Un grupo de personas conversan en otro idioma mientras suben la escalinata situada junto a la Basílica Menor de Santa María de la Asunción, la iglesia más antigua de Arcos de la Frontera. A continuación doblan la esquina y se topan con una imagen que les impacta. Los turistas divisan el arco que preside el famoso balcón de Europa o “del coño”, como es popularmente conocido, al igual que el tajo de Ronda, frente a una plaza repleta de escombros. Hay una obra, pero nadie trabaja en ella. La ejecución del proyecto de remodelación urbana de la plaza del Cabildo está totalmente paralizada. El plazo para su finalización era diciembre, dentro de dos meses, sin embargo, el movimiento brilla por su ausencia.
“Ver la plaza así es una pena, nuestro miedo es que acabe abandonada”, dicen Sonia Barba, de 47 años, y Loli Corchado, de 51, frente al que llaman “el monumento” con ironía. Ellas son vecinas de la asociación vecinal del casco antiguo y no pueden evitar suspirar al ver el aspecto de la plaza más emblemática de la localidad. Es un punto de encuentro de familias y lugar que ha sido testigo de rodajes de películas, los juegos de niños, los paseos de ancianos, las noches de verano al fresquito, el Belén viviente y todas las procesiones de Semana Santa.
Frente al Parador de Turismo, el Ayuntamiento, el Castillo y el mirador comenzó hace seis meses las obras de un proyecto impulsado por el anterior gobierno del PSOE que pretendía convertir Arcos en Ciudad Amable con la financiación de 1,2 millones de euros procedentes de los fondos ITI. Algo que “traería riqueza”, según el exalcalde Isidoro Gambín, pero que, como muestra el vecindario, solo ha traído descontento.
Actualmente, la empresa adjudicataria ha detenido sus trabajos y ha solicitado una mayor inversión económica para seguir adelante. En cambio, su solicitud ha sido denegada al provenir la financiación de un fondo económico europeo.
“Se hizo un proyecto que no tiene nada que ver con Arcos ni con su entorno. Aquí iban a poner una fuente como monumento al agua”, dice Loli, señalando el terreno levantado a través de las vallas. Esta sevillana, que se mudó hace 17 años al municipio por amor, cuenta las continuas reivindicaciones que han llevado a cabo desde la asociación para salvar la cuenca visual, que está registrada como Patrimonio Nacional.
"Se iban a cargar el arco del mirador"
“Se la iban a cargar”, lamenta la vecina, refiriéndose a la plaza. Además detalla que, el primer proyecto contemplaba la demolición del arco que preside el mirador. Cuando se enteraron de las intenciones del entonces gobierno local, se empezaron a movilizar. Realizaron una campaña de recogidas de firmas y distintas manifestaciones, y lograron que el arco se mantuviera en pie.
“El balcón tenía unas rejas forjadas a mano en 1881 y decían que no tenían interés, las querían cambiar por aluminio blanco y poner una mampara de metacrilato”, sostienen las vecinas mientras rodean la plaza. Ellas han estado presentes en distintas reuniones y consideran que “se podría haber evitado”. Incluso llegaron a presentar un proyecto alternativo que veían más acorde con el entorno.
“El proyecto siguió adelante pese a que sabíamos que no era una empresa de fiar porque en otros pueblos como Bornos ya les había dejado tirados”, añade Loli, que opina que “se sopesó más el interés por acceder a unos fondos que han sido perjudiciales”.
Los rostros de las vecinas reflejan indignación. Indican que durante las primeras labores salió a la luz un aljibe que volvieron a tapar. “Nadie se explica cómo han podido tocar esta plaza con tanta historia”, dice Sonia sin quitar ojo a la plaza.
La plaza del Cabildo no solo es un lugar de convivencia y de paso de numerosos visitantes, también era el aparcamiento de los residentes del casco antiguo. Desde hace seis meses, se ven obligados a estacionar en la zona baja del municipio y subir hasta el barrio en un autobús gratuito tanto para vecinos como turistas. “Es tercermundista. Aquí hay vecinos que hacen su vida bajo el horario del autobús. Hay vecinos que son mayores y no pueden ya subir y bajar andando. Y hay veces que hemos podido usarlo porque estaba lleno. Ha sido un despropósito”, critican.
El gobierno local está trabajando para salvar la plaza lo antes posible y estudia alternativas para solventar el proyecto del anterior equipo. El alcalde de Arcos, Miguel Rodríguez, ha trasladado que todas las semanas habla entre dos y tres días con la delegada territorial que lleva esta competencia. "Puedo dar como buena noticia que vamos a emprender una obra de urgencia con la Junta de Andalucía cuanto antes, para que si vienen malos temporales no tengamos ningún tipo de filtración en nuestra plaza y vamos a consolidar el balcón", ha sostenido el regidor, que ha añadido que "vamos a dejar la plaza completamente accesible hasta que vayamos a realizar un proyecto de adecuación para la misma".
También ha enviado un mensaje a los habitantes. "Que estén tranquilos nuestros vecinos, que este alcalde está trabajando todos los días con la Junta de Andalucía para dar una solución definitiva a nuestra plaza del Cabildo, que todo el mundo sabe cómo la hemos encontrado, por mucho que digan otros, a sabiendas de cómo iba a quedar el proyecto. Pero que nadie se preocupe, que esta plaza va a quedar en condiciones y a la altura, que nuestros vecinos y que nuestro pueblo se merece", ha dicho.
Las vecinas tampoco están dispuestas a dejar de alzar la voz tantas veces haga falta. “Conseguiremos que esta vista vuelva a ser lo que era, nosotros no vamos a dejar que se convierta en un descampado desolado”, dice Loli con firmeza.
El sol aprieta en el punto más alto de Arcos. Sonia y Loli se disponen a pasear por las callejuelas de la zona. Alertan de que cada vez más personas evitar vivir en el casco antiguo al presentar dificultades de accesibilidad. También señalan las casas deshabitadas y abandonadas que se encuentran a cada paso. Inmuebles sin vida, palacetes que en otras épocas rebosaban de esplendor.
“El potencial que podría tener el casco antiguo... Es una pena”, dicen, tras atravesar una pequeña vía en la que aseguran que no hay ningún vecino.
Tras la vuelta por la zona, cada vecina vuelve a su vivienda. Loli abre una imponente puerta de una casa datada en 1876 que se asienta sobre unas antiguas caballerizas. “Por aquí pasaban las bestias”, dice adentrándose en un pasadizo.
Unas 1.200 personas habitan en el casco antiguo de Arcos. Desde la asociación luchan “por su bienestar” y por el cuidado de su Patrimonio. Por eso, seguirán defendiendo su Plaza.
Comentarios (1)