Dos turistas alemanas observaban en la tarde de este martes a un grupo de trabajadoras concentradas frente a los hoteles Hipotels Barrosa Garden e Iberostar Royal Ándalus, en Chiclana. Se habían enterado de la misma por una de las propias empleadas, y habían acudido a apoyarla. "Trabajan mucho y cobran poco", señala una de ellos, que se refiere a uno de los hoteles como su "segunda casa".
Las camareras de piso de la provincia, unidas en la Plataforma por las Camareras de Piso 'Las Grandes Olvidadas', se han concentrado para reivindicar algunas mejoras que son claves en sus condiciones laborales.
Sus reclamaciones son claras y contundentes. Son muchos años de trabajo y desgaste los que las han hecho darse cuenta de lo que no está bien en su trabajo, de lo que hay que cambiar. Así, este colectivo pide, en primer lugar, la adecuación de la carga de trabajo, de forma que no sea a destajo. Esto significa que su trabajo diario se mide por unidades, algo que no está establecido en el convenio. Les encargan unas 20 habitaciones por jornada, algo prácticamente imposible de abordar, que solo se consigue porque se ayudan unas a otras.
Reivindican, así, que la jornada de trabajo se mida por horas, no por unidades de tareas, es decir, no por un número fijo de camas, salas, habitaciones... como sucede actualmente.
También reclaman la jubilación anticipada a los 58 años, dado el grado de desgaste que supone este tipo de trabajo.
Entre la concentración, destaca Mari Carmen Toro, una de las trabajadoras, por su peculiar 'disfraz'. A modo de diadema, lleva pegadas las cajas de todas las pastillas que toma para poder realizar cada día su trabajo. "Esta es toda la medicación que la mayoría de las camareras de piso tomamos para poder realizar nuestro trabajo", explica. Sobre la reivindicación de la jubilación anticipada, señala: "Lo principal es la carga de trabajo, porque yo por ejemplo llevo 31 años de camarera de piso, y tengo 52 años. ¿Yo me voy a poder jubilar con 67 años? Imposible. Pero si no tuviéramos esta carga de trabajo, y tuviéramos un trabajo como el de todo el mundo, podríamos llegar a una jubilación como la de todo el mundo".
Con su 'diadema', quiere denunciar las consecuencias de las condiciones laborales que actualmente sufre este colectivo, 'las grandes olvidadas', como se llama la plataforma en la que se han organizado.
Otra de sus principales reivindicaciones es que se reconozcan las enfermedades profesionales de su sector, y que se les dé un tratamiento digno. En esa falta de reconocimiento entra en juego la feminización de los sectores que tienen que ver con los cuidados, y, como consecuencia, la falta de perspectiva de género. Como explican desde la plataforma, los puestos de trabajo en los que la mayor parte de la ocupación es masculina tienen más enfermedades profesionales reconocidas que aquellos en los que la mayor parte de la ocupación es femenina.
Explican, asimismo, que, por ejemplo, en el caso de camarero de comedor, profesión mayoritariamente masculinizada, las varices están reconocidas como enfermedad profesional, mientras que no es así en el caso de las camareras de piso. "Parece que las varices de las mujeres son menos incapacitantes que las de los hombres", apuntan desde el colectivo.
Además, destacan también el trabajo de información interna y de comunicación y reuniones con sindicatos y con partidos políticos para trasladar sus planteamientos y reivindicaciones como parte necesaria de esta lucha.
Estas mujeres llevan luchando desde el año 2002 para conseguir unas condiciones dignas para todas las trabajadoras del colectivo de camareras de piso. En su manifiesto señalan que tras años de lucha queriendo llevar a cabo movilizaciones, apoyadas por los sindicatos, las conversaciones llegaron a un punto muerto, algo que se recrudeció durante la pandemia.
La Plataforma por las Camareras de Piso 'Las Grandes Olvidadas' reivindica la jubilación anticipada y el reconocimiento de las enfermedades profesionales
Estas reuniones para reclamar mejores condiciones no se han vuelto a reanudar; de ahí que hayan pasado a la acción ahora, apoyadas por la Federación de Asociaciones de Mujeres Sol Rural, CCOO y el Ayuntamiento de La Barca.
"Pedimos calidad de trabajo, cosa que no tenemos, porque vivimos dedicadas diariamente a esto, y una jubilación anticipada porque no podemos llegar. Yo llevo 15 años trabajando, tengo 38 y estoy hecha una porquería", explica María Ángeles Aragón, una de las camareras de piso y delegada de CCOO, una de las organizaciones presentes en la concentración. "Tenemos una carga de trabajo brutal, y no se puede vivir así", argumenta.
En el corazón del turismo hotelero de la provincia de Cádiz, Chiclana, han alzado la voz este martes sus grandes olvidadas, las que sostienen el sector, y las que lo pagan con su salud, para reclamar mejoras en sus condiciones. Porque sin ellas, no habría negocio que explotar.