El Maño, 20 años siendo 'El Corte Inglés' de las playas de Tarifa con su peculiar kiosco ambulante

Este emprendedor, que regenta su negocio en una playa gaditana, relata a lavozdelsur.es su historia y cómo llegó a tener este enorme mercadillo andante, con una estructura construida sobre un motor de quad

Miguel Ángel, 'El Maño', posa ante su kiosco ambulante en la playa, en el que vende sillas, sombrillas, ropa, bolsos...

En la playa de Atlanterra, en Tarifa, los bañistas observan cómo se aproxima una especie de 'gigante'. Parecería casi, de lejos, una de esas armas enormes con las que cuenta el Imperio en la saga de Star Wars, si no fuera porque su munición son camisas hawaianas, flotadores y gorros, entre otros artículos. Varios veraneantes se acercan a él, algunos con curiosidad y otros a paso seguro, porque ya saben quién es. Es Miguel Ángel Jiménez, conocido como 'El Maño', con su kiosco ambulante, con el que recorre la playa, casi como un caballero que guiase su particular 'caballo de Troya'.

Este verano, Miguel Ángel tuvo su momento viral, cuando un usuario difundió un vídeo de su negocio en TikTok. Pero este aragonés de 70 años, originario de Sabiñánigo, lleva ya más de dos décadas regentando este puesto ambulante, que lleva en una estructura ideada por él mismo sobre un motor de quad.

En este singular mercadillo/kiosco, se puede encontrar prácticamente lo que cualquier persona busca en un día de playa. Hay cubos, palas, camisas hawaianas, juguetes para los más pequeños, flotadores, gorros, sombreros, vestidos de playa (e incluso de fiesta)... También se puede alquilar, con opción a compra, sillas, mesas, hamacas y sombrillas.

Una vista del mercadillo ambulante de Miguel Ángel.  JUAN CARLOS TORO

Mientras lavozdelsur.es habla con este emprendedor, son varias las personas que se acercan a saludarlo. Una de ellas, una clienta madrileña que lleva veraneando en Atlanterra diez años, se acerca a abrazarlo. Explica que lo conocen "desde hace años". "Es una persona entrañable, le queremos mucho. La semana que viene va a venir a cenar a casa. Tiene un mérito tremendo", cuenta.

Una clienta, veraneante habitual madrileña, abraza a Miguel Ángel al encontrarlo.  JUAN CARLOS TORO

El negocio de Miguel Ángel tiene su origen, como muchas aventuras exitosas, en el azar. "Vine a Sevilla hace más de 20 años, y estuve un día desempleado. Al día siguiente, el hombre que me había vendido el piso me dio una tarjeta en la que decía 'venta a domicilio', o algo así. Era como ser comercial en una empresa en la que íbamos representando y vendiendo distintos productos", rememora este aragonés sobre sus inicios. 

Mientras relata su historia, vende camisas hawaianas a un grupo de cuatro madrileños que buscan las mejores galas para una fiesta temática. "Un amigo celebra su cumpleaños, y quiere que sea una fiesta hawaiana. Y no teníamos nada, así que...", cuenta uno de ellos. 'El Maño' les busca tallas, les recomienda estampados, regatea, les cobra, despacha, bromea. Está (se nota) en su salsa.

'El Maño' atiende a unos clientes que buscan camisas hawaianas.  JUAN CARLOS TORO

"Vendíamos mopas, colchones, baterías de cocina, sartenes... Todo lo que fuera posible, y llevábamos algunas cosas, unas muestras de algunos productos, para regalar a quienes nos atendían. Un día, en un almacén de fruta, una señora me dijo: todas estas cositas que traes aquí para regalarnos, las venderías muy bien en la playa. Al poco, llegó la época de playa, y como en Sevilla estaba todo cerrado, le dije a mi mujer: voy a probar, ¿a qué playa me voy? Terminé en Mazagón", recuerda. 

En la playa de Mazagón, en Huelva, comenzó a vender alguna mercancía, "colgantes para el móvil, que entonces se llevaban, y 'chorraditas' de esas". Pero aquello no le funcionó.

Hasta que una prima suya que vivía en Puerto Rico vino de visita a España y alquiló una casa en primera línea de playa en Atlanterra. "Yo esto solo lo conocía un día de pasada, que vinimos mi mujer y yo a hacer una excursión. Y no quería venir a verla, porque estaba disgustado: ella y mis hermanos habían pasado por Sevilla en coche, casi por mi puerta, y no me habían llamado. Mi mujer me decía: vamos a ver, Miguel Ángel, ¿qué más te da ir a una playa que a otra? Ves a tu prima, a tus hermanos, y disfrutas un poco de aquello. Total, que cedí y vine", rememora.

Miguel Ángel explica a lavozdelsur.es cómo fueron los inicios de su negocio.  JUAN CARLOS TORO

Así llegó a la playa de Atlanterra. "Estuve con ellos aquí, y a media mañana le digo a mi hermana: oye, ¿os importaría que yo sacara aquí mis cosas para vender? En ese momento no había ningún vendedor aquí. Y puse así mis cosas extendidas en la arena, y empezó a venir gente. Vendí en un rato más que en Mazagón en todo el día", relata.

Esa noche se quedó a dormir en la casa alquilada por su prima, para probar de nuevo al día siguiente, "y fue un boom impresionante". Pocos días después, fue a Sevilla a comprar material, "vestidos y más cosas", que puso en sábanas extendidas en el suelo.

La siguiente adquisición fue un carretillo de jardinero en la ferretería. Y, al verano siguiente, 'construyó' el primer prototipo de su invento con el cubo del carretillo. "Colgaba los vestidos y las cosas de los laterales, y tiraba de él por la playa como una mula", recuerda.

Vestidos, cubos, palas, sillas, tablas... Todo tiene cabida en 'El Corte Inglés de la playa'.  JUAN CARLOS TORO

Poco a poco, el carro fue creciendo, hasta que "hablé con la Guardia Civil para ver si me dejaban meter un quad, y con el motor del quad construí esto". Lo único que no ha hecho es soldar, "porque no sé soldar", pero lo demás lo ha hecho todo él. Cada centímetro de esta suerte de carro está aprovechado al máximo para exhibir la mercancía.

Todo el mundo le conoce como 'El Maño', aunque muchos también se refieren a su negocio como 'El Corte Inglés de la playa'. Resulta inevitable preguntarle, tratándose de una playa como la de Atlanterra, si ha tenido a celebridades entre sus clientes en estas dos décadas. Y responde seguro: "Mbappé. Y le vendí diez gorros de estos", cuenta, señalándose el gorro de Pikachu que lleva puesto. "Luego salió en las redes con el gorro. Y la gente pidiéndole autógrafos... Y 100 euros, pues 100 euros".

Miguel Ángel posa con el gorro que se llevó Mbappé.  JUAN CARLOS TORO

Se acerca el mediodía en esta playa tarifeña, y cada vez más personas se acercan y rodean a Miguel Ángel. Un niño busca una pelota de fútbol, y él le dice con seguridad: "Esa no, porque se te va a hundir en el agua, y tú quieres jugar al fútbol, ¿a que sí? Esta es mejor". Y se despide agitando la mano, todavía con el gorro de Pikachu tocándole la cabeza.