Arcos de la Frontera volverá a acoger el próximo Sábado Santo y Domingo de Resurrrección su tradicional fiesta del Toro del Aleluya, un encierro por las empinadas calles de la localidad que cumple 156 años de existencia —solo interrumpida por la pandemia de covid— y que este 2023 recuerda que hace 40 años que se contabilizó su primera víctima mortal.
Antonio García García, de 35 años de edad, casado y con cuatro hijos, que falleció al ser corneado en la cabeza por un toro de 500 kilos, fue el primer fallecido, recogía el diario El País en abril de 1983, por una celebración que lleva años en el punto de mira.
Con dos heridos graves en su última edición, el Partido Animalista (PACMA) condena estos encierros y “recrimina a la Administración la celebración de este tipo de fiestas innecesariamente peligrosas para animales y personas”, instando a su vez al Consistorio a establecer formas de ocio “sanas que no impliquen riesgos ni sufrimiento para ninguno de los participantes”.
Pero el Ayuntamiento arcense, como otros de la provincia, no está dispuesto a renunciar a esta tradición en la villa y ya anuncia con sus carteles los morlacos, Gañán y Buho, de más de 500 kilos, que se soltarán a mediodía y a las 15.000 horas, respectivamente, por las calles Gomeles y Corredera de la localidad serrana.
Después de dos años de suspensión por el covid, el Toro del Aleluya regresó el pasado año y el alcalde, el socialista Isidoro Gambín, volvía a manifestar el apoyo del equipo de gobierno "a la tradición e historia de Arcos en el Domingo de Resurrección".
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