Vejer de la Frontera y Chauen, en Marruecos, cumplen 24 años de hermanamiento. Uno de los pueblos blancos más bonitos y visitados de Andalucía, en la provincia de Cádiz y la ciudad situada en las montañas del Rif, siguen manteniendose unidas.
Fue en el año 2000 cuando ambas firmaron un convenio de cooperación sociocultural para organizar actividades y programas de la mano. Esta decisión se llevó a cabo por sus orígenes. Vejer y Chauen están unidas por una historia de amor entre la vejeriega Catalina Fernández y el fundador de la ciudad marroquí Alí Ben achid.
El emir se enamoró de Zhora, esta hermosa española que, por aquel entonces, vivía en la gaditana localidad que ahora es Vejer. La pareja se exilió a Marruecos cuando el pueblo fue reconquistado después de 500 años de influencia árabe. Así que decidieron asentar su vida en la montaña. Cuando el emir empezó a tener poder en la zona, decidió recrear el pueblo de su amada para que no estuviera triste por haberse marchado de su tierra.
Por eso, ambos municipios comparten tantas similitudes. Sus estrechas callejuelas recuerdan a las del pueblo gaditano, al igual que sus casas encaladas y su trazado irregular. Lo único que las diferencia es el color. Vejer es un pueblo blanco mientras que esta ciudad mantiene sus inmuebles pintados de azul.
Vejer no solo tiene una hermana. La ciudad francesa de Amboise, construida en una isla creada por el río, mantiene relaciones de hermandad con el municipio de la comarca de La Janda desde el año 2004. Sus lazos se unieron cuando vecinos gaditanos observaron el parecido de ambas y la cantidad de migrantes españoles que había recibido la ciudad francesa.
La última de sus hermanas es el municipio saharaui de Agüenit por la solidaridad que profesa mediante ayudas al pueblo Saharaui refugiado en los campamentos de Tindouf, en el desierto de Argelia.
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