Aunque cada vez es más complicado encontrar lugares en los que estar tranquilos, alejados de la masificación y del ruido, la provincia de Cádiz todavía sigue guardando algunos rincones en los que poder refugiarse sin agobios.
Escondida tras unos pinos, la playa del Cañuelo es uno de esos emplazamientos en los que disfrutar de la paz y la calma. Tal vez el hecho de que únicamente se pueda acceder a pie sea el condicionante clave para mantenerla a resguardo del turismo masivo.
Situada a mitad de camino entre Barbate y Tarifa, con la playa de los Alemanes al oeste, este pequeño paraíso de la costa gaditana se encuentra escondido entre los cabos de Gracia y Camarinal.
El Cañuelo no dispone de servicios de duchas, chiringuitos o socorrista, pero ofrece una alternativa a los días de levante. En este entorno, protegido por una fauna que sorprende entre las dunas próximas, sopla con menos fuerza el viento.
La práctica del nudismo es habitual en esta playa que, como dato curioso, guarda las ruinas de un histórico búnker que ya está casi sepultado por la arena.