Bernard ha sembrado el terror en San Fernando. Ni brujas ni demonios han atemorizado tanto como lo hizo el temporal el pasado fin de semana. A partir del 20 de octubre, la capital española de Halloween iba a comenzar a maquillarse, prepararse para su fiesta más esperada. Sin embargo, la borrasca ha frustrado los espacios decorados, “puntos mágicos”, que a principios de semana ya deberían de adornar la ciudad.
Las brujas que se estrellaron en la oficina de Turismo, siguen intactas, quizá se contuvieron a la hora de alzar el vuelo de nuevo, y algunos rincones del centro revelan que la noche más terrorífica del año se acerca. La Isla se ha convertido desde hace unos años en el epicentro de esta festividad americana ya arraigada. Se ha esforzado para que Halloween sea una seña de identidad cañaílla, una excusa para atraer a visitantes y pasarlo de miedo mientras logra la desestacionalización turística.
El contrato para la tematización y dinamización de las fiestas presenta un precio base de 120.341,76 euros. Una cifra que permitirá engalanar San Fernando del 27 al 31 de octubre en una cita este año dedicada al cine fantástico y de terror. La ciudad será espeluznante dentro de unos días, cuando finalice el montaje de los distintos decorados, que continuará con normalidad esta semana. De momento, huele a Halloween, pero no tanto como si no hubiera venido Bernard.
Una pegatina enorme de una calabaza llama la atención desde el escaparate de una tienda de electrodomésticos. A unos metros, de las farolas de la calle Real, cuelgan los carteles diseñados por la agencia publicitaria isleña Destino Estudio para la ocasión. Los vecinos caminan tras el susto del temporal. Algunos aprovechan para pasear con sus perros y otros, conversan desde un banco de la Alameda Moreno de Guerra donde, si las circunstancias climatológicas lo hubieran permitido, habría un escenario mágico dedicado a Miércoles Addams.
Solo hay vallas aglutinadas, reflejo de un intento fallido de empezar a montar. Desde el 20 de octubre, también estaría Frankestein en la calle Las Cortes con Real y Drácula en la Plaza del Rey. Pero ninguno de estos personajes se divisa en los enclaves.
Al atravesar la plaza remodelada, dejando atrás a un hombre que vende castañas, el mercado central de abastos tampoco está abierto. A través del cristal se observan los preparativos del punto mágico que rinde homenaje a Tim Burton. Un siniestro Jack Skellington reposa frente a uno de los puestos acompañado del Oogie Boogie.
El temporal paralizó el montaje en el mercado, pero en la Plaza de la Iglesia, sí se distingue algo más llamativo. Hay un photocall de Pennywise, el payaso diabólico de It, frente al templo de San Pedro y San Pablo. Un rostro aterrador con la boca abierta donde una niña acaba de colocarse sin mostrar un ápice de asombro.
Los viandantes que pasan por delante se quedan mirando el decorado, el único que se ha podido ver. Desde el Ayuntamiento isleño ya trabajan para subsanar el retraso propiciado por el temporal y, durante la semana, estarán al pie del cañón para transformar el municipio. Dentro de tres días, todo estará listo para vivir la fiesta en la que se implica cada año y por la que ha alcanzado popularidad.
La Isla no defrauda. Habrá espectáculos de magia, extraños experimentos, desfile de catrinas, una batalla épica de orcos, un hotel encantado, un túnel del terror y un sinfín de actividades y paradas que no dejarán a nadie indiferente.
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