Cuenta la leyenda que si una persona viuda acude a este lugar el día del aniversario de la muerte de su cónyuge, se aparecerá. En el monasterio del Cuervo aviva el misterio. En pleno parque natural de Los Alcornocales, en el término municipal de Medina Sidonia, se esconde este edificio cargado de leyendas que sigue estremeciendo a los senderistas.
El monasterio, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2013, se divisa en medio de los árboles. Imponente, su estructura reposa en la naturaleza gaditana desde que fue construido en el primer cuarto del siglo XVIII para acoger a la orden de los carmelitas descalzos. Fue el fraile carmelita Fray José de San Miguel quien diseñó este edificio tomando como modelo el monasterio de El Escorial con una planta de unos 2.600 metros cuadrados.
Una torre campanario con una escalera de caracol destaca en el monasterio, hecho con granito gris y mampostería, en el que antaño se hospedaban muchos enfermos. Acudían allí para ser sanados con las aguas medicinales procedentes del río Celemín, que se concebía con propiedades curativas.
Sin embargo, el monasterio no sobrevivió al expolio sistemático de iglesias y conventos que las tropas francesas llevaron a cabo durante la Guerra de la Independencia, ni tampoco a las leyes desamortizadoras de Juan Álvarez Méndez (Mendizábal). Razón por la que quedó abandonado desde 1835.
El curioso edificio estuvo en estado ruinoso hasta que comenzaron a hacerse visitas municipales que se suspendieron en 2003. Tres años más tarde, se sometió a importantes obras y en 2013 se inscribió en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, pero, a pesar de ello, no se realizan visitas a este misterioso lugar restaurado por manos privadas.
Las leyendas que giran en torno al monasterio son muchas. Dicen que en el siglo XX, un individuo llamado el Hermano Antonio se instaló en el edificio deteriorado para dar catequesis a los vecinos cercanos, pero en realidad, se dedicaba a buscar un tesoro enterrado entre las ruinas.
También han trascendido datos relacionados con el fallecimiento de los que habitaron allí. Bajo el monasterio, yacen unos 70 cuerpos de monjes y de enfermos. Además, en su interior se llevaban a cabo prácticas inquisitoriales y algunas personas que lo han visitado comparten haberse sentido observadas.
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