Con el alcalde a la cabeza, Juan Franco, La Línea salió a la calle este viernes para reclamar un acuerdo que salve la situación de tantas familias, de tantos trabajadores, que cruzan cada día hacia Gibraltar. Una situación que viene coleando desde junio de 2016, cuando los británicos decidieron, por estrecho margen, emprender la salida de la Unión Europea. Un camino que nunca antes se había transitado y que dejaba muchos interrogantes en el aire. Una de esas cuestiones se ha dejado para el final, qué pasa con Gibraltar.
Y es que las cuatro partes involucradas desean una solución, que se mantenga una frontera blanda en un territorio continental. La disputa histórica, la reclamación secular de España por el Peñón, marca todas las reuniones. De hecho, oficialmente, el Gobierno español no reconoce históricamente al Ejecutivo gibraltareño como homólogo. Aunque todo ello se está moderando para encontrar un verdadero acuerdo y en la práctica España habla con Fabian Picardo, el prime de la Roca.
La cuestión es que no se alcanzan acuerdos. De nuevo, Europa, parece, incumplirá la fecha que se había marcado, el 10 de noviembre, para que vuelvan los controles fronterizos a Gibraltar. Un acuerdo es lo que debe impedirlo. Sin embargo, en la mesa hay otros elementos, como la transparencia de Gibraltar en su día a día, o impedir que sea puerta de entrada sin control para los británicos en territorio Schengen. Hay que recordar que una vez que se pisa terreno de la Unión, el adscrito a Schengen, un ciudadano se puede mover con libertad. Así que el acuerdo involucra también al resto de estados europeos.
Pero el día a día, el comer, mantener los empleos, no sabe tanto de tratados como de urgencias. Por eso, la manifestación celebrada este viernes es histórica. Alrededor de 12.000 personas se concentraron frente a la Verja, según datos del Ayuntamiento. Ha habido incluso que cambiar el recorrido debido a la afluencia de personas. Incluso miembros de la corporación en la oposición de PSOE y PP se han sumado a esta marcha.
El alcalde de la ciudad ha reclamado nuevamente una solución, pero sobre todo, un plan B si no se llega a uno. El alcalde ha insistido además en la necesidad de planes de empleo y formación, conseguir un régimen fiscal especial y abordar la situación de los trabajadores en Gibraltar y sus pensiones, entre otros asuntos.