con las nuevas caras que están al cargo de la compa de la cera. Las velas que enseña, pronto estarán embelleciendo las calles de todo el país.