Cádiz siempre soprende. En su litoral guarda rincones de cuento, paraisos naturales ideales para alejarse del bullicio y disfrutar del relax frente al mar. La Costa de la Luz está repleta de refugios rodeados de acantilados y formaciones rocosas que invitan al descanso con unas vistas inigualables. En los 260 kilómetros de costa y 138 kilómetros de playas, la provincia presenta calitas con encanto en las que perderse bajo el sol.
Algunas son de difícil acceso, por lo que suelen tener menos afluencia, mientras que otras, ya se han convertido en los lugares favoritos de visitantes y locales y es habitual encontrarlas llenas de sombrillas, sobre todo en temporada estival. Aun así, son enclave menos concurridos que las amplias playas y merece la pena asomarse. Si al llegar no hay hueco, siempre está la opción de desplazarse a la siguiente.
Cala del Pato
Este escondite natural se encuentra rodeado de vegetación en el término municipal de Conil. Concretamente, es una de las calas de Roche, a las que se accede desde la urbanización del mismo nombre. Es ideal para pasar un día de tranquilidad en un espacio íntimo, aunque no es de las más tranquilas, al existir otras opciones a su alrededor, puede que no esté tan concurrida. Ni esta ni el resto de calas se percibe desde la carretera, es al atravesar los senderos peatonales cuando aparece el paisaje totalmente virgen. No hay chiringuitos, ni aseos por lo que se recomienda llevar provisiones.
Cala de Arroyo Cañuelo
Este ríncón del litoral guarda un encanto especial. Sus 800 metros de extensión se divisan desde el Faro de Camarinal, en el municipio de Tarifa, aunque muy cerca de Zahara de los Atunes. También conocida como cala de los poetas, ofrece intimidad y se encuentra en el Parque Natural del Estrecho. Es habitual encontrar a personas practicando nudismo en esta cala oculta a la que solo se puede acceder a pie. Se aconseja dejar el coche en el aparcamiento de la playa de Los Alemanes, y, comenzar a andar por el sendero que se localiza junto al faro. Después de un descenso de apenas un kilómetro se podrá disfrutar de un baño en plena naturaleza.
Cala de Melchor
Entre las calas del Aceite y de los Pitones, a escasos kilómetros de Conil, se encuentra esta cala a la que se accede por un pequeño sendero que parte de la cala del Aceite, la más conocida y elegida al contar con servicios y chiringuito. Al dejar atrás el famoso rincón, se divida una pequeña playa de 600 metros de longitud y unos 20 metros de anchura a la que no va mucha gente. Es frecuente que haya personas practicando nudismo al ser un lugar tranquilo. Sin embargo, presenta numerosas rocas en la orillo, por lo que es preciso tener cuidado a la hora de darse un chapuzón.
Calas del Mirlo
En Tarifa, entre las playas de Punta Paloma y Valdevaqueros se localizan una serie de pequeñas calitas que on perfectas para escapar del turismo. Están rodeadas de vegetación y, al ser de difícil acceso, suelen estar vacías de turistas. Son paraísos perdidos en los que pasar un día de calma con el sonido del mar de fondo. Para acceder, se recomienda aparcar el coche en el aparcamiento del restaurante El Mirlo y, desde ahí, acercarse al borde hasta encontrarlas.
La Calita
Esta es una de las calas más pequeñas de la provincia gaditana, con 460 metros de longitud y 15 metros de ancho. Se encuentra en El Puerto, entre la playa de la Muralla ubicada en las inmediaciones de Puerto Sherry, y la playa de Santa Catalina, dividida en diferentes tramos. Es idónea para disfrutar de los días de levante y dispone de unas escaleras para bajar, de forma que el acceso es fácil y cómodo. Cuando la marea está baja es posible cruzar hasta la siguiente playa, conocida como Vistahermosa, por la urbanización en la que se sitúa. Desde esta calita se divisa el puente de la Constitución de Cádiz, una bonita vista de la Bahía.
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