Un hombre desnudo de unos 40 años recorrió en la noche de este domingo varias terrazas de la zona turística de El Palmar. El origen del incidente no está claro, Policía Local y Guardia Civil niegan intervención. Entre los testigos hay versiones distintas. Las imágenes circulan a toda velocidad por los teléfonos móviles.
Los testimonios más comunes, de una decena de vecinos consultados, se dividen en dos tipos. El primero dice que el desvestido habría sido agredido y desnudado como castigo por varios jóvenes con los que habría discutido previamente.
La segunda es que, debido a algún tipo de patología mental o trastorno dual, el protagonista de los hechos -conocido por su conflictividad en la zona hace varios veranos- se habría desnudado por propia iniciativa para luego ser increpado, incluso agredido, por clientes de los locales a los que se acercaba.
En ambos casos, finalmente habría sido cubierto con un mantel en uno de los establecimientos hosteleros, antes de ser acompañado a su lugar de pernoctación, un aparcamiento cercano.
Manuel Martín es el responsable de la asociación de vecinos de la zona, Santo Domingo de la Calzada. Habitante de El Palmar hace más de 30 años deja claro que el episodio del desnudo no está claro, prefiere eludir cualquier análisis por falta de información rigurosa y desconfía con lógica de los comentarios digitales.
Entiende -aunque pueda ser un hecho confuso, aislado y anecdótico- que revela para los residentes una realidad que no tiene discusión: varias escenas menos llamativas pero igualmente lamentables son, "a diario", síntoma del severo deterioro de la convivencia en una zona que fuera conocida como un paraíso: "Se está produciendo una situación que no nos gusta nada y nos entristece".
Entre ellas, detalla el generalizado consumo de alcohol en vías públicas y playa, a cualquier hora del día. O un volumen de música "que convierte la primera línea litoral en una feria, en la calle del infierno" de mediodía hasta más allá de la medianoche sin pausa.
También las despedidas de soltero "que han empezado a desplazarse aquí desde Conil, o Tarifa, o desde zonas que las rechazan hace algún tiempo". Los perros campan por las playas "porque no se han establecido zonas caninas específicas".
La consecuencia de la suma de circunstancias es que "las familias de Extremadura, el interior de Andalucía o la mitad Norte de España que solían venir a El Palmar a buscar tranquilidad, un paraíso, ya no vienen", resume.
"Hemos detectado un alto número de casas y chalés que no se alquilan, la desocupación crece rápido. Es una situación triste pero es real. El turismo familiar de playa no está cómodo en este ambiente".
Para tratar de poner remedio, "aunque debe ser algo constante y progresivo, como ha sido la degradación del ambiente por aquí", el próximo viernes 19 julio está convocada una reunión entre vecinos de la zona costera de Vejer.
Los residentes acudirán con cientos de firmas recogidas en la zona para pedir medidas efectivas. Entre las que reclaman un mayor control de la música en los locales.
"No sé cuántos vecinos nos pueden llamar cada noche a la asociación para protestar. No estamos contra la música en directo ni mucho menos. Los músicos tienen derecho a ganarse la vida y a todos nos gustan las actuaciones en directo a determinadas horas", alega Manuel Martín.
Sin embargo, esa rendija administrativa, denominada "actividades de pequeño formato", permite -según el portavoz vecinal- que muchos locales instalen discotecas de horario infinito y volumen insoportable.
"La posibilidad de permitir algunas actuaciones en directo no puede acabar en música de discoteca a todo volumen desde las dos de la tarde hasta las tres de la mañana, sin pausa. Aquí también vive mucha gente que tiene que levantarse temprano para trabajar".
La asociación de vecinos Santo Domingo de la Calzada ya ha creado una "comisión del ruido" para pedir "acciones firmes, efectivas, potentes" al Ayuntamiento de Vejer. Los residentes saben de la dificultad de controlar "ocho kilómetros de costa" cuando, en ocasiones, "hay un jefe y dos policías locales de servicio en todo Vejer, un término municipal que tiene 21 pedanías, nada menos".
Manuel Martín recuerda que esta nueva problemática, la degradación de la convivencia, se da "cada fin de semana desde Semana Santa hasta noviembre" y "cada día desde mitad de junio a mitad de septiembre".