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La Zona Franca de Cádiz está intensificando su proyección global para amortiguar el impacto de los nuevos aranceles anunciados por el presidente de EE.UU., Donald Trump, que impondrá tasas "recíprocas e inmediatas" a todos los sectores. Ante este escenario, el Consorcio gaditano ha reforzado su colaboración con mercados latinoamericanos a través de su incorporación a la Asociación de Zonas Francas de las Américas (AZFA), consolidándose como un aliado clave para las empresas afectadas por las medidas proteccionistas.

Con más de 600.000 m² de recintos fiscales y ventajas aduaneras, la Zona Franca ofrece a las empresas una vía para reducir costes y diversificar mercados. Su ubicación estratégica cerca del Estrecho de Gibraltar y sus infraestructuras logísticas la convierten en un hub ideal para operaciones de comercio exterior, especialmente para compañías que buscan alternativas a EE.UU. "Aquí las mercancías pueden almacenarse sin pagar aranceles hasta su destino final, incluso de forma ilimitada", explica Fran González, delegado del Estado en la institución.

El anuncio de Trump, que incluye tasas del 20% a la UE y del 10% a Latinoamérica, preocupa especialmente a sectores andaluces como el vino o el aceite, grandes exportadores al mercado estadounidense. Sin embargo, la Zona Franca de Cádiz mitiga este impacto: ninguna de sus empresas agroalimentarias, como Harinera Vilafranquina o Petaca Chico, comercia con EE.UU., según datos del Consorcio. Sus mercados prioritarios son Canadá, Reino Unido, Marruecos y países asiáticos.

Innovación y sostenibilidad como pilares

En paralelo, la Zona Franca avanza en su transformación hacia un modelo de Industria 4.0 y Economía Azul, con una inversión de 1,8 millones de euros en modernizar infraestructuras —asfaltado, movilidad sostenible y electrolineras— dentro de su Plan de Viabilidad 2021-2025. Además, su Plan de Descarbonización, ya en marcha, incluye un proyecto piloto de compensación de emisiones con Carbono Azul en la Bahía de Cádiz, reforzando su compromiso ecológico.

Con casi 100 años de historia, la Zona Franca de Cádiz alberga a 397 empresas que generan 3.600 empleos directos. Su participación en foros internacionales y su vinculación con la AZFA le permiten ofrecer a las compañías ventajas competitivas, como la transformación de productos sin aranceles para su exportación fuera de la UE. "Somos un instrumento de valor en un contexto complejo", subraya González, destacando su rol como "escudo" ante la incertidumbre.

Mientras la UE prepara contramedidas a los aranceles de Trump, la Zona Franca de Cádiz se consolida como un refugio fiscal y logístico, combinando tradición comercial con innovación. Su próximo Plan Estratégico 2025-2030 buscará ampliar aún más su capacidad para atraer inversiones y diversificar mercados, asegurando su relevancia en la nueva geopolítica económica.

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Francisco J. Jiménez

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