En Barbate, frente al puerto pesquero y si el viento de Levante como banda sonora lo permite, el Bar Paquete se ha convertido en un lugar de culto para locales y visitantes. Fundado en 1961 por Manuel Cabeza, este histórico quiosco ha sabido conservar la esencia marinera de sus orígenes y ofrecer uno de los bocados más buscados de la zona: la morena en adobo.
El local comenzó como una modesta caseta de vino y café, frecuentada por marineros de trasmallo que se acercaban a reponer fuerzas. En aquellos años, los mulos se amarraban a palos de caña y arena, y el bar era conocido como Trasmallo. Todo era de tablas y cañas, recuerda Juan López Moreno, que a los 12 años entró a trabajar junto a Manuel.
Con los años, el joven Juan tomó las riendas del establecimiento. En 1988, tras la jubilación de su mentor, lo rebautizó como Bar Paquete, en honor al apodo de Manuel, aunque ni él mismo sabía por qué se le llamaba así. Desde entonces, Juan ha mantenido vivo el legado con cariño, sabor y autenticidad.
Sabor a mar en cada tapa
El plato estrella del bar es, sin duda, la morena en adobo, que su sobrino sirve sin parar a todo el que cruza la puerta. "Dicen que es la mejor", comentaba Juan hace unos años en un reportaje con a lavozdelsur.es, pero también presumía —y presume— de otras delicias como caballas, lenguado, cazón, chocos o chipirones, la mayoría adquiridos directamente a la flota pesquera local.

Aunque el pescado suele prepararse frito, el bar también lo ofrece a la plancha si el cliente lo solicita. Y no faltan los famosos caracoles de Willy, cuya receta se ha ganado un lugar especial en la carta y un “cuerno de oro” en la pared, símbolo del buen hacer culinario del cocinero.
Un rincón con historia y alma
El bar conserva reliquias como una barrica centenaria procedente del antiguo negocio del padre del fundador. Allí, el aroma del pescaíto frito anuncia que la hora de comer está cerca.
A pesar del paso del tiempo y las reformas necesarias —el viento tumbaba la estructura original—, Juan ha conseguido que el espíritu del bar se mantenga intacto. Hoy, las paredes son de ladrillo, pero el alma sigue siendo de sal, mar y memoria.
El Bar Paquete no es solo un bar. Es parte de la historia viva de Barbate, un lugar donde los sabores cuentan historias, los clientes son familia, y la morena en adobo sabe a tradición marinera con acento del sur. No se lo pierdan.