Si hay una playa predilecta en la provincia de Cádiz, esa es la playa de los Alemanes. Este paraíso de arena fina y dorada, muy próximo al pueblo de Zahara de los Atunes, en el término municipal de Tarifa, se encuentra entre los cabos de Gracia y de la Plata, con una extensión de 1.500 metros y unos 50 de ancho. También se la conoce como playa de Cabo de Plata' o playa de Agua en medio.
Sus aguas cristalinas ofrecen al playero o playera de turno una estancia relajada –casi terapéutica–, ya que por ahora no está especialmente masificada. Aunque no puede considerarse una playa salvaje debido a su proximidad con la urbanización Atlanterra, que la hace un paraje semiurbano. No obstante, carece de paseo marítimo, por lo que conserva ese encanto natural que solo rompe la presencia de algunos chalets y construcciones de lujo esparcidas por las laderas.
La desaparición casi total de su antiguo sistema dunar por la proliferación de edificaciones y la afluencia de veraneantes en temporada alta también ha provocado la pérdida de flora (barrón, grama de mar, lechetreznas y cardo marino). Desde el Ministerio de Medio Ambiente avisan de que la escasa superficie aún observable de dunas se encuentra muy fragmentada, en vista del aumento de caminos desde los aparcamientos y las viviendas en primera línea.
¿Y por qué de los alemanes si se sitúa en Cádiz?
A pesar de su gaditana ubicación, esta playa sirvió de refugio para los alemanes nazis que huían del avance aliado. Durante la II Guerra Mundial, esta localización se utilizó para vigilancia y aprovisionamiento de los barcos militares que circulaban por el estrecho. Terminada la guerra, en los años 40, algunos de estos nazis retornaron a este trozo costero buscando la tranquilidad y el anonimato, y se establecieron con sus familias. De ahí el nombre de la Playa de los Alemanes.
El escritor roteño, Wayne Jamison, publicó el libro Esvásticas en el Sur, donde diserta sobre la importancia de la provincia de Cádiz en la II Guerra Mundial. Otro autor, Fernando García Calderón, inspirado en este acontecimiento, desarrolló tramas de nazis en Zahara en su libro Para olvidar quién fuiste.