“Cuando estaba leyendo un poema, la palabra dormir me ha costado más”. Marta, de 14 años, muestra un principio de tartamudez que le genera una serie de conductas de escape. Cuando va a pedir en un bar, prefiere que lo haga otra persona y evita por todos los medios no hablar con los profesores. “Lo evito y le pregunto a una compañera”, confiesa la joven en una de las sesiones de logopedia a las que asiste con regularidad. Marta Román, gaditana de 25 años, su logopeda, le aporta estrategias para mejorar su disfluencia desde Anda Conmigo, un nuevo centro de terapias infantiles que se inauguró el 2 de octubre en San Fernando.
Al frente del proyecto está Itziar Ferrari Bermejo, de 32 años y natural de Cádiz, que, con ilusión, ha emprendido su primera aventura empresarial en la ciudad donde reside. “Siempre he tenido esa cosa de tener algo mío, esto es una franquicia, pero no es lo mismo que estar trabajando para alguien por cuenta ajena, tenemos cierta libertad”, comenta a lavozdelsur.es. Tras completar varias opciones de formación profesional, como atención sociosanitaria, integración social o intérprete de lengua de signos, decidió entrar en la Universidad de Burgos, donde finalizó sus estudios como terapeuta ocupacional.
Itziar compagina la dirección de Anda Conmigo con las sesiones que ofrece y con su trabajo con adultos con daño cerebral adquirido en Adacca en Cádiz. La gaditana ha abierto, por primera vez en la provincia de Cádiz, un centro de esta franquicia que ya cuenta con 52 ubicaciones en España y una en Chile.


“No es magia, es terapia ocupacional”, se puede leer en una de las pizarras de la sala donde los niños y niñas de 0 a 14 años participan en las sesiones. Habilidades sociales, retraso del lenguaje. Integración sensorial o gestión emocional son algunas de las especialidades que trabajan las tres profesionales del centro.
A Marta, que también es audióloga protésica y máster en Atención temprana, se suma Amanda, gaditana de 34 años, formada como psicóloga por la UNED que tiene su consulta privada para niños y adultos. En estas semanas desde su apertura, van entrando llamadas y correos electrónicos de personas interesadas por sus servicios. “Pienso que hay una gran demanda, pero también hay una gran limitación a nivel económico de esas familias que tienen que adentrarse en el mundo de la rehabilitación. Muchas veces la ayuda es mínima”, comenta Itziar, que trata de ayudar a las familias y orientarlas en este ámbito.
“Nos dicen que están perdidas y se encuentran con que no saben realmente qué necesitan sus hijos en el mundo de la rehabilitación. ¿Una logopeda porque no hablan, una psicóloga?”, explica la directora, consciente de que siempre se necesita a más de un profesional para la atención de pequeños con diagnósticos o problemáticas.

Anda Conmigo aúna todas las ramas del árbol, desde estimulación temprana, logopedia y psicología, hasta terapia ocupacional y psicopedagogía. “Es un centro novedoso, el objetivo es que las familias tengan todos los recursos unidos y no tengan que estar desplazándose de un lado a otro y cuadrando distintas horas. Aquí tenemos todas las disciplinas para su rehabilitación”, cuenta Itziar mientras su compañera Marta continúa con los ejercicios en la sala colindante.
Desde que echó a andar, Amanda, Itziar y Marta han tratado muchos casos de pequeños sin diagnósticos. En concreto, “vienen familias desbordadas por niños con trastornos de conductas”. Según explica la directora, al centro acuden muchos “padres desesperados” con hijos de siete años que manifiestan conductas desafiantes, agresivas o disruptivas desde los tres.
“No existe un diagnóstico como tal, simplemente son conductas que se tienen que modificar y que necesitan también de la rehabilitación”, añade desde el centro donde buscan guiar el desarrollo de los pequeños y mejorar su rutina y su calidad de vida.


“El mundo de la rehabilitación está un poco olvidado y eso perjudica a las familias y a los niños, por desconocimiento, por falta de asesoramiento, hay falta de recursos”, reivindica. A ello se añade que, todavía hoy, muchas personas no están dispuestas a asumir las circunstancias de sus hijos e imposibilitan su avance.
“Hay muchas que a día de hoy no aceptan que sus hijos necesiten ayuda de un profesional. Hace 20 años estaba más agravado y más escondido, pero nosotros trabajamos con las familias para que apoyen a sus hijos”, sostiene Itziar.
El camino no ha hecho más que empezar para estas jóvenes con ganas que desean consolidarse en la provincia. El abanico se abre con un recurso más.