La imagen viral de las vacas tumbadas en la playa de Pajares, la que conecta Barbate de Zahara de los Atunes, esconde una relación de afecto entre los animales y los militares.
Es la foto celebérrima que deja constancia de una íntima relación, con mucho roce, entre Barbate y Defensa. Esa historia de recelos y agradecimientos comienza en 1982. Tiempo suficiente para que parezca un matrimonio de toda la vida.
Desde ese año, gran parte de la conexión Sur del término municipal barbateño, hacia Tarifa, está cerrado y es utilizado como campo de adiestramiento de la Armada Española.
Toda la superficie del complejo militar, 5.335 hectáreas en total, está ublicado sobre la Sierra del Retín, desde las llanuras que se convierten en arena hasta las laderas de las colinas y varias montañas respetables (el máximo punto de altura tiene 318 metros sobre el nivel mar).

El espacio acotado por Defensa también incluye lomas conocidas por los más antiguos de la comarca como Pericón, Manzanete, Cuartillo y Mojón Alto.
Su vegetación es de tres tipos: zonas boscosas de alcornoque o acebuchal, montebajo y pastizales originados por la eliminación. La superficie forestal dentro del centro militar del Retín es de 3.317 hectáreas, el 62% del total del espacio total.
La ubicación, en mitad de la ensenada de Barbate, junto a la desembocadura del homónimo río, es estratégica como la de toda la provincia, apenas a dos horas de vuelo de la mitad Norte de África, todo el Mediterráneo, el Sur de Europa y todo el Atlántico Occidental.
El centro de entrenamiento está limitado al Oeste por la carretera N-340, Cádiz-Algeciras, eterna aspirante al desdoble, y marismas. Por el Este, la carretera comarcal 2221 y el límite municipal de Barbate. Al Sur, la pedanía de Zahara de los Atunes y el mar junto al que las vacas retintas buscan las sombrillas.
Para entender la amplitud del complejo del Ministerio de Defensa basta un dato: la pista (camino previamente acondicionado y equipado) más largo para realizar prácticas y ejercicios tiene 14 kilómetros de longitud.
El Ministerio de Defensa admite en su web oficial que el centro de adiestramiento del Retín admite el disparo de "todo tipo de armas, de morteros a obuses. Los helicópteros pueden realizar ejercicios con munición hasta misiles anticarro. Para aviones está limitado al lanzamiento de bombas de prácticas inertes".
El Retín está considerado por la Armada Española como "el principal espacio para la instrucción aeronaval, terrestre y anfibia" en España. De hecho, acuden militartes de otros países para utilizarlo porque sólo hay un recinto tan grande y dotado en toda Europa, el de Teulada, en Cerdeña.
Además de las zonas de alojamiento, acuartelamiento, de los soldados que acuden a entrenar cuentan con campos de tiro, área para explosiones y demoliciones controladas, "pista de fuego, zonas de asentamiento de armas", otras llamadas "de seguridad" y muchas hectáreas para acampar.
A pesar de estos bélicos detalles, una parte de los barbateños, especialmente los últimos ganaderos y los residentes en las zonas más alejadas de la trama urbana, se muestran sorprendentemente agradecidos con una presencia militar que cumple 43 años.

"Si no fuera por los militares, aquí no quedaban animales. Como es un terreno para entrenamiento, se cuida mucho, se desbroza constantemente y así se evitan incendios, por ejemplo, se conserva la vegetación, los animales tienen mucho alimento, están a salvo, las vacas están como reinas", resume Rafael Iglesias.
Su hijo veinteañero, relevo generacional, es José Ángel. Mientras recoge un caballo con el que han realizado tareas de preparación para su ganado, añade algo que luego repetirán muchos vecinos del entorno: "Si no hubiera militares, todo esto estaría construido y el ganado se habría terminado, ya no estaría aquí".
José Manuel García, sexagenario y vecino de la Cañada Botera, colindante con el suelo militar y enclave que agrupa a la mayor parte de los ganaderos de la zona, afirma que "las familias que tienen animales por aquí serán unas 40. Hace muchos años llegaron a ser 300 pero ahora quedamos pocas".
Si se suman parques naturales y suelos millitares, Barbate sufre la ocupación del 82% de su suelo. Desde 2010, hace 15 años, el Gobierno no devuelve ni un metro de territorio al pueblo.

Esa última, y única, devolución del Estado a Barbate consistió en 20 hectáreas para construir una carretera (nuevo acceso Nacional 340) y abrir una piscifactoría de rodaballos y lenguados.
La diputada socialista Mamen Sánchez calificaba entonces la noticia como "histórica". "Por primera vez desde 1982, la Armada tiene en cuenta los intereses de la ciudad".
El Ayuntamiento de Barbate reinició en diciembre de 2024 una campaña para reclamar compensaciones económicas al Ministerio de Defensa por las dificultades que supone la presencia de un suelo militar tan extenso.
La colocación de grandes vallas de publicidad y hasta recogida de firmas -en la plataforma digital change.org- reclaman nuevas partidas presupuestarias del Gobierno que supongan un alivio para las cuentas locales, lastradas por la falta de empresas, inmuebles o vías de transporte provocada por el suelo militar.

La iniciativa lleva como aclaratorio título Justicia para Barbate y cifra en casi 412 millones de euros la cantidad que el Ministerio de Defensa adeudaría a la localidad en pago de compensaciones nunca ejecutadas.
El Ayuntamiento se declara gravemente "perjudicado" por no recibir esas ayudas económicas por la servidumbre militar del campo de adiestramiento Sierra del Retín, donde se realizan maniobras. Estas instalaciones suman el 39% de su término municipal total.
El alcalde, Miguel Molina (AxSí) asegura que no piensa rendirse en este llamamiento porque "está clarísimo que el municipio deja de desarrollarse" y se ve obligado a renunciar a "proyectos de inversión importantísimos" debido a esta situación urbanística.

A este posible perjuicio se suma un agravio respecto a municipios como Rota, El Puerto o Chipiona que sí recibirían esas compensaciones. "No sé por qué a Barbate no se le quiere dar. La verdad es que no lo entiende ningún vecino", lamenta el regidor.
Esa última afirmación admite matices. Algunos vecinos, si no entieden los detalles, sí celebran la presencia militar, hasta el punto de rechazar cualquier devolución de suelo a manos civiles, como que se produjo en 2010.
Francisco Bernal, en un carril de la Cañada Botero, recuerda que en la zona "hubo manifestaciones y protestas allá por los años 70, cuando se dijo que los militares iban a quedarse con esta zona", señala las vallas muy cercanas.
Con el tiempo, afirma "la gente se acostumbró y le vio las ventajas. Al final, los entrenamientos que hacen son unas pocas semanas al año y el terreno, entre los militares y el parque natural, está muy cuidado para los animales. Aquí son libres, tienen alimento y están seguros".
Asegura que su mujer, Encarna, es vecina de la zona desde siempre, desde niña, mucho antes de que llegar el proyecto de campo militar de entrenamiento, a partir de los años 70.
"Al principio, hace tela de años, a la gente le chocó pero luego vimos que todo estaba bien. Las manifestaciones se acabaron hace 40 años ¿para qué si hasta está todo lleno de tagarninas y podemos cogerlas?"
Enrique Delgado, vecino permanente de Zahara de los Atunes, añade una sensación ajena a la ganadería que sus compañeros de paseo matinal asienten con la cabeza.
"Mira, si no estuvieran los militares, desde el río Barbate hasta aquí, hasta el Cachón, hasta Zahara, estaría todo minado de urbanizaciones, de hoteles y de pisos. Lo habrían construido todo y no quedarían ni animales, ni árboles ni nada".

Uno de sus compañeros, Ramón, vuelve a recordar la foto de las vacas tumbadas en la toalla de playa que la industria turística gaditana ha convertido en imagen de marca: "Eso de las vaquitas que a la gente le hace tanta gracia no pasaría si no fuera zona militar. Además, dejan a la gente entrar en la playa [por Pajares]".
Parece paradójico que la presencia militar sea considerada, por algunos vecinos, como una garantía de equilibrio medioambiental y urbanístico. Las molestias del entrenamiento de los soldados también existen.
Además del imposible desarrollo fiscal, por falta de impuestos urbanísticos, las dificultades de transporte para los barbateños son algunas de las más citadas por el Ayuntamiento.
"Yo no creo que hubiera mejores líneas de autobús o que las carreteras fuera mejores o hubiera más si no estuvieran los militares, sería igual. Al revés, a los millitares les conviene tenerlas bien cuidadas para cuando vienen con los camiones", añade Juani en la terraza abierta para desayunos en Zahara de los Atunes.
"Es verdad que hay ruidos por algunos vuelos rasantes, demasiado bajos, pero no molestan mucho más. Eso es algo que se puede hablar y negociar. Se pueden buscar límites de altura, fijar unos días y unos horarios. No es gran problema", resume Agustín Conejo, alcalde de Zahara de los Atunes.