Quillas, grips o pastillas de parafas. No es un boticario, pero sí tiene remedios para que skaters y surfistas puedan practicar. En las entrañas de un negocio que cumple 14 primaveras, los amantes de estos deportes pueden encontrar lo que buscan y, si no, lo buscan. Katarsis, en El Puerto, lleva desde el 27 de marzo de 2010 surtiendo material especializado, textil y accesorios. Actualmente, es uno de los pocos que sigue al pie del cañón. El alma máter de esta tienda es Antonio Barrios Jiménez, un jerezano de 46 años, afincado en esta ciudad desde los ocho, que ama el surf desde que era un niño.
Katarsis viene de la antigua Grecia. “Es lo que te transmite a nivel emocional una situación externa que tú estás viviendo, entras en catarsis, yo lo vinculo mucho a lo que sucede cuando nosotros surfeamos o practicamos estos deportes, estás en ese momento presente, disfrutando”, expresa desde el local, rodeado de tablas, ruedas y sudaderas.
Cuando vino a vivir al municipio costero, reconoce que empezó un bonito vínculo con el mar “bastante potente”, y se enganchó al surf. Siendo un adolescente, tuvo la oportunidad de surfear en California y las Maldivas... siempre intentaba meterse en el agua, acompañado de una tabla.
Pero con el tiempo descubrió que este deporte no era su única pasión. Su familia estaba vinculada a la hostelería, tenía varios negocios, y él solía echar una mano. “Todos los veranos trabajaba en chiringuitos de la playa y en feria en la caseta que montaban mis padres”, recuerda.
Tenía claro que, “del surf no podía vivir”, así que, cuando regresó de hacer la mili en Melilla, se animó a formarse en la Escuela de Hostelería de Cádiz, donde estudió cocina y repostería. Después, voló por toda España buscando empaparse del arte culinario más creativo e innovador. Estuvo en los fogones del Parador de Ronda o en la Hacienda Benazuza de Ferran Adrià, trabajando en el sector durante más de una década.
Estando en Marbella como jefe de cocina, su padre le ofreció ponerse al frente del club de El Buzo, en Vistahermosa, y decidió regresar a su tierra. “Él lo había llevado en los 70 y le ofrecieron repetir, pero me lo dijo a mí”, cuenta Antonio que, tras cuatro años en este emblemático restaurante, quiso dar un giro a su vida.
Durante estos años, el surf siempre estuvo presente, al mismo tiempo que disfrutaba de la cocina, pero en 2010, el surfista sentía que ya había alcanzado sus objetivos y tomó la decisión de dejar este trabajo “muy nervioso que va al contrario de todo el mundo”. Hizo un parón en su vida y se marchó unos 40 días a Peniche, en Portugal, justo en la fecha en la que se estaba celebrando una de las pruebas del campeonato del mundo de surf. “Es el sitio más cercano a Cádiz para ver a los profesionales”, indica.
"El surf es algo que llevo muy metido en mi corazón"
En la costa portuguesa recargó energías, desconectó, y, como él dice, se reseteó en contacto con la naturaleza. Fue allí donde brotó en su cabeza la idea de crear una Surf & Skate Shop. “Era un negocio totalmente desconocido, pero el surf es algo que llevo muy metido en mi corazón y me apetecía muchísimo cambiar y hacer cosas nuevas, hice contactos, volví y me lancé”, explica a lavozdelsur.es.
En plena crisis económica nació Katarsis. Fue el tercer negocio de este tipo que abrió en El Puerto, donde, por entonces, ya existían Sea Level y Nómadas, negocios consolidados con los que llegó a convivir. “Respeté sus puntos de venta y no trabajé con marchas que ellos trabajaban, había mucha cordialidad”, comenta Antonio. Pero la situación económica del país afectó de lleno a estas tiendas amigas que, finalmente, acabaron cerrando.
Katarsis se convirtió en la única tienda de la ciudad donde era posible encontrar tablas in situ. Había arrancado, poco a poco, y con mucha previsión. Con pies de plomo, fue observando cómo funcionaba la demanda en este sector y se fue adaptando al mercado y a la clientela. “Cuando abrí, la mayoría de las marcas no vendían por internet, la gente venía aquí porque no había otro medio para conseguirlas”, dice.
La tienda está repleta de ropa, como una colección propia con el logo de la tienda, calzado, complementos, accesorios y material personalizado. También hay unas 40 tablas de surf en stock permanente y tablas de surfskate, disciplina de moda que tiene tirón. “Es un deporte muy divertido y es muy poco lesivo, este tipo de tabla llegó hace unos ocho años”, comenta Antonio, que intenta llenar la tienda de artículos de diferentes distribuidoras potentes y traer “de lo bueno, lo mejor”.
Es decir, las marcas punteras que tienen renombre a nivel mundial en estos dos mundos que van de la mano. Billabong, Quicksilver o Volcom resuenan en el imaginario skater desde que en los años ochenta comenzaron a llegar a España. Aunque el comercio online está creciendo, Antonio sigue creyendo en el pequeño comercio y en este trato personalizado.
“Al que surfea o patina, no le sirve ver una tabla por internet, la tiene que tocar y coger, la tienes que sentir. Antes la gente venía a la tienda y si no lo tenía, iba a buscarlo en internet. Ahora, sin embargo, la gente busca en internet y si no lo encuentra, viene a la tienda y se sorprende”, expresa este surfista que busca transmitir su pasión a los clientes.
En su mayoría, aficionados y profesionales de toda la provincia de Cádiz y turistas nacionales e internacionales que eligen la costa como destino para sus vacaciones. “También se acerca gente que quiere iniciarse”, añade Antonio, encantado de asesorar qué tipo de tabla de surf o skate es la adecuada para cada persona.
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