Un espacio que muchos desconocen, rodeado de campo y más campo, y el núcleo de Jédula, con entidad propia pero que pertenece al término municipal de Arcos de la Frontera. Es, históricamente, eso que ha venido a llamarse 'puerta' hacia la Sierra. Un espacio donde todo comienza a ponerse cuesta arriba, en el mejor de los sentidos, cuando se adentra hacia cualquier pico de Grazalema. Donde la Campiña acabará perdiendo su nombre hubo en su momento una estación de tren, una vía, que es la Vía Verde, el tren Jerez-Almargen de los años 20.
En Jédula, había estación porque había actividad. Más allá del tren del azúcar, porque aquí se cargaron las piedras de la escollera de la Base militar de Rota, una ciudad que creció de entre los cultivos. Una parte de esa historia está en este rincón imprescindible para hacer posible la obra.
Sin embargo, de lo que fue la estación de Jédula no queda nada. Fue derruida y olvidada. Solo hay apenas un testigo de aquel tiempo: un silo abandonado. Un edificio con una historia particular, en mal estado, pero que podría tener un futuro antes de que sea demasiado tarde.

El silo de la antigua estación de Jédula se encuentra dentro de una finca calificada como rústica de 3.241 metros cuadrados, que lindaba al Norte con aquella estación, con el Este con las vías, y con sus otros dos costados con fincas. Es suelo no urbanizable protegido de alto valor agrícola. Una finca alargada, con obligaciones de paso peatonal y de vehículos. Una finca que no interesaba a nadie. Hasta ahora.
La Junta de Andalucía es la propietaria del suelo. No se sabe bien por qué. Se encuadra, parece, en un acuerdo hace dos décadas entre la administración andaluza y Renfe, que se deshizo del inmueble porque llevaba, a su vez, otros 20 años sin utilidad ferroviaria.
Dentro de un plan andaluz de desamortizaciones, es decir, de venta de activos inmobiliarios, el Gobierno andaluz de los años de Juanma Moreno ha sacado en varias ocasiones a subasta esta finca. Siempre, sin suerte. Algo más de 50.000 euros se piden de salida. Pero, salvo que interesase a fincas colindantes para ampliar, no parece de mayor futuro. Hoy, hay quien se dedica a regar un huertecito a los pìes del edificio, el silo abandonado.
"Tiene mucho potencial"
Este silo es de superficie rectangular, y no debe confundirse con los de la familia Erquicia, que son redondos. El silo tiene unos 50 años y no es de esos mastodónticos que pueden verse junto a vías y carreteras españolas. Este es de más dificultad para ir en coche o camión. Más modesto, de fibrocemento, impulsado por el Servicio Nacional de Cereales de los últimos años del franquismo, concretamente en 1969.
Por eso, ante la imposibilidad hasta ahora de vender el inmueble, a medida que las preguntas avanzaban en este reportaje a diferentes actores, todos coinciden: puede ser un espacio de impulso para continuar con la Vía Verde, para establecer un punto de descanso, de inicio de rutas, con aparcabicicletas, merenderos...
El delegado de Urbanismo de Arcos, Salvador Valle, y la delegada de Jédula, Beatriz Morón, coinciden en el planteamiento: sería una oportunidad para Jédula, que tiene "mucho potencial" en este tipo de apartados de turismo sostenible, de rutas deportivas...
La Junta se abre una cesión que contribuya a su recuperación
Inmaculada Olivero, delegada territorial de Economía de la Junta en Cádiz, explica que lo que quiere la Junta con la enajenación de inmuebles es ponerlos en valor. "Tiene 14 celdas, no es un sitio diáfano, tiene una descripción muy especial", señala, explicando los posibles porqués de que hasta ahora no haya encontrado comprador. Y si el Ayuntamiento de Arcos, Jédula o incluso la Diptuación quiere, "podemos estudiar un acuerdo" para que recupere su vida el silo como nuevo reclamo e impulso de la Vía Verde. "Si están interesados, nos sentamos".
Por su parte, Javier Vidal, vicepresidente de Diputación de Cádiz, tiene entre sus competencias Transición Ecológica y Desarrollo, y mantiene activamente reuniones con diversos actores para el impulso de la Vía Verde. De hecho, el ente provincial es parte de la Fundación que vela por el futuro del antiguo trazado del tren para convertirlo en espacio turístico.
"Si hay posibilidad, si es interesante, lo plantearemos al Patronato de la fundación", señala Vidal, que tras la consulta informa de que "vamos a hablar con los técnicos para estudiarlo, porque puede ser un beneficio" para el futuro de la Vía. Nunca se había abordado el tema. Sí hubo otras prioridades, como el desbloqueo de la situación de los túneles en el trazado Jerez-Arcos. "Para la provincia, es vital la recuperación y potenciación de la Vía Verde, al igual que con los Senderos de Cádiz", un proyecto que de hecho llevarán a Fitur esta semana.
Uno de los que, desde la sociedad civil, trabaja desde hace años por la Via Verde es Agustín García Lázaro. El caso de Jédula es especial, porque pasó allí buena parte de su infancia y se recuerda a sí mismo jugando en la zona. "Podría ser un pequeño centro de apoyo a la Vía Verde", valora sobre el silo abandonado. "Desde Ecologistas, tenemos prevista una marcha ciudadana para su recuperación en el tramo entre Jerez y Arcos, y trabajamos también con charlas en Arcos y Jédula", explica.
Un espacio que, cuenta la delegada de Jédula, "a los vecinos les gusta", por lo que siguen yendo a dar paseos de buena mañana. Un par de kilómetros que separan el núcleo poblacional de este espacio. No queda la estación ni huele a carbón. Pero aún hay tiempo de que se salve el silo como símbolo de lo que aquello fue. Y que fructifiquen los propósitos que los distintos actores han revelado a través de este reportaje.